—Te enseñaré a respetar a los hombres ajenos– continuó Taehyung, tomando un cuchillo largo —¿tanto quieres una polla? Pues te daré algo mucho mejor– sonrió maliciosa y tétricamente.

Jungkook lo observó abrir las piernas de la mujer en contra de su voluntad, usando una fuerza desmedida. Analizó un momento ese lugar y acto seguido, empuñando el cuchillo lo enterró con fuerza en la vagina, rasgando dolorosamente. Jungkook soltó una carcajada cuando la mujer chilló y se arqueó llorando hasta atragantarse. Taehyung embistió el filo del arma blanca en el interior repetidas veces, haciendo salpicar la sangre y casi hundiendo la endidura de igual forma.

La mujer se retorcía haciendo que su vientre luciera desagradable, contorneándose hasta hacerlo ver como una masa sin forma a punto de reventar. Taehyung tomó con ambas manos el cuchilló y siguió con las estocadas una tras otra, ahora parecía que el agujero sangrante engulliría sus puños por completo. Jungkook caminó a la mesa junto a la mujer, sacando filo a su cuchillo de cazador antes de acercarlo al vientre.

Cuando el rubio notó lo que estaba a punto de hacer, detuvo sus movimientos y observó jadeante y embelesado como Jungkook abría la piel, destrozando el útero y la placenta hasta sacar de su interior un pequeño y escurridizo bulto rojizo. Taehyung aplaudió dejando de lado su labor de violación y se acercó para ver como el pelinegro cortaba el cordón umbilical y tomaba incómodo al bebé.

—¡Déjame ver!– pidió y asomó el rostro —¡que horror, es una niña!– gritó decepcionado.

Jungkook le dio la bebé a él con un gesto de desagrado.

—¿Por qué no llora?– Taehyung la sacudió ligeramente.

—Tal vez sus pulmones aún no están lo suficientemente fuertes–.

Jungkook se detuvo junto a la mujer quien permanecía en estado de shock a causa del dolor, con los ojos muy abiertos y perdiendo litros de sangre. Taehyung apareció, dejando abandonada a la bebé para tomar el cordón umbilical y ponerse en la cabeza de la mujer con una sonrisa ladina.

—Siempre quise hacer ésto– confesó —Kookie ven aquí y follame mientras la ahorco–.

Jungkook rió sonoramente y se aproximó, Taehyung ya tenía los pantalones abajo cuando el pelinegro llegó a él masajeándose el pene por encima del pantalón. La vista era caliente, pensó con la adrenalina golpeando duro a través de su cuerpo, tener a Taehyung alrededor era excitante, lo hacía hacer cosas que en su vida hubiera imaginado.

No dudó mucho antes de separar los glúteos del rubio, sacando su erección para luego penetrarlo con fuerza sintiendo la opresión de aquellas estrechas paredes. Taehyung gritó y al mismo tiempo rodeó el cuello de la mujer con el cordón carnoso y bizcoso, apretando lo más que pudo. La carne se estiraba como elástico y resbalaba de sus manos a ratos por lo que enredó sus palmas y tiró mientras Jungkook lo empalaba rasgando su interior, provocando dolor, un dolor que disfrutaba.

Sonrió cuando los ojos de la mujer se volvieron rojizos a causa de los vasos sanguíneos destrozados y de su garganta salió un sonido ronco y tembloroso en busca de aire pero su cuerpo ya no se movía salvo por los espasmos incontrolables que sacudían sus músculos.

Jungkook se dedicó a besar la nuca de Taehyung, enterrando las uñas en la piel acanelada para tener mejor agarre, moviendo la pelvis con brutalidad, moliendo aquel ardiente agujero hasta que Taehyung estuvo derrumbado con el pecho contra la mesa sobre el cuerpo sin vida de la mujer.

—Ahí... Más fuerte, Kookie– lloriqueaba, mordiendo y jadeando sobre la piel fría del cádaver.

Sus manos aferrándose a la carne desgarrada que minutos antes Jungkook había abierto para sacar a la bebé, tirando de los pedazos hasta que estuvo restregándose sobre un charco de sangre y líquido amniótico. Con su propia erección golpeando y goteando sobre el rostro inmóvil de la mujer.

Las penetraciones se hicieron salvajes, tan intensas que sacaban sonidos inhumanos de Taehyung y fuertes rugidos de Jungkook quien sentía la poderosa necesidad de destrozarlo, joderlo hasta dejarlo medio muerto. El rubio lo apretaba hasta hacer que cada nuevo embiste fuera más doloroso que el anterior.

Cuando el orgasmo se construyó electrizantemente en su bajo vientre, Jungkook hundió el rostro sobre la nuca de Taehyung y mordió. El rubio gritó temblando cuando la corrida ajena se derramó en su interior, sintiendo la intensidad de la poderosa mandíbula enterrada en su piel sensible. Alcanzó entonces su propio orgasmo lanzando chorros blanquecinos sobre el rostro de la chica cuya expresión se mantenía congelada en un eterno gesto de horror, con los ojos rojo sangre, la boca desencajada y labios azulados. Siguió gritando cuando la mordida no se detuvo y jadeó al sentir la manera en la que los dientes del pelinegro se cerraban con brutalidad hasta arrancar un enorme bocado de su piel.

En medio de réplicas y lloriqueos, Taehyung usó el pecho desnudo de la mujer muerta debajo como almohada, observando los pezones hinchados llenos de leche materna justo frente a su rostro. Jungkook se incorporó ligeramente, escupiendo el pedazo de carne que había logrado arrancar de la nuca del rubio tras masticar perezosamente sin llegar a comer. Retiró el pene dejando que su semen escurriera por las piernas desnudas acompañado por un poco de sangre que caía desde el punzante interior en donde había rasgado la suave piel interna al penetrar.

Una carcajada divertida resonó en forma de eco por todo el frío sótano.

—¡Hay que hacer ésto de nuevo!– gritó Taehyung alegremente, sus ojos resplandeciendo con una ilusión casi graciosa.

Jungkook se alejó sintiendo el sabor a carne humana en sus dientes y observó la nuca de Taehyung chorreando sangre hasta su espalda, manchando el cuello de su playera. Y odiaba admitir que él también quería repetirlo. Quien diría que follar mientras asesinaban fuera así de excitante.

Sweet Killer::KVWhere stories live. Discover now