Capítulo 23

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Mis manos temblaban un poco, pero aun así me las arreglé para tomar con una de ellas y la otra la punta del mismo, para luego deslizarlo por su miembro.

—Acaríciame más, por favor —susurró Jimin.

Tenía vergüenza, ni siquiera era capaz de hablarle mucho, y mucho menos acariciarlo de la manera que me gustaría, porque aunque casi no lo hacía, mis dedos deseaban acariciar su suave piel, para observar su reacción.

Jimin me sacó de mis pensamientos. Tomó mis manos y las llevó a distintas partes de su cuerpo; su abdomen, muslos, cuello, rostro, espalda... pero después de un tiempo dejó que lo hiciera sola. Cerró sus ojos y permaneció con sus gruesos labios entreabiertos, dando leves suspiros y de vez en cuando relamiéndolos.

—No seas tan tímida conmigo. Estaba pensando que en realidad —abrió sus ojos, y mordió ligeramente su labio inferior.

Me sentía tan intimidada por él. Me resultaba tan irreal experimentar por primera vez algo tan íntimo y con un hombre como él.

—Me has dejado con muchísimas ganas desde tiempo atrás, princesa —dejó un beso en mi cuello, mientras acariciaba mi espalda delicadamente —debería ser yo quien te castigue —murmuró en mi oído, para después morder ligeramente el lóbulo de mi oreja.

Me recostó nuevamente y abrió mis piernas para colocarse entre ellas. Jimin se inclinó hacia mí para besarme, pero nuestras intimidades se rozaron en el proceso. Se enderezó y comenzó a introducir su longitud. Era lento, pero cuidadoso, observándome de vez en cuando para cerciorarse de que todo estuviera bien.

En un inicio comencé a sentirme bastante incómoda, y conforme se introducía, el dolor comenzó a invadirme. Se detuvo y me observó con preocupación, mientras tomaba mis manos entre las suyas. Continuó su acción, pero se detuvo nuevamente en cuanto dejé escapar un quejido que no había logrado retener.

—Soo Min, ¿te estoy lastimando? —me preguntó preocupado, al observar algunas lágrimas deslizarse por mis mejillas, las cuales no tardó mucho tiempo en limpiar.

—No... no importa, sigue.

—Si hacerlo implica lastimarte, me niego. Entonces no quiero hacerlo Soo Min —se alejó, sacando su longitud de mi cuerpo —Podemos besarnos, acariciarnos...

—Jimin —tomé su mano y lo atraje a mi cuerpo —Solo sigue. Dicen que eso solo pasa las primeras veces.

—¿Primeras? Entonces no.

Me senté y comencé a besarlo. Sus besos bastaban para darme cuenta de que él en serio quería hacerlo, además de que sentía sus manos en mi cintura temblar, aunque todo eso lo ocultó con una sonrisa.

Él iba a quitarse el preservativo, pero lo detuve. Acaricié ligeramente su miembro al igual que sus testículos, generando que su respiración fuera entrecortada y su pecho subiera y bajara con mayor velocidad.

—De... detente, por favor —suplicó, mientras gemía ligeramente. Me excitaba.

—Solo hazlo —me acosté nuevamente.

Asintió sin estar muy convencido, pero accedió. Introdujo nuevamente su miembro, y aunque quería cerrar mis ojos no podía hacerlo, la escena de Jimin de ese modo, no tenía precio. No quería despegar un solo ojo de él, perdiéndome alguno de sus maravillosos gestos. Nuevamente se detuvo y me observó.

—Lo siento, lo olvidé. Dijiste que estas cosas eran de parejas. Soo Min, en serio te amo, nunca me había enamorada de nadie, eso probablemente lo sabes —rió ligeramente —Yo en serio quiero que estemos juntos, y no precisamente de este modo, sino que... para siempre. Me haces sentir tan vivo y feliz, le diste color a mis aburridos días grises. ¿Quieres... quieres ser mi novia? —preguntó con sus mejillas sonrojadas.

Play with me // Jimin // En ediciónWhere stories live. Discover now