Capítulo 12 // Editado

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Aparentemente estaba destinada a no dormir durante esa semana. Unos gritos en medio de la noche imposibilitaron que pudiese conciliar el sueño otra vez. Eran tan desgarradores que me estremecían, me daban la sensación de que asesinaban a un indefenso animal; sin embargo, al encender la lámpara se detuvieron, incluso deliberé si había sido una simple pesadilla, aunque se escucharon muy vívidos.

Cuando me levanté sentí el helado cemento bajo las plantas de mis pies, pero la sensación acabó al ponerme las pantuflas. Busqué la pequeña linterna que Jimin me dio días atrás. Abrí la puerta con sigilo y comencé mi recorrido por él gélido castillo, mientras me abrazaba a mí misma en un intento de obtener un poco más de calidez. Fue una mala idea salir sin abrigo y me daba pereza regresar por uno.

No escuché absolutamente nada que me guiase hacia alguna dirección para iniciar con mi búsqueda. Entonces sí fue un sueño... Mi mente comenzó a ser invadida por los recuerdos de eventos paranormales, así que me arrepentí de tomar la tonta decisión de abandonar la habitación por simple curiosidad, ¿en qué estaba pensando? Ahora no quedaba más que cobardía, me daban pánico las sombras formadas por los antiguos objetos, al igual que los retratos colgados a las grisáceas paredes.

Seguramente el extraño ente estaba en algún lúgubre rincón burlándose de mi cobardía. ¿Por qué era tan terriblemente asustadiza? Por más que intentaba demostrar lo contrario, creara mil y una excusa para evitar la realidad, todo se quedaba en mi cabeza y no dejaba de darle vueltas.

Sí, definitivamente fue una pésima idea. Me devolví a mi habitación, pero antes de entrar la puerta se cerró de repente. Quería golpearme a mí misma por atraer la mala vibra con mis pensamientos. Hice el banal intento de abrirla. Parecía que había sido cerrada con seguro. Alumbré los alrededores con la esperanza de hallar algo para abrirla, pero la bombilla estalló de la nada, justo como pasó con la de la habitación de Jimin.

Lo que sea que fuera estaba allí y podía sentirlo. Involuntariamente todo mi cuerpo comenzó a temblar y los vellos de mis brazos se erizaron. Oí una risa macabra detrás de mí, acompañada por un susurro "Busca", aunque se esfumó con rapidez. Mis piernas comenzaron a flaquear. Mi instinto de supervivencia me impulsó a hacer nuevamente el intento de abrir la puerta, pero seguí sin obtener resultado.

Corrí a la habitación de Park y abrí la puerta, no estaba allí. ¿Por qué no estaba justamente cuando más lo necesitaba? Salí a ciegas por el conocido y a la vez no tanto pasillo, la luna, asomada por la ventana, era mi única compañera. Buscaría a Jimin en el primer piso, mientras hacía mi recorrido, observé algunas de las puertas que solían estar cerradas, me di cuenta de que una de ellas estaba por fin abierta. Varias candelas iluminaban el espacio, había dos escaleras, unas hacia arriba y otras que iban hacia abajo, ambas poseían una que otra vela en los candelabros de las paredes.

Mis decisiones no solían ser las mejores y en esta ocasión el temor mezclado con adormilamiento me indicaba que podía ser peor. Esperaba no arrepentirme de elegir las gradas descendentes. Lo único positivo era que ya no estaba a oscuras. El único sonido perceptible era el de mis pisadas, pero cesó cuando llegué a una especie de pasadizo donde había tres puertas y al final más gradas. Fui ingenua al creer que solo había uno, después de todo, la mansión era gigantesca.

Traté abrir las tres puertas, solo una de ellas estaba abierta y era una simple habitación con muebles cubiertos de plástico, seguramente para que el polvo no los invadiera. La última opción era seguir el rumbo de las escaleras, pero llegué a un punto donde no había más candelas, por lo que agarré la última y bajé. Me topé con la sorpresa de que no había nada, todo estaba vacío. ¡Qué decepción! Tanto para nada.

Al girarme, divisé una silueta a la mitad de las escaleras, estaba recostada contra la pared. De pronto, contorsionó su cintura y colocó sus manos sobre las gradas, parecía una araña. Comenzó a bajar con fugacidad. No lograba procesar lo que estaba aconteciendo, y mucho menos comprendía aquella posición anormal. Algo que lo excura era inexistente, ningún humano era capaz de hacer algo así.

Play with me // Jimin // En ediciónWhere stories live. Discover now