Capítulo 7 / Editado

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—No, por favor. ¡Mamá, papá! —el desgarrador grito de Jimin me hizo despertar.

—Jimin —lo llamé y lo moví ligeramente con preocupación.

—¡No me toques! —gritó horrorizado y alejó mi brazo.

Me moví para evitar que me golpeara y él se sentó inmediatamente. La oscura habitación no me permitía ver nada más aparte de su silueta, pero su respiración pesada me indicó que estaba alterado.

Vi su pecho subir y bajar, después abrazó sus rodillas y comenzó a llorar. Debía aceptar que verlo de esa manera movió algo en mí. Nunca lo vi tan frágil... tan vulnerable.

Me acerqué nuevamente a él por impulso y lo abracé. Continuó llorando por algunos minutos. En cuanto se tranquilizó un poco me dijo:

—Prométeme que nunca vas a dejarme Soo Min —se apartó, tomó mi rostro entre sus manos y me vio a los ojos.

Mi visión se adaptó a la oscuridad, por lo que fui capaz de contemplar su expresión de tristeza. Verlo de esa manera me hacía sentir tan culpable. Su rostro generalmente era decorado por una sonrisa, pero en aquella noche había sido reemplazada por una mueca de angustia, sus labios gruesos formaban una línea recta y sus hermosos ojos, se encontraban enrojecidos. Estaba herido. Su pasado era más perturbador de lo que llegué a imaginar.

Lo abracé nuevamente y él me correspondió el abrazo mientras susurraba un "Gracias". Tomó nuevamente mi rostro entre sus manos e inmediatamente me sentí nerviosa, en esta ocasión la sensación fue distinta, más íntima, como si hubiese desnudado su corazón ante mí. Curvó sus labios ligeramente y besó mi frente con dulzura.

Algunas veces creía que el chico tenía una especie de poder de hipnótico, ya que me hacía responderle de forma afirmativa, aunque quería responderle lo contrario. Además, su rostro angelical no ayudaba mucho, y menos cuando se encontraba en un estado similar al de ahora.

Ambos nos acostamos nuevamente y lo rodeé con uno de mis brazos, lo observé por varios minutos hasta que finalmente cayó profundamente dormido.

***

Unos golpecitos en la puerta me hicieron despertar nuevamente. Esta vez la habitación se encontraba invadida por los rayos del sol. ¡Vaya noche tan larga!

Nini me observó y después se dirigió a mi acompañante. Vi que sonrió en una fracción de segundo y posteriormente lo llamó:

—Jimin, Nam vino con su padre.

El chico se levantó con una gran sonrisa y sin replicar corrió hacia el armario.

Desconocía quiénes eran los susodichos, pero a juzgar por su comportamiento, les tenía mucho cariño.

—Soo Min, ponte una ropa cómoda. Hoy es día de jardinería —lanzaba ropa por toda la habitación como si se tratara de un torbellino.

—Cuando se vistan, los esperaré en la cocina. El desayuno está listo —anunció Nini.

Antes de que saliera de la habitación, salí con ella en un intento de mantener una conversación privada. Cuando estaba con Jimin sentía que hablaba con una persona no tan cuerda por las cosas que me decía. En algunas ocasiones sentía que estaba teniendo alucinaciones.

—Has tomado la decisión correcta —me sonrió.

—Eso espero— le contesté nerviosa.

¿A caso enamorar a un secuestrador mentalmente desequilibrado para ganarme su confianza sonaba como una buena idea? Absolutamente no, una parte de mí se sentía horrible por jugar con sus sentimientos, mientras la otra me gritaba que esa era mi única esperanza para salir de ahí.

Play with me // Jimin // En ediciónWhere stories live. Discover now