Capítulo LXIX: El aprendiz del aprendiz

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Pensó también en Taiki. Su mentor. Su modelo a seguir. ¿Cómo se suponía que Tagiru fuera capaz de mantener la fortaleza con la que pretendía estar a la altura del general rojo? Era imposible. ¿Acaso era realmente posible revertirlo? Todo parecía gris. Imposible. Pero la idea de rendirse era inaceptable. No quería tomar ese camino. No quería dejar de intentarlo, incluso si parecía que nada valía la pena y que la victoria se inclinaba hacia el lado de la oscuridad.

Eran pensamientos demasiado feroces e indomables, destructivos y oscuros. Se sintió aplastado por ellos. Sintió la impotencia. La carga sobre sus hombros, tan pesada que le robaba el aliento.

Suspiró. Negó con la cabeza. Quiso mantenerse optimista. Quiso mantener su fortaleza.

No importa si no me recuerdas por ahora, pensó. Igual haré que te enorgullezcas de mí.

Se giró para buscar un par de ingredientes más. Le sobresaltó ver a alguien en el umbral de la puerta. Cerró la puerta de la nevera, deseando que no hubiera pensado en voz alta.

Haru lo miraba con la misma expresión de sorpresa. Dio un paso hacia atrás. Gatchmon iba a su lado.

—Lo lamento —dijo Haru—. No tenía idea de que había alguien aquí.

Tagiru sonrió.

—Descuida. Estaba preparando el desayuno.

Haru quiso sonreír también. Lo consiguió, a pesar de que las palabras de Taichi seguían resonando en su cabeza.

—¿Necesitas ayuda? —dijo.

Tagiru asintió.

Gatchmon siguió a su compañero como una sombra. Se sintió en el cielo cuando encontró su manjar favorito en la alacena. Gatchimonaka.

—¿Dónde están los demás? —dijo Haru, una vez que Tagiru le entregó un cuchillo y un poco del pulpo que faltaba por picar.

—Siguen dormidos —respondió Tagiru, haciéndose cargo de la salsa—. Supongo que todos lo merecíamos... Han pasado muchas cosas.

—No pude volver al dormitorio... ¿Cómo está Taiki? ¿Ya ha despertado?

Tagiru negó con la cabeza. Suspiró.

—Sólo ha dejado de tener pesadillas, gracias a que Akari durmió a su lado... Supongo que... estará bien...

—Eso espero... Realmente lo necesitamos.

—Taiki es... fuerte... Sobrevivió cuando Ryouma lo golpeó con el Brave Snatcher, a pesar de que lo atravesó... Sé que esto no será nada para él...

Haru dibujó media sonrisa.

—Taiki es importante para ti, ¿no es cierto?

Tagiru asintió.

—Él es... mi modelo a seguir... Desde que mi aventura empezó, Taiki y Yuu han estado conmigo. Aunque... Bueno, todo esto de las dimensiones cruzadas... Sé que ellos no son mis amigos, y aún así... no imagino un futuro sin ellos...

—¿Cuál es tu historia, entonces?

Tagiru suspiró nuevamente.

Se tomó su tiempo para relatar cada detalle, mientras la mezcla iba al fuego para servir los primeros platos. Se remontó al pasado, al día en que el anciano relojero le entregó el Xros Loader y conoció a Gumdramon. Le habló de cada Digimon Hunter que conoció, haciendo especial énfasis en Hideaki a pesar de que fuera doloroso. Habló también sobre Mami, y contó aquellas que consideraba como sus aventuras favoritas. Mencionaba a Taiki y a Yuu cada vez que tenía la oportunidad, sonriendo y emocionándose cada vez que debía recalcar que era una súper estrella.

Nene de la RebeliónWhere stories live. Discover now