¡Compite, si puedes! Round 1

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Jade alejó esos recuerdos de su mente cuando el helicóptero empezó a descender sobre Southampton. Cuando aterrizó sobre el helipuerto del yate de Perrie, Jade se quedó impresionada del tamaño del barco. A Perrie siempre le había gustado mucho el mar, pero diez años atrás, no había compartido ese interés con ella. De hecho, nunca la había llevado a navegar.

Cuando trató de salir del helicóptero con el incómodo vestido de novia, Perrie la tomó en brazos y la metió dentro de la cabina.

Un hombre mayor con uniforme de capitán les dio la bienvenida con una amplia sonrisa. Perrie le presentó a Jade después de dejarla en el suelo, ambas habían tenido problemas para descender con sus vestidos tan vaporosos. El interior del yate era tan lujoso como cabía esperar y ella la condujo hasta el salón principal.

Perrie le explicó que el barco estaba pensado para ofrecer todas las comodidades de una casa y así ella podía vivir y trabajar en él por largos periodos de tiempo.

—Mañana te enseñaré todo el barco, si quieres —le dijo.

Luego la miró de arriba abajo y añadió.

—Eres una novia preciosa.—

—¡Por favor! Guarda esos cumplidos para las demás.—

—¿Perdona?—

—Ya me has oído —respondió la castaña mirándola desafiante.

—Hoy tú te has transformado en mi esposa...—

—Sí, pero no es necesario para mí compartir la cama contigo.—

—Muy bien —dijo la ojiazul secamente y se alejó de ella — ¿Vienes?—

—Oh...—

Así que ahora iban a alguna otra parte, pensó ella.

—No vas a poder volver a cambiar de opinión —le dijo Perrie cuando la alcanzó.

Se dirigieron de nuevo a la cubierta donde, había aterrizado el helicóptero. Había tres hombres trabajando en él y, cuando las vieron, el piloto se les acercó.

Perrie le dijo algo en griego, el hombre puso cara de sorpresa y asintió. Luego volvió al helicóptero a darles instrucciones a los demás.

—Vamos a ver lo valiente que eres —le dijo Perrie a ella—. Vas a ser el hazmerreir de la gente.—

—¿A qué te refieres?—

—Si te devuelvo a Londres y te arrojo a los de pies de tu abuelo, eso sorprenderá a muchos de nuestros invitados, pero divertirá a los demás. Aunque he logrado mantener alejada a la prensa, semejante noticia daría la vuelta al mundo en titulares. Tu madre y tu abuelo se quedarían pasmados, pero se darán cuenta de que estoy en mi derecho de devolverles a una novia que se niega a consumar el matrimonio.— Jade no pudo dar crédito a sus oídos y la miró boquiabierta. Perrie no había levantado la voz ni se le notaba enfadado. Simplemente hablaba como si le estuviera describiendo algo inevitable.

—No puedes decirlo en serio.—

—¿Y por qué no? Estás tratando de engañarme a pocas horas de la boda. Hemos hecho un trato y ahora estás intentando echarte atrás. Pero te has equivocado de persona.—

—No te permitiría humillarme de esa manera.—

—Te llevaría a rastras.—

—Estás loca, sería medieval montar una escena así delante de todo el mundo. ¡No te atreverías!—

—¿Y qué tendría que perder? Si tú rompes los términos de nuestro acuerdo, yo también me vería en las últimas. Soy mejor ganando que perdiendo.—

—Todo esto es una locura —dijo Jade tratando de apelar a su racionalidad—. Así que me quedaré a bordo y haré como si todo fuera normal en el matrimonio. ¿Quién va a saber que no es así?—

—No tengo tiempo para hablar con tramposas.—

—No estás siendo justa.—

—¿Cuándo he dicho yo que juegue limpio?—

—Tú me obligaste a aceptar las condiciones de este matrimonio. Me chantajeaste amenazándome con contarle a mi madre...—

—Ya lo sé. Pero primero hablemos de tus pecados. Tú viniste a mí y me suplicaste que me casara contigo.—

—¡No supliqué!—

—Sí.—

—No tiene que ser así entre nosotras.—intentó Jade apelar.

—A mí me gusta así —la contradijo ella sin dudar.

Jade miró al helicóptero, pero luego se volvió y se dirigió de nuevo al salón principal. Por fin, dijo.

—Me gustaría ver mi habitación.—

Perrie apretó un botón para llamar al servicio. Se presentó un camarero y ella lo siguió.

Cuando llegó a su habitación, vio con alivio que, al parecer, Perrie no pretendía compartirla con ella.

En un gran espejo vio escritas unas palabras.

¡Compite si puedes!

¿Competir con qué?

Pero entonces vio la revista del corazón que había abierta debajo. Una página a todo color con una sola foto de una preciosa rubia. Por lo que decía, se trataba de Lydia Connell. Jade se estremeció. Deseó limpiar el mensaje del espejo y tirar la revista a la basura sin leerla.

Se apartó de la foto como si quemara, pero al final no pudo resistir y leyó lo que ponía en ella. Se trataba de un reportaje sobre la famosa modelo y acompañante de la magnate griega Perrie Edwards. Tenía treinta y dos años y decía que nunca se casaría porque amaba su libertad y no podía soportar a los niños. Detrás, había una foto de las dos en el festival de Cannes, con ella pegándose a Perrie como una boa constrictor.

Appearances|| Jerrie ✔️Where stories live. Discover now