Capítulo V. Una grata sorpresa

Start from the beginning
                                    

Muy obediente, se afanó a abrir su libro, que, como buen estudiante, ya tenía preparado en su escritorio junto con varias hojas de papel para tomar apuntes y un lápiz de grafito. Lo abrió por el primer apartado y me miró esperando más indicaciones.

—Bien, ¿qué dice el título?

—Introducción al Diseño Técnico —leyó, y levantó la cabeza con curiosidad.

—¿Cuántos de vosotros sabéis qué es un enlace, una tangencia y un radio?

Todos levantaron la mano y no pude evitar formar una mueca: no me sorprendía en absoluto.

—El primer capítulo ya no nos sirve, qué lastima. —No hizo falta que lo repitiera, Andrej Müller entendió mi gesto y pasó al siguiente capítulo.

—Puntos de tangencia.

—¿Cuántos de vosotros sabéis encontrar los puntos de tangencia de líneas y circunferencias?

Todos levantaron la mano. Andrej fue a pasar al siguiente capítulo, pero lo detuve con un ademán.

—Es suficiente, ya me habéis demostrado vuestra sabiduría. Bien, me han hecho entrega de este libro tan bonito de unas trescientas cincuenta páginas. Mirad la cubierta de cuero marrón, es preciosa. Incluso tiene ilustraciones muy gráficas que os explican paso a paso los ejercicios. A mí me pagan para deciros que miréis ese libro, es genial. Pero no me dejan traerme el ganchillo a clase, y si no hago nada en los ciento veinte minutos que dura esto, me subiré por las paredes. No tengo muy claro qué hago aquí cuando se han invertido tantos recursos y tantas horas en diseñar y fabricar estos libros de texto que hacen el trabajo sucio por mí. Así que, vosotros que sois los que vais a sudar, ¿qué proponéis que haga yo mientras tanto?

Los chicos me miraron desubicados, incrédulos, y pensaron en qué podían decirme.

—Podría... ¿explicar en la pizarra? —propuso Müller.

—¿Qué sentido tendría eso, si vosotros asentiréis con la cabeza pero en realidad no estaréis asimilando nada? Además, lo mismo que os pueda decir yo, también lo explica en el libro.

»Vamos a hacer lo siguiente, yo voy a usar este papel para no ensuciar el suelo porque tengo que pintar mi casa. Vosotros lo necesitaréis como repaso, así que os recomiendo que lo conservéis. Excepto las primeras cien páginas, claro, con ellas podéis hacer lo que queráis. Y la dinámica de la clase va a ser esta: nos quedan aún ocho capítulos que impartir en ocho meses, eso significa que tenéis que asimilar un capítulo al mes, si los cálculos no me fallan. Pero no lo vamos a hacer de esta manera, porque me importan tres pimientos si aprobáis los exámenes, lo que quiero es que aprendáis a hacer un diseño medianamente complejo. Porque ya no estáis en la escuela, os estáis preparando para el mundo laboral. Vuestros jefes no os van a corregir ejercicios ni a puntuar exámenes; os pedirán que hagáis cosas útiles porque para eso os pagarán y cuando las hagáis no os darán sobresalientes o notables, sino más trabajo. ¿Cuántos estudiáis arquitectura? ¿Y cuántos una ingeniería? Pues bien, imaginad que esta clase es un estudio. Os mandaré proyectos adaptados y vosotros trabajaréis para mí, solo que no os pienso pagar. En el libro se explica todo maravillosamente, pero si no entendéis alguna cosa, recordad que no me dejan traer el ganchillo.

Esa vez los hice reír. Al principio parecían asustados y descolocados, pero por sus miradas atentas supe que el método de trabajo que proponía les resultaba interesante, y debo admitir que me subió la moral.

—No vamos a pararnos a repasar nada que ya hayáis visto en la Secundaria, no quiero que nadie se duerma en mi clase, yo el primero. Cada uno iréis a vuestro ritmo, si alguien tiene un don para asimilar conceptos y va más adelantado, genial, sus ejercicios serán más complicados; lo mismo si a alguien le cuesta un poco más: se le dará trabajo a su nivel. Pero sabéis que todos los años se selecciona al mejor licenciado para trabajar en la Escuela de Arquitectos, y lo mismo pasa con el Departamento de Ingeniería Militar, así que deberíais contemplar el esfuerzo. Como mínimo, nadie suspenderá si cumple con sus obligaciones. Ahora voy a repartiros unas pruebas para saber qué cosas sabéis hacer.

HumoWhere stories live. Discover now