Past lives: Predestiny || HopeV «Omegaverse» 2T

Cuadragésimo quinto sueño✨

Había despertado hace un buen tiempo, mis ojos estaban abiertos, pero estos dolían y se sentían pesados, tal vez esto se debía a las lágrimas incontrolables y el llanto desgarrador que me consumió momentos atrás hasta solo hacerme caer rendido en un sueño que muy a mi pesar quise que sea para siempre.

Mi cabeza reposaba gentil y estática en el pecho aun desnudo del alfa que aún me acompañaba en la penumbra de este oscuro y solitario lugar, el aroma a café, tierra mojada y eucalipto inundaba cada porción del aire que bailaba suave alrededor de nosotros, mi nariz se arrugaba en una sensación que no podía evitar y ante eso mis manos se apretaron en puños sobre mis piernas que se hallaban un tanto flectadas.

Los brazos de este alfa acunaban por completo mi cuerpo como si yo fuera un cachorro entre ellos, una de sus manos descansaba en mi hombro, la otra se aferraba a mi cintura, su mentón reposaba sobre mi cabeza y ambos nos acurrucamos de manera natural en la piel del otro...

Era malditamente consciente de la calidez que nos apresaba, era consciente de la tranquilidad que nos acompañaba.

Era consciente de todo.

Pero, aunque fuera consciente de cada sensación, de cada sentimiento, de cada verdad, no podía barrer lejos la sensación amarga, el mal sabor de boca... Mi consciencia.

Tanto fue mi malestar que sentí mi estomago revolverse y el sentimiento de querer devolver todo lo que había en él se me hicieron, más que reflejo, necesarias.

¿Qué hice? ¿Qué hice? ¿Qué hice? ¿Qué hice? ¿Qué hice?

Y la pregunta que empezó reproduciéndose en un bucle infinito dentro de mi conciencia en forma de susurros inaudibles terminó convirtiéndose en gritos desgarradores que dolían, que hacían trizas mi alma y en presencia de Hoseok quien ajeno a todo, quien dormía en tranquilidad, empecé a quebrarme un poco más en el paraíso de sus brazos.

Dolía... Dolía de una manera en que pensé nada podría compararse.

¿Lo peor? Lo peor es que era mi culpa... Todo este tiempo lo fue.

Y entonces, empecé a llorar una vez más, maldiciéndome, odiándome y aborreciéndome como nunca lo había hecho antes, por ser así de débil, por ser estúpido y solo llorar... Con mis manos raspe y casi rajé mis ojos al tratar de hacerme el fuerte, dolió, pensé que sangraría, no obstante, eso no ocurrió.

Lo que ocurrió fue que el cuerpo debajo de mi se movió algo inquieto.

La mano que reposaba en mi cintura apretó su agarre lo suficiente para no hacerme daño y todo mi cuerpo tembló porque empecé a recordar lo que había pasado entre los dos, mi respiración se agitó levemente y mi boca se secó, tuve que cerrar mis ojos para calmarme, pero eso sería imposible si yo seguía aquí, entre sus piernas, sintiéndolo tan cerca de la manera más íntima posible.

Yo tenía que salir de aquí, yo tenía que irme, tranquilizarme y pensar... Pensar mucho más que cualquier otra cosa.

Esperé unos segundos, los suficientes para asegurarme que el sueño de este alfa seguía imperturbable, luego de eso una de mis manos tomó la suya, traté de ignorar las cosquillas en la punta de mis dedos y quité cuidadosamente la unión que mantenía con mi piel... Un suspiro abandonó mis labios y mis ojos miraron su mano, entreabierta, abandonada... Solitaria.

No pude evitarlo, mis dedos buscaron los suyos y los entrelacé superficialmente sintiendo esa presión en el pecho que me gritaba que no quería dejarlo ir... No quería, no quería y no quería, tal como un niño que hace rabieta.

Pero era necesario, obligatoriamente necesario.

Lo solté, como el agarre de una cuerda, tan fuerte y persistente que te hace daño pero que debes obligadamente soltar, antes de que sea tarde y te hiera, te queme y haga daño.