Epílogo

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Volver a la realidad, se sentía demasiado extraño para mí. En realidad, ni siquiera me alegraba ver a mi familia, quienes no dejaban de decir cosas desagradables respecto a Jimin, por más que había intentado decirles que nada de eso era cierto y él era una buena persona, porque sí, después de todo, él solamente fue un chico que fue cegado por los deseos de venganza y estaba dispuesto a cambiar su vida.

Las entrevistas me tenían harta, así como las continuas visitas al psicólogo, porque mi familia insistía en que no me encontraba bien y debía dejar de llorar por ese "maldito bastardo", pero, ¿cómo no voy a llorar si no sé nada de él? La última vez que lo vi, estaba herido y casi no era capaz de moverme.

—Señorita, usted ya no está junto a él, puede ser libre, no hay nadie que la retenga y obligue hacer cosas que no quiere —la psicóloga me sonreía, pero solamente tenía ganas de propinarle una bofetada.

¿Cómo se atrevía a decir algo así?

—Él nunca me obligó a nada —la vi con repudio —. Me quedé junto a él porque quise y eso es todo.

—¿Qué cosas le dijo él para que lo hiciera? ¿La amenazó...?

—¡Cierre la maldita boca de una vez! Usted no sabe nada. Simplemente pude regresar con mi familia, pero no quería hacerlo, desde ese momento, debió tomarse prácticamente como que escapé de mi casa para estar con él. Ahora déjeme en paz —me levanté.

—Señorita, tome asiento, por favor —ella intentaba lucir tranquila.

Abrí la puerta para salir del consultorio, pero mi mamá se acercó con enojo y me empujó para hacerme entrar nuevamente.

—¡Me tienen harta! Dicen lo peor de él, cuando nunca me obligó a nada ni anduvo controlando todo lo que hacía. Hablan de una maldita libertad, cuando no me dejan ni un segundo sola y pareciera que tampoco tengo derecho a escoger —sentí un fuerte golpe en mi mejilla, que me hizo tambalearme un poco.

—¡Eres una malagradecida, Soo Min! Hacemos todo esto por ti —mi madre vociferó.

—¿Y cuándo dije que lo quería?

—Señora, puede retirar la receta de los medicamentos para su hija —como si fuera poco, la psicóloga se volvió a meter en lo que no le importa.

A ella solo le pagan, no le interesa lo que yo siento, lo que quiero o cualquier cosa que me involucre, solamente quería que dejara de pensar en el "malvado" hombre que me sometió a hacer su voluntad.

Mi mamá me arrastró fuera del lugar, sin importar que me estuviera lastimando.

—No sé qué diablos haré contigo, Soo Min, creo que lo mejor es que te interne en un psiquiatra.

—Claro, así es como me demuestras lo mucho que me quieres y me extrañaste. Es curioso, porque a quienes tratan como un monstruo, nunca lo fue conmigo, en cambio ustedes, que se creen las víctimas, lo son conmigo —me deshice de su agarre e intenté ingresar al auto, pero todo se puso borroso y me desmayé.

Apenas abrí mis ojos, observé el lugar con confusión. Las paredes eran celeste claro y la mayoría de objetos eran blancos, además, tenía una vía intravenosa en uno de mis brazos.

—Oh, ya está despierta —una enfermera me sonrió —. Llamaré al doctor.

—Espere, no deje que nadie más entre, por favor —supliqué y ella solamente asintió.

Extrañamente, al encontrarme sola, me sentía aliviada. Desde hace un mes, mi supuesta familia no me dejaba tener paz, no me dejaban ni un segundo sola, lo que me estaba enloqueciendo.

Play with me // Jimin // En ediciónWhere stories live. Discover now