Capítulo 25

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El día era hermoso, asoleado pero fresco. Algunas hojas caían desde la copa de los árboles, creando un crujido al ser pisadas. Jimin extendió una manta y colocó la canasta, sacó el contenido de esta y lo dispersó. Se quitó los zapatos y me hizo una seña para que hiciera lo mismo.

—Me hubiese gustado llevarte a un mejor sitio, querida Soo Min —dijo entristecido —, pero supongo que es mejor esto a que te alejen de mí por toda la vida, mi única opción sería morir si eso llegase a pasar...

—No digas esa clase de cosas, nada de eso sucederá —odiaba cuando comenzaba a ser pesimista y decía cosas hirientes.

—Un melocotón para ti —tomó el trozo con los palillos y lo colocó en mi boca —. No sé si comer las cerezas, después piensas cosas indebidas de mí.

Estuve a punto de ahogarme con el trozo de melocotón, pero su semblante serio me hizo reír. Claro, como que si él no lo hiciera.

—Por cierto, no deberías decir frente a Nini o alguno de tus amigos lo que hacemos.

—Ay, pero es que se me salió. Quería demostrarles que ya no soy tan niño, estoy creciendo —se cruzó de brazos y le dio una mordida al pastelillo de vainilla con cobertura de fresa.

—Sigues jugando con muñecas y bebes té con tus juguetes.

—Pero eso es muy diferente, no todos harían algo como eso, no es de niños ni de alguien con madurez, va más allá de todo. Si tan solo supieras lo que es jugar con muñecas, esas muñecas, porque yo no juego contigo como lo hago con ellas, de todas formas eres tú quien juega conmigo.

Y nuevamente él estaba diciendo como un tipo de trabalenguas que solo él lograba comprender. Aunque sabía que había algo más detrás de aquellas palabras no lograba descifrarlas. Varias de nuestras conversaciones se quedaban grabadas en mi cabeza, durante la noche intentaba dar con alguna respuesta, pero nada.

Ahora estaba pensando que el síndrome mencionado tiempo atrás por la psicóloga se relacionaba con los sucesos traumáticos que había experimentado en su niñez y adolescencia, justificando su muy extraña actitud. El problema es que no sabía cómo tocar ese tema con él sin llegar a lastimarlo, lo ocultó ante mí por tanto tiempo que me daba la idea de que no es uno del cual le guste mucho conversar.

—¿Alguna vez viste un psicólogo?

—Cuando era niño —respondió con simpleza y bajó su cabeza. Como era de esperarse, cambió el resto de la conversación, expresando su alegría al no encontrar más de los conejitos muertos.

***

—Jimin, me llamaron hace un rato. Tu pedido está listo —Nini le informó en cuanto regresamos de nuestro "picnic".

—Lo siento Soo Min, debo dejarte. Tal vez podamos ver la película mañana —me sonrió apenado.

Él se había vuelto más dulce desde que me convertí en su novia, además no le gustaba la idea de alejarse de mí y le aterraba todavía más que me alejaran de él.

—Nini, quiero ir con mi novia —se cruzó de brazos, moviendo su torso ligeramente a la derecha y luego hacia la izquierda en repetidas ocasiones.

—No puedes, ya Namjoon te lo advirtió.

—Policías tontos —zapateó y salió.

—Y con esa actitud dice que ya es grande —Nini rió, continuando con la limpieza de la cocina.

—Nini, ¿sabes dónde está la biblioteca? Tengo ganas de leer un nuevo libro.

—Claro cariño, aunque no creo que sean muy nuevos. Sube al cuarto piso e ingresas a la tercera puerta de la izquierda, luego a la única que hay en la derecha.

Play with me // Jimin // En ediciónWhere stories live. Discover now