Capítulo cincuenta y siete.

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"Hasta los días son más brillantes
Cuando alguien que amas está a tu lado
Hasta las noches son mejores
Desde que te encontré."

Even the nights are better – Air Supply.

Axl.

Un inacabable pitido, me despierta. Mis ojos examinan cada instancia de la habitación, las pequeñas ráfagas de luz son poco a poco eclipsadas. El reloj de la pared marca las cinco, lo más probable es que sea de la tarde. Mi cabeza se siente a punto de explotar, las sábanas blancas cubren parte de mi cuerpo. Ganas de salir corriendo y vomitar todo lo que tengo en el estómago.

Al dar un vistazo a mi costado, me topo con el cuerpo de una mujer. Ella descansa con la boca entreabierta, varios mechones caen sobre rostro. Le da un toque delicado y sensual. Las imágenes de lo sucedido en la madrugada, despejan cada una de mis dudas. Una sonrisa traviesa se posa en mis labios. Un suspiro de tranquilidad y dicha salen de mi boca, no dejo de repetirme que debo afrontar la forma en que ella se lo tome. La pulsación en mi cabeza se hace intensa. Un dolor profuso en mi labio inferior, me hace ladear la cabeza. Atrás de la nuca siento un poco de ardor. Los juegos de ayer se habían salido de control.

No puedo dejar de mirarla, y preguntarme qué mi vida a su lado, sería lo más hermoso que me pudo haber sucedido. Paso mi mano derecha por un mechón que cae en su cara, lo aparto con sutileza. La castaña lo parece notar, y se remueve un poco. Murmura cosas inentendibles, mientras se talla los ojos. Tengo ganas de soltar una risa, por la forma en que frunce el entrecejo. También debe de estar sintiendo un horrible dolor en la sien. El chupón que tiene en el cuello, se hace un poco más notorio. Tiene una tonalidad entre roja y morada.

Como si Dios lo hubiera planeado, ella se gira y nuestros ojos se encuentran. Su rostro muestra confusión, y lentamente se da cuenta de la situación en la que estamos. Sube con rapidez la tela y se cubre la mayor parte de sus pechos. Sus mejillas se sonrojan y una sonrisa nerviosa escapa de sus labios. No sé si recuerda de la noche que pasamos, pero sólo sé que mi mente se lo hace recordar cada rato a mi consciencia. Ahora, la culpa empieza invadir mi cuerpo. Yo soy su mayor, pude haberme detenido... Aunque es muy difícil hacerlo cuando ella es la desencadenante de mis más mórbidas fantasías.

Un silencio incómodo se pronuncia entre nosotros. No dejo de mirarla a los ojos, hasta que ella aparta la mirada. Su vista se concentra entre sus manos. Los pensamientos abruman su mente, y se lengua se traba, escapando palabras sin sentidos.

Doy una profunda exhalación, antes de proseguir con lo que voy a decir.

—Kayla... — Ahora que me doy cuenta, mi voz se escucha un tanto ronca, y su mirada se vuelve a posar en mí. Causando un color carmesí en nuestros pómulos—. Lo siento...

Ella coloca su palma de la mano al aire, como diciendo que me detenga a lo que me refiero.

—No lo sientes —mi corazón se para, al igual que mi respiración. Ella también siente la afonía en su voz, y se tapa con una mano, la boca. Ríe ligeramente y prosigue—. Es algo que tenía que suceder... Creo.

Veo que cierra los ojos, como si se diera un golpe mentalmente hacia sí misma.

—¿A qué te refieres? —el entusiasmo se desborda en mí. La castaña parece cohibirse más. No le salen las palabras, así que decido dar el primer paso—. Sabes que estoy enamorado de ti... ¿Tú lo estás de mí? —Ella asiente con la cabeza. Eso no me explica nada. Tiene que decirlo como siempre lo he dicho—. ¿Qué?

—Sí, Axl. Sí —la desesperación sale de sus pupilas—. Me he enamorado de ti. De las cosas que haces, de tu personalidad, de tus manías... Todo.

Dentro de tus ojos. |Axl Rose, Slash|Where stories live. Discover now