Primer contacto

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—¿Cómo me puedo poner en contacto contigo? —le preguntó Perrie.

Ella se tensó y lo que le quedaba de orgullo reaccionó.

—Te daré un número de teléfono, pero no es el mío. Me puedes dejar allí cualquier mensaje.—

—¿,A qué viene ese secretismo?— Jade ignoró esa pregunta y le escribió el número de una vecina

—Me marcho— dijo sabiendo que no le quedaba nada más que decir.

Perrie se encogió de hombros.

Cuando salió del despacho, se cruzó con Damianos.

—No me ha comido viva —le dijo ella sonriendo débilmente, ya que ese hombre siempre le había caído bien.

—Lo hará. Pero eso no es asunto mío, señorita Thirllwall.—Antes de entrar en su casa, se pasó por la de la vecina para decirle que Perrie le iba a dejar un mensaje.

Pero tres días más tarde, ella no la había llamado.

***

Una semana más tarde, Jade estaba de vuelta del correo, donde había dejado otro montón de solicitudes de trabajo, cuando vio que la vecina la llamaba desde el otro lado de la calle.

Jade sonrió y cruzó la calle.

—Han llamado esta mañana.—

—¿Qué?— Jade repentinamente sintió que se le secaba la boca.

—Me han dicho que vayas esta noche, a las ocho, a su despacho.— Jade tragó saliva.

—Gracias.—

—¿Una entrevista de trabajo?— inquirió la vecina queriendo saber de más.

—Algo parecido.—

—Bueno, yo me quedaré con tu madre. Sé que no le gusta estar sola después de anochecer.— le ofreció.

Mientras se preparaba para la cita, Jade se preguntó si su ex novia repararía en su aspecto.

¡Una novia que, cuando lo había sido, ni siquiera había tratado de propasarse con ella!

Lo cierto era que, después de ese desastroso viaje a Grecia, ella había perdido toda su confianza en sí misma.

Su madre le había enviado todos los años una tarjeta de felicitación a Leonard, incluyendo una foto de Jade, a la que había llamado así por su abuela. Su abuelo no había respondido nunca, pero siempre había sabido dónde estaban viviendo. Cuando Jade cumplió los dieciséis, llegaron noticias de Leonard. Una carta seca de tres líneas informándoles de la muerte del hermanastro de su madre, Andreas. La primavera siguiente, una carta igual de escueta invitaba a Jade a Grecia para que conociera a su abuelo.

Había aceptado aunque la invitación no incluía a su madre, ya que ambas habían creído que lo haría en su momento.

Jade no se había dado cuenta realmente de lo rico que era su abuelo hasta que la fue a recoger al aeropuerto una limusina con conductor para dejarla en una magnífica villa en las afueras de Atenas.

Nada más conocerse, Jade se dio cuenta del desagrado de su abuelo al encontrarse con una nieta que solo entendía algunas palabras de griego. Y, a pesar de que Leonard hablaba bien el inglés, había sido un extraño para ella, un extraño seco y desagradable que le había dicho que no mencionara a su madre en su presencia. Pocas horas después de su llegada, Jade estaba ansiosa por volverse a marchar.

Al día siguiente, Leonard la había mandado de compras con la esposa de uno de sus colegas de negocios.

A ella le dio la impresión de que su abuelo se avergonzaba de su aspecto, pero la compra de una gran cantidad de ropa nueva y cara le había resultado muy excitante, aunque toda fuera tan conservadora, que a ella le pareció que estaba siendo cuidadosamente preparada para dar una buena impresión.

Al siguiente día, Leonard le dijo que había invitado a casa a algunos jóvenes por la tarde, para que pudiera hacer amigos de su edad. Mientras ella se preparaba en su habitación, llamaron a la puerta y una preciosa morena con enormes ojos castaños y expresión amigable asomó la cabeza.

—Soy Jesy Nelson. Mi tía te llevó de compras ayer —le dijo.


Capítulo corto, lo lamento estoy atoradísima de tarea.

Appearances|| Jerrie ✔️Where stories live. Discover now