Capítulo LXX: La reina Marianne y la caída del Protector

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Cuando Taichi miró de nuevo, la garra de NeoDevimon ya apuntaba hacia él.

Lo siguiente que pudo sentir fueron las manos que lo tomaron por ambos brazos para sacarlo de la línea de fuego, al mismo tiempo que el cuerno de MegaKabuterimon embestía a los enemigos para ganar tiempo. AeroVeedramon consiguió levantarse para batir sus alas, intentando contener y devolver las técnicas enemigas que persiguieron a los tres humanos. Las técnicas de los cinco Digimon que combatían causaron una colisión que dejó rastros de escombros y destrucción. Fueron útiles para que Izzy y Meiko pudieran arrastrar al muchacho moreno. Se ocultaron tras una montaña de ellos, que Meikramon vigiló en espera de sus otros compañeros. La lucha dio inicio con más estallidos, y un par de aullidos de Cerberusmon. La V-Breath Arrow se impactó contra las llamaradas infernales de Cerberusmon, causando una gran onda expansiva. Meikramon, totalmente indispuesta a abandonar a Meiko, sólo pudo percatarse de un detalle importante.

Sin importar cuán insignificantes pudieran ser los ataques, las enredaderas absorbían la energía para fortalecerse. Para llevarla hacia debajo de la tierra.

Pudo atar cabos rápidamente.

—¡Imbécil!

Izzy atacó en cuanto pudo mitrar a Taichi frente a frente. Lo tomó por los hombros para estrellarlo contra el muro de escombros que los protegía. Meiko intentó detenerlo, sin lograr que sus manos o sus palabras cambiaran al menos una mínima cosa. Por el contrario, Izzy la apartó también con un empujón. La ira de Taichi aumentó.

—¿Qué diablos pasa contigo, Sigma? ¡Suéltame, maldita sea!

—¡No lo haré, hasta que pienses mejor las cosas, idiota!

—¿Quién crees que eres para hablarme así, Izumi? ¡Apártate!

—¡Soy tu compañero! ¡Y esos Digimon claramente están al servicio de Barbamon! ¿Acaso quieres que te maten?

—Me gustaría que lo intentaran. AeroVeedramon y yo podemos...

—¡No!

Meiko se unió también. Taichi al fin guardó silencio por unos segundos, mientras la chica se colocaba en cuclillas ante él para tomarlo con fuerza por el brazo.

Al fondo, MegaKabuterimon cayó al ser alcanzado por las garras demoniacas de NeoDevimon.

—Taichi, por favor —dijo Meiko—. ¡Ya basta de esas tonterías! En este momento, sólo somos humanos. ¡Somos mortales! ¡Y sólo somos tres! ¡Si no podemos cruzar esta barrera, es claro que Barbamon nos aniquilaría!

—¿Es que tú también vas a ponerte en mi contra, Meiko?

—¡Esto no se trata de eso! —Insistió Sigma—. Delta, tienes que entenderlo. ¡No puedes simplemente lanzarte a pelar contra esos sujetos, como si fueras inmortal!

—Quítame las manos de encima, Sigma, o te juro que...

—¡Shinkai tenía razón! —Espetó Izzy—. ¡Esos sujetos son mucho más poderosos! ¡Necesitamos a los demás!

Taichi finalmente hizo callar al muchacho cuando lo apartó de un fuerte empujón. Se levantó y echó mano de su Digivice. Sacudió el polvo de sus ropas. Apartó también a Meiko, sólo con una mirada severa, y fue sobre el muchacho que aún no se levantaba.

—No dejaré que me cuestiones, Izumi —atacó—. No importa si creíste todas esas tonterías que Shinkai dijo sobre trabajar en equipo... No quiero traidores en mi equipo.

—¡Yo no soy un traidor! ¡Sólo intento que entiendas que...!

—¡Yo soy el líder de este equipo! ¡Y ahora te ordeno que vayas al frente! ¡Entraremos al castillo de Barbamon, te guste o no!

Nene de la RebeliónWhere stories live. Discover now