¿Por qué no hiciste nada?

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Jade volvió de esos desagradables recuerdos y se dio cuenta de que se había tomado dos copas de champán y que no se sentía muy bien. No debía haber bebido con el estómago vacío.

Se preparó un buen baño caliente y se metió en él para relajarse.

Cuando salió del baño, se mareó. Fue a envolverse en una toalla, pero perdió el equilibrio y cayó al suelo. Gritó.

—¡Dios mío!— Esa fue la primera noticia de la entrada de Perrie en el baño, junto con la orden de que no se moviera. Luego, unas manos exploraron su cuerpo para ver si estaba herida.

—¿Es que no has tenido ya bastante de eso? —le preguntó Jade enojada pero sin fuerzas.

—Puedes haberte roto algo. Te oí gritar...— dijo Perrie aún pasandos sus manos por el cuerpo de la morena.

—¡Vete!— la corrió.

—Te voy a poner cómoda aquí en el suelo y luego voy a llamar a un médico.—

—Eso sería una tontería.— Jade apoyó las manos en el suelo y se levantó lentamente. Se dio cuenta de que no se habia hecho daño, pero la cabeza seguía dándole vueltas.

Perrie se dio cuenta de lo que le pasaba en realidad y la sujetó mientras ella vomitaba en el retrete.

Se estaba comportando generosamente cuando a ella lo que le hubiera gustado era que la dejara en paz. Le pasó un paño húmedo por la frente y le murmuró cosas que parecieron frases de preocupación en griego.

—Estoy borracha —gimió ella.

—No, te has mareado por el movimiento del barco. Debería haber pensado en ello. Voy al botiquín a por algo que te haga sentir mejor.— La llevó de vuelta a la cama, la envolvió en una toalla y luego la arropó con el edredón.

—Si te hubiera llevado antes a navegar, estarías más preparada para esto —dijo la rubia divertida.

—¿Y por qué no lo hiciste?—

—Por Leonard. Tu abuela y tu tío se ahogaron en el mar. Tu abuelo no confiaba en que una adolescente pudiera cuidar bien de ti en el agua y, con semejantes pérdidas en la familia, ¿cómo iba a poder discutir con él?—

Cuando Perrie la dejó sola, Jade pensó en esas palabras. Era una explicación tan sencilla a que nunca la hubiera llevado a navegar y nunca se le había ocurrido.

Cinco minutos más tarde, Perrie reapareció con un vaso de agua y una pastilla. Se sentó en la cama a su lado mientras ella se la tomaba. Vestida con unos vaqueros negros y camiseta beige parecía más joven, más cercana y más atractiva de lo habitual.

—Ahora me pondré mejor, ya me puedes dejar.—

—No, me quedaré hasta que te duermas.—

Entonces, Jade le preguntó algo que la intrigaba.

—Si me deseabas tanto hace diez años, ¿por qué no hiciste nada?—

—Sé realista, Jade. Si tu abuelo hubiera descubierto que nos acostábamos, te habría mandado inmediatamente de vuelta a casa. Yo no quería ser responsable de causar otra ruptura familiar, ni te quería a ti lejos. ¿Quieres alguna otra razón? ¿O la simple verdad de que yo realmente quería esperar a que estuviéramos casadas?— Jade estaba tan desconcertada por la facilidad con la que Perrie le estaba ofreciendo esas explicaciones, que no dijo nada. Y también lo estaba porque Jesy le había mentido. Perrie la encontraba atractiva. Y mucho. Lo que pasaba era que, entonces, Perrie había sido una adolescente muy sensible e inteligente.


Capítulo corto, los leo.

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