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Aquella tarde, Aries, Libra, Géminis, Cancer y Acuario estaban en la casa de Sagitario. Hablaban y reían bastante, se supone que verían una película, pero ya nadie prestaba atención y solo estaba como ruido de fondo.
Sagitario y Acuario estaban sentados en el piso, Cancer estaba en una silla giratoria (había girado tanto que estaba punto de vomitar), mientras que Libra estaba sentada en una punta del sillón y Géminis y Aries en la otra.
–Yo ya me tengo que ir –dijo Libra, al ver lo juntos que estaban los dos últimos.
–¿Por qué? –preguntó Cancer, jugando con su cabello azul.
–Se me hace tarde –mintió la castaña, en realidad no le gustaba ver a Aries y Géminis sentados tan juntos. Siempre había sabido que la geminiana era más linda que ella, pero nunca le había importado hasta que se enteró de que a las dos les gustaba el mismo chico.
Lo que Libra no sabía era que Aries solo quería a Géminis como una hermana, pero como ella no se animaba a decirle que le gustaba y él no se daba cuenta de nada, nunca lo había aclarado. La única que sabía del enamoramiento de la castaña era Cancer, que siempre insistía en que le dijera algo al chico.
–Te llevo –dijo Aries, agarrando las llaves de su auto.
–No hace falta, prefiero ir caminando –dijo Libra, antes de despedirse con la mano e irse lo más rápido posible.
Se puso los auriculares y empezó a caminar hacia su casa, intentando no pensar en lo imposible que era que Aries gustara de ella, por lo que solo subió el volumen hasta ahogar cualquier sonido o pensamiento. "Young" de The Chainsmokers estaba sonando cuando se dio cuenta de que se había desviado y estaba en un lugar que no conocía. Apagó la música y abrió google maps, intentando ubicarse, no estaba tan lejos...
–Hola, linda –dijo una voz masculina detrás de ella.
–Libra olvidó su cuaderno –dijo Sagitario, al verlo sobre la mesa.
–Yo se lo llevo, de paso me voy a mi casa –Aries agarró el cuaderno y subió a su auto.
Como solo había ido a la casa de Libra una vez, a penas recordaba el camino. Estaba empezando a dudar de por donde se había metido, cuando escuchó un grito. Vio a la castaña rodeada por dos hombres, estaban intentando sacarle la mochila.
Aries, furioso, bajó de su auto, con su bolso de gimnasia colgado de un brazo y se interpuso.
–¿Quien es? ¿Tu novio? –preguntó uno de los hombres, burlándose. Era más alto y gordo que el otro, casi no tenía cabello, pero si tenía un bigote raro.
–Si ¿Algún problema? –respondió el muchacho, enojado.
Libra solo se escondió atrás de Aries, asustada. No le gustaba el tono del chico, parecía que iba a golpearlos en cualquier momento, pero una parte de ella deseaba que el signo de fuego los dejara inconscientes.
–Dos contra uno –dijo el otro hombre, más bajo y delgado–¿Te parece una pelea justa? ¿Por qué no te vas?
Aries sacó un bate del bolso, ya que practicaba beisbol.
–Yo diría que es más justo que dos hombres contra una mujer. –respondió, preparándose para golpear.
El bigotudo le dio un golpe en la cara a Aries, quien le dio con el bate en la cabeza con tanta fuerza que el hombre se cayó. El otro aprovechó la distracción para escapar.
–¿Estás bien? –preguntó el chico, girando hacia Libra.
Ella asintió, mirando el ojo morado del chico.
–Vamos a mi casa –dijo ella –así te pongo hielo.
Ambos subieron al auto y Aries siguió las indicaciones de la chica hasta que llegaron a su casa. Una vez adentro, ella le puso hielo en el ojo.
–¿Te duele? –preguntó, cambiando de mano porque se le cansaba el brazo por sostener el hielo.
El negó con la cabeza. En realidad, si le dolía un poco, pero no tenía por qué decírselo a Libra, estaba seguro de que ella ya se sentía lo suficientemente culpable, sus expresiones y tono de voz la delataban.
–Lamento que haya pasado esto... –murmuró ella.
–No fue tu culpa –dijo él, enderezándose.
–Si no me hubiese desviado...
Dejó la frase en el aire. Se sentía horrible. Si no se hubiese puesto celosa por Géminis, él no tendría el ojo morado. Tampoco hubiese pasado si ella no se hubiese distraído.
–Deja de hablar así –dijo él, serio –No te eches la culpa, no sabías lo que pasaría.
–Pero...
El le robó un beso, interrumpiéndola. Fue un beso corto, que ella no tuvo tiempo a corresponder, pero que la sorprendió bastante.
–No fue tu culpa –él la abrazó.
Se quedaron así un rato, con la cabeza de ella apoyada sobre el pecho de él, y Aries acariciando su cabello y besando su cabeza de vez en cuando.
No se alejaron hasta que, media hora después, le llegó un mensaje a Libra de su madre, diciendo que llegaría en diez minutos. Como no quería molestar, él decidió que era hora de irse.
Antes de que Libra pudiera cerrar la puerta, él la besó. A diferencia del anterior, este fue un beso más largo y lento, más romántico. Cuando se alejaron, él sonreía y ella estaba roja hasta las orejas. "Se ve tan linda así..." pensó Aries.
–¿Te paso a buscar mañana para ir a la escuela?
Ella asintió y él se fue.
Al día siguiente, Libra se despertó casi segura de que todo había sido un sueño. Se preparó para ir a la escuela intentando mantener sus esperanzas al mínimo, pero no podía mirar hacia la ventana mientras desayunaba, esperando ver el Gran Torino negro de Aries.
Justo cuando terminó de desayunar y sus esperanzas habían empezado a morir, escuchó que alguien tocaba la puerta. Cuando abrió la puerta, se encontró con él, esperándola tal como había prometido.
El sonrió al verla y la saludó con un beso en la mejilla más largo de lo necesario. Después, subieron al auto y fueron hacia la escuela, turnándose para poner música, ya que sus gustos eran demasiado diferentes.
Al llegar, él tomó su mano y fueron a su primera clase, historia. A Géminis casi se le cae la mandíbula de lo mucho que abrió la boca cuando los vio entrando de la mano al salón. Libra se sintió un poco mal por ella, pero el hecho de que Aries estaba tomando su mano y ni siquiera había mirado a la geminiana opacaban todo pensamiento coherente.
Este capítulo es para @Bisters espero que te haya gustado 💙
