Capítulo LXXIII: El Último Señor Demonio

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—No podemos salir de aquí si no logramos destruir a esa humana —dijo Sparrowmon—, pero si nos golpea con el anulador...

—¡Déjenlo en nuestras manos!

Para todos fue sorprendente que la Tormenta de Tinieblas de Devidramon y las granadas de Infermon llegaran desde el fondo del pasillo. Impactaron a Ómicron de lleno, dejando al descubierto su espalda destruida y haciendo que ella se doblara de dolor y soltara un extraño alarido gutural. Katsura soltó una maldición en voz baja. Kira sólo frunció el entrecejo y acarició el elástico de sus gafas con su dedo pulgar. Corrieron hacia el trío. Nene las recibió con una mirada que no pudo disimular, así como Lelouch no pudo evadir el hecho de que seguía cubriendo el ojo equivocado.

—¿Es Ómicron? —dijo Kira.

—No —dijo Nene—. Es algo más. Tenemos algo que contarles, pero primero tenemos que deshacernos de ella.

—Dispara en su espalda.

Lelouch mantuvo el ojo cubierto a la hora de girarse hacia Kira para ofrecerle su arma. La voz de Zero fue ineludible. No se inmutó cuando Nene intentó posar una mano sobre su hombro. Su mirada era firme. El gesto de un verdadero, y sádico, líder.

—Supongo que es la única alternativa... —intervino Kiriha—. Con un disparo bastará.

—Pero eso destruiría el anulador —dijo Katsura—. ¿Cómo lo consiguió, en primer lugar?

—Eso no importa —dijo Nene—. El anulador es peligroso para nosotros, y será mejor si lo destruimos. Si no puedes disparar, lo haré...

Katsura se movió rápidamente para tomar el arma de las manos de su mejor amiga. Apuntó hacia Ómicron y tiró del gatillo, sin contar con que sería tan potente el disparo que quedó ensordecida por un momento. El alarido de Ómicron al recibir la bala fue mucho peor. Todos tuvieron que cubrir sus rostros cuando la información corrompida terminó por estallar, dejando al refugio entero en oscuridad absoluta. Todos salieron despedidos hacia el muro, a causa de la fuerza de la onda expansiva.

Al incorporarse nuevamente, Lelouch comprobó lo que ya suponía.

El anulador no fue destruido.

—Nene —ordenó Zero—. Llévatelo.

La chica obedeció, a pesar de que en el fondo no estaba segura de querer hacerlo. Guardó el anulador dentro del Xros Loader, y tomó el control. Dejó a un lado la delicadeza de una chica enamorada. Tomó a Lelouch por el hombro con la brusquedad de una cómplice especialmente confianzuda, y lo obligó a girarse. Lo obligó a descubrir su ojo. No pudo suspirar tranquila, a pesar de que no vio nada extraño en el ojo de Lelouch.

Su mirada no pudo pasar desapercibida para el príncipe.

—No tenemos tiempo para esto —dijo, pasando a un lado de su amada para dirigirse hacia los demás—. ¿Dónde están los otros?

—Justo a eso hemos venido —explicó Kira, tras ayudar a Katsura a levantarse—. Ha pasado algo grande. Todo se ha salido de control.

—¿Taiki ha despertado? —dijo Kiriha.

—Más importante que eso —respondió Katsura—. Tagiru y Shinkai fueron al castillo, junto con Yagami, Sigma y Mochizuki.

—¿Dónde está mi hermana? —continuó Zero.

El silencio fue su única respuesta. Su expresión se endureció. Echó a andar, recuperando su arma de las manos de Katsura.

—Tenemos que movernos —dijo—. ¡Rápido!

Nene de la RebeliónWhere stories live. Discover now