Capítulo seis.

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Kayla.

Las mañanas se me hacen hermosas, cuando la música inunda por cada parte de mi casa, y el olor a césped recién cortado y mojado se hace tan embriagador. Desde pequeña he tocado el saxofón y el violín. Por lo que, amo desde que tengo conciencia el Jazz y la música clásica, ya que mis padres me enseñaron mucho de ello. Luego de la muerte de mi papá, tuvimos que residirnos aquí en Los Ángeles dejando atrás nuestro hogar en Londres. Tenía tan solo siete años, cuando sufrí la mayor pérdida de mi vida... y, aun así, he intentado seguir para adelante.

Siempre me ha llamado la atención tocar la guitarra, pero más que todo el piano. Desde que mi madre sale con su nuevo novio, tenemos un piano en casa y con ello, ensayo algunas veces. Mi madre ama a Queen con toda su existencia, tiene imágenes de ellos colgados por toda la casa. Es una obsesiva amante. Tenemos diferentes discos vinilos desde Mozart hasta Black Sabbath, y he ido a conciertos de diferentes tipos por ella.

Mi madre también es muy conservadora, y a pesar de su "moral", conoce a la mamá de Adriana desde su infancia. Son mejores amigas, y andan siempre a la moda en todo.

Mis padres parecen ser de aquí, pero por el trabajo de él tuvieron que irse a vivir a Londres. Aunque, no estoy tan segura por el mismo misterio que siempre hay entre ellos.

Puede que mi madre ame el rock, pero como ella lo dice: "Jamás te dejaré perder tu vida con ese tipo de chicos".

Es irónico todo lo que dice, pues su novio es músico y uno muy famoso... Además, que está casado y es menor que ella. La vida es una ironía, pero quién soy yo para juzgarla.

—¡Despierta, Kay! —chilla una voz muy aguda, a la vez que me cae una almohada en la cara. Me sobo un poco los ojos y trato de taparme con la frazada—. Es tarde, Kay,

—¡Déjame dormir! —alzo un poco mi voz. Tengo demasiado sueño y un dolor ensordecedor en la cabeza, me punza horriblemente—. Es temprano, Adriana, deberías estar durmiendo...

Su risa suena por toda la habitación y me vuelve a tirar la almohada en el rostro.

—Se ve que la pasaste genial, pero es la hora de despertarse —toca mi cabeza, y me saca el edredón de encima—. Son las dos de la tarde, tu madre ha salido hace una hora, ¿supongo? Y en cualquier momento regresará, y te encontrará en plena resaca... Así que, ¡levántate! —Me jala de los brazos y me sacude suavemente—. Recuerdas que hoy es su cumple, ¡tu madre hará una fiesta!

—Me duele todo —susurro con pesadez y la miro con cansancio.

Sin embargo, me muestra al instante una sonrisa pícara y divertida.

—El moreno te hizo disfrutar, ¿verdad? —su voz se oye tan chillonamente feliz—. ¿Es cierto lo que dicen?

—¿De qué diablos hablas? —le devuelvo una expresión ofensiva.

Sé a qué se refiere, pero no es el momento para sus bromas tontas.

Su rostro cambia con rapidez de decepción a sorpresa.

—¿No tuvieron sexo salvaje? —Mis mejillas arden al oír eso y niego rápidamente—, pero Saúl es toda una máquina —replica con el ceño fruncido, a lo que le regreso la misma expresión—. ¡¿Cómo que no pasó nada?! ¡Sabía que debías quedarte con Axl! —me señala con el dedo, como si estuviera enojada—, pero no... La chica tuvo que rechazarlo y elegir al pelucón.

—¿Qué? —mi voz suena agotada e irritada—. No estoy para tus tonterías, Smith —omito las estupideces que acaba de decir, y me centro en lo que pasa a mi alrededor—. ¿Tienes alguna pastilla para el dolor de cabeza?

Dentro de tus ojos. |Axl Rose, Slash|Opowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz