Capítulo 17

615 57 7
                                    

—¿Han visto al profesor de anatomía? —cuestiono Jackson sentándose en la mesa.

Amelia miró a Rebeca de reojo al igual que yo, esta no pudo hacer más que encogerse de hombros cuando Jackson también le dirigió una mirada junto a una sonrisa. Sus ojos hablan sobre lo que sienten el uno por el otro, aunque ambos afirman no tener nada, aún. Solo es cuestión de tiempo. Mi intuición y el tiempo conociéndola me lo dicen.

—No. ¿Lo buscaste en el aula de profesores? —cuestione

Él negó pensativo, tal parece que no paso por allí.

—Iré, luego ya estoy cómodo aquí. ¿Cierto, Rebeca? —recalco Jackson mirando a Rebeca.

Amelia sonrió al igual que yo cuando esta se ahogó con el sorbo de sopa que tenía en la boca.

—¿Por qué solo me preguntas a mí? También están ellas —Rebeca nos señaló.

Amelia movió las manos y yo traduje por ella.

—Dice: Lo que sucede es que a él solo le importa tu opinión —Señale a Rebeca.

Jackson sonrió sin molestarse en negarlo.

—Concuerdo con Amelia, nosotras sobramos en esta mesa. Si quieren, nos vamos a dar una vuelta por allí mientras ustedes... Ya saben, se conocen mejor. Cierto sin apellido —comenté mirando a Jackson.

—No se preocupen por eso —respondió él—. Luego de clase tendremos una cita.

Me atraganté con mi propia saliva y tosí ligeramente. Amelia me miro buscando una respuesta, yo negué lentamente con la cabeza. Dirigimos nuestras miradas a Rebeca, quien palideció y parece estar a punto de tartamudear.

—¿Cu... Cuando?... ¿Cuándo me lo has pedido? —cuestiono ella aun sin creerlo.

Él levantó una ceja y lanzo una risotada.

—Te lo estoy pidiendo ahora. ¿Quieres tener una cita conmigo? —cuestiono con una confianza en sí mismo tan grande como el universo—. Si no, entonces está bien.

—Yo... ni siquiera y... —balbuceo Rebeca.

Jackson decidió interrumpirla al verla tan nerviosa.

—Rebeca, tranquila. Puedes tomar la decisión que quieras, no tienes que decir que si hoy o mañana. O nunca, solo tienes que decírmelo —aseguro él calmadamente metiendo una papa frita a su boca desde la bolsita.

—Yo... Si quiero —susurro Rebeca con algo nerviosismo.

—Muy bien, ya que tienes una respuesta —Señale a Jackson—. Te advierto, que si le pasa algo o si llega tarde a su casa. O sus padres nos llaman para preguntar dónde está —Puse el dedo en mi cuello como si lo degollara imaginariamente—. Voy a encontrarte; te amarraré a una silla, te torturaré hasta que me digas dónde está y no dejaré que mueras porque sería mucho para ti. Y si me haces molestar, te amarro bloques a los pies y te lanzo a río —concluí con una seriedad fingida.

—¿Me crees asesino serial o qué? ¿No serás tú la sobrina de Al Capone? —cuestiono él riendo—. Prometo llevarla a su casa a la hora que sus padres lo digan y si no —suspiro con dramatismo—. Escaparé a otro país para que jamás llegues a encontrarme.

—Trato hecho —respondí.

Amelia aún está conteniendo las risas.

—Te presento a tu cita —Le dije a Rebeca.

Ella simplemente suspiró con una sonrisa en el rostro.

—Ah, recuerden que sin sombrero no hay fiesta —asegure con una sonrisa.

Una tragedia nombrada vida │ST 1│Where stories live. Discover now