Yineka mou

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Oyó un ruido tras ella. Sorprendida, se volvió y vio a una joven doncella en la puerta, mirando lo que había escrito en el espejo. Empezó a hablar en griego como disculpándose. Al parecer, temía que le echaran la culpa a ella del mensaje. Se acercó y limpió el espejo con una toalla. Jade trató de tranquilizarla con unas palabras en su griego básico y se metió en el baño.

¿Por qué se sentiría tan mal? Cuando la doncella se llevó la revista, ella suspiró. Así que Lydia tenía gente a bordo del yate. Alguien de la tripulación debía de haber dejado el mensaje y la revista. Entonces recordó lo que le había dicho Jesy sobre Lydia ese mismo día. ¿Sería posible que hubiera sido Jesy y no Lydia la que quisiera molestar a la novia de Perrie en su noche de bodas?

¿Y qué mujer podría competir con la que aparecía en la revista?

Por suerte, ella no era competitiva. La ex novia de Perrie no era asunto suyo, así que no quiso perder más tiempo pensando en quién podía haber sido el responsable de ese desagradable mensaje.

Empezó a quitarse el vestido de novia y se desabrochó la cremallera.

Estaba a medias cuando oyó abrirse la puerta. Se volvió dispuesta a regañar a quien fuera mientras se sujetaba el vestido por delante con las manos. Si no lo hubiera hecho, habría quedado desnuda hasta la cintura.

Perrie estaba dentro de la habitación. A ella se le secó la boca y se le quedó la mente en blanco.

—He venido para preguntarte si vas a cenar conmigo —dijo ella en voz baja.

—¿A cenar? — le preguntó Jade agitadamente, apenas usando sus fuerzas para aferrar el vestido alrededor de su cuerpo.

—Dentro de un cuarto de hora.— Ella la estaba mirando muy atentamente e, involuntariamente, Jade hizo lo mismo. Estaba sensacional, esbelta y elegante como un felino con su vestido completamente pegado a su cuerpo como una segunda piel.

—Quince minutos... —repitió ella tratando de concentrarse mientras Perrie cerraba la puerta detrás de ella.

—Pero en este momento, comer es lo último que tengo en mente —afirmó la rubia

—¿Perdón? —murmuró ella con las rodillas temblándole.

—Pareces una princesa pagana...—Sorprendida, Jade se miró al espejo. Se había olvidado de que tenía el cabello suelto, que le llegaba a la cintura, un hombro desnudo y el otro tapado. El valle entre sus senos acentuado por los brazos cruzados. —Mírame —le ordenó Perrie.

Ella lo hizo sin querer y se sorprendió al ver el deseo reflejarse intensamente en la mirada.

—Vete.—

—¿De verdad crees que estoy dispuesta a sentarme y cenar en este estado?—Perrie corrió el discreto cierre de costado de su vestido.

—Ni tú puedes ser tan cruel —añadió Jade, tragando en seco pero sin perderse ni un momento del espectaculo que Perrie estaba dispuesta a darle.

—¿Yo? ¿Cruel?— Mientras tanto, ella observaba atontada como se iba quitando el vestido de a poco.

—Vamos a dejar las cosas claras. Hace diez años, cuando tú jugabas a hacerte la virtuosa y presumías de tu inocencia a cada oportunidad que se te presentaba, para mí era una completa agonía. ¡Estaba llena de un deseo insoportable y no podía hacer nada al respecto! ¿No te dice eso nada?—

Ella la miró pasmada por que Perrie la hubiera encontrado atractiva en esos días. Eso iba en contra de todo lo que había creído hasta entonces.

—Me mantenías constantemente excitada. No podía dormir cada vez que estaba contigo. Mis fantasías sobre lo que íbamos a hacer cuando nos casáramos incluso me avergonzaban a mí misma. No estaba acostumbrada a tener una relación sin sexo y fue un tormento. Algo realmente doloroso.—

—No. Tú no podías sentir eso...—

—Y no pretendo sufrir de nuevo de la misma manera —añadió la rubia mientras se acercaba y la rodeaba por detrás con los brazos—. Porque tú también me deseas.—

Bajó la cabeza y apretó los labios contra su hombro, algo que incendió el cuerpo traidor de ella.

—¿Qué sentido tiene mentir ahora acerca del pasado?—

—¡Yo no miento!—

Perrie la siguió besando hasta detrás de la oreja y a ella le temblaron las piernas.

—Necesito oír que tú también ardías por mí. Que solo te contuvo el temor a que no me casara contigo o que pudieras perder tu preciosa herencia.— Jade se estremeció violentamente y se le escapó un gemido.

—Jade...—

Ella cerró los ojos fuertemente, tratando de controlarse. Pero, aun así, la tentación pudo con ella. En ese momento, no hubo nada más importante que la sensación del cuerpo de Perrie pegado a ella.

—Te has equivocado en todo —dijo la castaña.

—No me he equivocado en nada. Hace diez años, tú jugaste conmigo.—

Cuando Perrie le apartó los brazos, ella no se resistió. Apenas pudo respirar. Cuando volvió a abrir los ojos, vio en el espejo sus senos desnudos. La vergüenza y la excitación se apoderaron de ella a la vez. Ninguna persona la había visto así hasta entonces, pero eso era algo que ella nunca había querido proclamar.

—Espectacular —dijo Perrie sinceramente.

Ella observó entonces cómo Perrie le abarcaba con las manos los amplios senos que ella siempre había despreciado.

Estaba claro que Perrie le gustaban sus curvas lujuriosas y empezó a acariciarle los pezones con los pulgares.

—Perrie...—

—Sí, Perrie... —repitió la pronunciada.

Con mano segura, la ojiazul le quitó el vestido y lo dejó en el suelo a sus pies. Ella se vio entonces con las medias blancas de seda, el liguero azul y las bragas que le había regalado su madre.

—Definitivamente, ha merecido la pena esperar diez años, yineka mou —dijo tomándola en brazos y besándola antes de dejarla sobre la cama—. Ahora dime que no me deseas.—


Los leo.

Appearances|| Jerrie ✔️Onde histórias criam vida. Descubra agora