Oz no encontraba la manera de pedirle disculpas a Liar. Todos presenciamos la vez que se puso de rodillas para que su antiguo mejor amigo aceptara su arrepentimiento. La verdad es que eso nunca fue necesario. El inigualable de Liar solo quería a su hermano de vuelta, sin importar todas las atrocidades que Oz había cometido al estar cegado por la maldad. Tal como dijo Kikis, El Sr. Liar era una persona completamente pura de corazón...

El Lojano y Pandora siguieron juntos a lo largo de los años, y aunque con una que otra pelea, no era motivo suficiente para separar a ese par de cascarrabias. El tatuado no había cambiado ni un poco, seguía con su característica costumbre de celebrar alguna fiesta por cualquier motivo. Era el líder que todos respetaban y las hazañas que había realizado junto a Kikis se habían exagerado a tal punto de convertirlo en una leyenda viva. En una ocasión lo seguí cuando caminaba por el estrecho sendero con dirección al Santuario. Me aseguré de hacer el menor ruido posible, pero el tatuado siempre estaba un paso adelante. Descendió por el pequeño risco, sentándose en una gigantesca roca a orillas del río. Sacó tres porros de su bolsillo y lo encendió con delicadeza sin dejar de observar la poderosa corriente. Colocó uno de los cigarros de hierba sobre la roca de al lado, mientras resguardaba los otros dos entre sus dedos.

-¿No vas a venir? -dijo, sin dejar de apartar la vista del Santuario. Mi cuerpo oculto tras un árbol se sobresaltó, haciendo que mis ojos se abrieran como platos-. Kikis desea fumar contigo también... -añadió. Mi sonrisa se formó de manera inconsciente, y los recuerdos de él llegaron en mi mente sin previo aviso.

-Solo porque él lo desea... -bromeé, sentándome al lado suyo.

Los tres años transcurrieron con una velocidad de otra dimensión, y sin darme cuenta, hoy ya nos acabábamos de graduar todos juntos. En su último adiós, en la ceremonia de su despedida, no fui capaz de decir absolutamente nada. Pero hoy había tenido una nueva oportunidad para remediarlo, al ser el encargado de dar el discurso de graduación. Todos tenían las miradas clavadas en mí, mientras me encontraba detrás del ambón.

Mientras mis ojos divagaban en cada uno de ellos, no podía evitar pensar en todos los efectos que Kikis había provocado en nosotros. Incluso el mimo Sonrisas con su banda habían cambiado de manera radical. Ya no era el mismo arrogante de siempre. Su orgullo había quedado atrás para siempre, posiblemente ahogada dentro de las peligrosas aguas del Santuario. Se había convertido en un líder a seguir, al igual que El Lojano. Durante este tiempo, ambos habían logrado grandes cosas juntas para el bien de la universidad. Para sorpresa de muchos, Tristán y Sonrisas se habían convertido en los mejores amigos del mundo, yendo de arriba abajo sin despegarse del otro. Al parecer, al igual que el amor, las mejores amistades comienzan con el odio...

Y por último, al borde de la fila, se encontraba Nieve. Sin duda era la que más había sufrido. Se sentía tan culpable por no haber aprovechado todo lo que Kikis sentía por ella. Había estado tan ocupada sufriendo por alguien que no valía la pena, que no se daba cuenta de lo valioso que tenía a la vuelta de la esquina. Pero como ella, muchos mantienen los ojos vendados, cegándose por completo y encerrándose en un pequeño cuadro de cuatro paredes. Al parecer, ella es el ejemplo vivo que cuando las vendas se encuentran en el corazón y no en la vista, las cosas solo empeoran aún más...

Aun así, ella ha sido muy fuerte y tiene a Kikis en su corazón como la más bella experiencia de su vida, aunque solo se hayan dado un beso. Al igual que él, solo el rose de sus labios bastó para conectar sus almas con una resonancia perfecta. Al final de todo, nunca ha sido necesario el sexo para amar a alguien, y mucho menos una relación duradera. Kikis le había mostrado el verdadero significado del amor, y ella había entendido que no le entregaría el corazón a alguien, sin que no la valore tal como lo había hecho él...

-Kikis solo quería llenar este mundo de color... -dije finalmente, captando la atención de todos con total silencio. Ese había sido el comienzo de las palabras más sinceras y llenas de sentimientos que fui capaz de expresar.

Pero ese apenas era el comienzo. Kikis había logrado, sin siquiera saberlo, iluminar la vida de todos a su alrededor. Aun así, la cantidad de personas dentro de la universidad apenas era una insignificante cifra con toda la maldad que se debe encontrar en el mundo entero. Pero créeme, Kikis, no estás solo en este sueño tan noble y puro. Muchos se han unido a ti, y ahora luchan con uñas y dientes para enseñar lo mismo que has logrado ensañarnos.

Hoy, después de mucho tiempo de esfuerzo y dedicación, al fin logro acabar el mayor trabajo de todos. He terminado de plasmar tu historia, tu vida, tus sentimientos...

Ya todos en la Universidad Kikis conocen todo lo que representa tu nombre, pero ahora es turno para que el mundo entero lo haga.

Donde sea que estés, querido amigo, déjame decir que no estás solo...

Este mundo que puede llegar a ser tan repugnante y cruel...

Esta vida que se puede convertir tan gris...

Te aseguro, mi viejo camarada, que juntos podremos llenarlo de color.

Con cariño, El Duque.

FIN

Without ColorsWhere stories live. Discover now