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–¿¡Lo dices enserio!? –dijo Kikis con incredulidad.

–Completamente –respondió Fiorelha con su bella sonrisa.

¡Era increíble! Aunque había una baja probabilidad de conseguirlo realmente lo estábamos logrando.

La espesa noche había caído y dentro de la universidad nos encontrábamos casi a oscuras. Apenas alumbrábamos el enorme comedor con las linternas de nuestros celulares, mientras se llevaba a cabo el improvisado conceso.

Habíamos puesto al corriente a los nuevos integrantes, mientras que ellos nos informaron sobre lo que ocurría en el exterior. Nuestra protesta había alcanzado a todo el país y era lo único de lo que se hablaba en noticieros y radios. Aunque no lo sabíamos en ese momento, también iba a ser portada de todos los periódicos al día siguiente.

Pero eso no era nada comparado con lo que estaba a la vuelta de la esquina...

–Muchas personas importantes del gobierno están a favor de ustedes y están pidiendo que se revise nuevamente los asuntos internos de la universidad –contó Fiorelha, mostrando una gran alegría. También nos había relatado su historia en la universidad. Aún seguía con su mentira diciéndonos que el motivo de su retiro fue precisamente por lo que estaba ocurriendo. El único que sabía la verdad era Kikis, quien la miraba con alegría. Cuando le pregunté la razón de su regreso, ella se limitó a responder, con una enorme y sincera sonrisa:

He decidido combatir la maldad junto a ustedes. Puede que ese sea mi significado...

Aunque claro, nadie lo entendió a excepción de él. Nadie, hasta este momento...

–¡Estupendo! –celebró El Lojano con sus puños cerrados.

–¡Genial! –dijo otro.

–¿Ahora qué sigue? –intervino Sonrisas.

–Debemos aguantar aún más –dijo Kikis al lado suyo, dirigiéndose a todos los presentes. Seguíamos el tercio de nuestra población dentro del comedor, reunidos en un gigantesco círculo, a pocos minutos de revelar a los otros–. No creí que lo conseguiríamos tan rápido pero ya hemos podido llamar la atención...

–¿Y entonces? –balbuceé.

–Tenemos que esperar hasta que nos devuelvan a Kiami... –completó Oz, con su opaca mirada–. ¿Verdad? –añadió.

–¡Así es! –concluyó El Lojano, compartiendo la alegría que sentía en ese momento.

–Entiendo –intervino AJ–. Es un gran plan... –asintió con la cabeza, sonriendo.

–Ya casi es hora para revelar a los de la muralla –informé.

–Cinco minutos, ¿verdad? –masculló Kikis, observando su reloj de mano.

–¿Nos acompañaran? –invitó El Lojano, dirigiéndose a los profes con una sonrisa maliciosa.

–¡Por supuesto! –afirmó Rafa, poniéndose en marcha.

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Habíamos aguantado un día completo y todos estábamos tan felices por la noticia que Fiorelha nos había dado. En el cambio de turno, le dimos toda la información a los demás, haciendo que brincaran de alegría.

El sol volvía a levantarse de entre los gigantescos árboles y nos alumbraba con pereza. Pronto, el malvado de Claus volvería con sus títeres para empezar el segundo round. Al igual que la primera vez, los lujosos carros empresariales aparecieron, siendo resguardados por los coches policiales y las máquinas de demolición.

Without ColorsWhere stories live. Discover now