El día de la boda

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Almorzaron en uno de los restaurantes más caros de Londres y luego Perrie las acompañó de vuelta a su casa, donde Norma se disculpó diciendo que se iba a echar un rato.

Una vez a solas, Perrie le dijo a Jade.

—Llévala a un especialista antes de la boda. Nunca pensé que lo pudiera decir, pero tu abuelo es terco hasta la crueldad. ¿No sabe cómo ha estado viviendo tu madre?—

—No le interesaba saber cómo ni dónde estábamos viendo. Ni nada de nosotras. Perrie, escúchame, por favor. ¿Cómo vamos a poder vivir juntas sintiendo lo que sentimos la una por la otra?—

—¿De dónde has sacado la idea de que vamos a hacer eso? —le preguntó Perrie duramente. —¿De verdad te crees que yo voy a querer vivir con una mujer como tú?—

—No entiendo...— Perrie rio secamente.

—Yo tengo algo de orgullo. Compartiré mi cama contigo, ¡pero nada más!—

* * * * * * * * * * * * * * * 

La mañana del día de la boda, Leonard Thirllwall llegó al apartamento de Perrie.

Jade no oyó su llegada y estaba buscando a su madre, por lo que salió de la habitación de invitados envuelta en una bata. Oyó la discusión en griego y echó un vistazo. El rostro de su abuelo estaba convulso por la emoción mientras tomaba las dos manos de su madre. Jade se retiró por donde había llegado.

Se alegraba por su madre de que se estuviera produciendo una especie de reconciliación, pero su abuelo la había dejado para el último momento y estaba segura de que era solo a causa de la boda.

Una semana antes, habían firmado el contrato prenupcial, cosa que ella no se había molestado en leer. Mientras su madre tuviera su futuro asegurado, a ella le daban igual los arreglos financieros para ella. Ya tenía todo lo quería y estaba dispuesta a demostrarle a su novia que no era avariciosa.

Con un poco de suerte, cuando Perrie se diera cuenta de ello, ella también dejaría de serlo y pensaría que esa ridícula idea de concebir un hijo con ella era innecesario ya que ella solo tenía veintinueve años. Como solo había hablado con Perrie por teléfono en las últimas dos semanas, había conseguido recuperar un poco la calma. Ahora estaba segura de que Perrie se atendería a razones.

—Querida, lo siento, he perdido la noción del tiempo —le dijo su madre cuando entró en su habitación.

Jade sonrió.

—Sabía que había venido mi abuelo y pensé que tendríais mucho de qué hablar.— De un día para otro prácticamente su madre había cambiado mucho. Estaba comiendo mejor, durmiendo mejor y había recuperado el interés por la vida. Era cierto que seguía frágil, pero los especialistas le habían dicho que lo que necesitaba era una vida sin preocupaciones ni estrés.

—Estas preciosa. No me extraña que esta vez Perrie esté ansiosa por casarse contigo. Estoy segura de que ella te devolverá la confianza en ti misma.—

Cuando salió, su abuelo dijo que quería acompañarla al altar. Cuando entraron en la limusina Leonard le dijo:

—He sido muy duro con tu madre. Pero lo arreglaré a partir de ahora. Si quiere, se puede venir a vivir de nuevo conmigo.—

—Muy bien —respondió ella fríamente.

—Eres una mujer muy terca, Jade. Te pareces mucho a mi última y muy amada esposa, pero solo en eso.—

—Gracias... creo.—

—Realmente no quiero saber cómo han llegado Perrie y tú a esto.—

—Bueno...— Leonard la interrumpió alzando la mano, a modo de alto.

—Pero siento que mi deber es advertirte de que puedes tener problemas con tu futura familia.—

—¿Perdón?—

—A los padres de Perrie no les ha gustado mucho esto, pero no me cabe duda de que, con el tiempo, lo aceptarán. Siento lástima por ella. Era una familia muy unida.—

Hasta que decidió casarse con una zorra, pensó Jade sintiéndose rechazada. En su momento, los padres de Perrie le habían caído bien, lo mismo que su hermano pequeño, Jonnie, que solo tenía diez años entonces.

—Aunque deben de sentirse un poco aliviados por que haya terminado su otra relación....—

—¿Qué otra relación?—

—Solo estaba pensando en voz alta.— Jade pensó que Perrie debía de haber tenido una relación con  quizá con algún hombre malviviente o  una mujer menos adecuada que ella. Bueno ¿y a ella qué le importaba?

La iglesia estaba llena de flores que dejaban su aroma en el aire. Perrie se volvió desde el altar para verla acercarse, tan atractiva que cortaba la respiración. El corazón le dio un vuelco. ¿No loahabía amado una vez? ¿No había sido ese su sueño? ¿Cómo había salido todo tan mal?

Se trataba de una ceremonia por el rito griego. La madrina de Perrie llevaba la voz cantante en ella y los anillos fueron bendecidos e intercambiados. Luego les pusieron unas coronas de flores en la cabeza y bebieron del mismo cáliz.

Para cuando todo terminó, Jade se sentía como una novia de verdad y muy confusa por la sensación.

Cuando salieron de la iglesia, dijo impulsivamente.

—No me esperaba algo como esto. Ha sido una hermosa ceremonia.—

—Celebrar la herencia cultural de uno está de moda. Y también es una buena forma de personalizar la imagen empresarial.— Jade se tensó. —Pero creo que esta noche voy a disfrutar de mi novia —añadió ella. Jade se ruborizó y la miró airada.

—¡No vas a disfrutar de mí!— Una vez dentro de la limusina, Perrie la miró divertida —Lo digo en serio —le advirtió Jade.

Perrie le agarró una mano y la castaña se soltó, pero la ojiazul también podía ser terca la tomó en brazos.

—¿Qué me decías?—

—¡Que me sueltes!—

—Cuando esté lista. Qué piel tan hermosa tienes...— El corazón le latió fuertemente a ella.

—¿Vamos ahora a la recepción?—

—Gracias por recordármelo.— Sin soltarla, Perrie tomó el teléfono del coche y habló en griego con el conductor.

Luego le dedicó de nuevo toda su atención a ella.

—Por favor, deja que me siente en mi asiento.—

—Vas a tener que mejorar esa actitud, Jade. No me gusta.—

—¿Y crees que me importa algo lo que te gusta a ti?—

—Te lo voy a enseñar gratis. Después de todo, espero disfrutar de los resultados. Y ahora ¿dónde estábamos?— le preguntó la ojiazul acariciándole la mejilla. —Tienes una boca muy lujuriosa, Jade...— La castaña se estremeció y el calor le invadió el vientre. Todos sus sentidos se centraron en ella y, lenta e inconscientemente, le puso una mano en el rubio cabello, haciéndola acercarse...


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Appearances|| Jerrie ✔️Wo Geschichten leben. Entdecke jetzt