Capítulo veintitrés [II].

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Kayla.

La tarde aparece, y me siento cada vez más culpable. Más culpable de lo que pudo haber sucedido, hace unos días. Axl es mi mejor amigo, y yo lo veo como tal. No puedo mirarlo de otra forma, y más, si mis emociones están como una montaña rusa.

He pasado por una de las peores cosas en toda mi vida y no me siento lista para pensar en eso. Puedo ilusionarme y llenarme de esperanzas, pero no soy ese tipo de personas que él piensa. Yo no soy cómo mi madre.

Antes pensaba que este sentir era egoísta y doloroso... Que el querer te hace sufrir. He caído en un vil engaño, dónde creo que ese sentimiento es aferrarse y depender de esa persona, pero no es así, es puro y duradero que con el pasar de los días va creciendo hasta forjar un hermoso árbol, llamado amor.

Y ese sentimiento ha empezado a surgir desde que lo conocí más a fondo, saber cómo es en su totalidad. Los pequeños gestos, las más pequeñas palabras de cariño hicieron que reviviera un corazón mal herido. Es mi paso de salvación, y yo trato de ayudarlo en no caer.

Sin embargo, siempre estropeo lo más mínimo.

¿Fue el alcohol? ¡Podría ser!

Pero, ¿cuándo fue qué todo cambio?

Si solo es causa de la bebida, ¿si sólo es eso? Todo sería normal, nada cambiaría. Seríamos amigos todavía.

Tengo que olvidar y hacer cómo si no hubiera pasado nada de ello. Yo quiero su amistad, y prefiero que nunca haya existido ese momento. Axl tiene a Erin, y ella le hace feliz. Son el uno para el otro.

El sonido del tocar de la puerta, llama mi atención. Con disimulo y delicadeza pregunto.

—¿Quién es?

Algo se posa en la puerta, un tanto tambaleante.

—¿Kayla? ¿Eres tú? Acabó de despertarme, y todos aún están dormidos.

Abro la puerta, y su silueta se presenta frente a mí. Por poco se cae, había estado recargado sobre la puerta, pero pudo salir bien. Tiene una sonrisa en el rostro y su melena cae por todo su rostro. Sin medir en las complicaciones que suceden, lo abrazo. Una reacción por sorpresa se vio en sus expresiones, pero logra regresarme el gesto.

—¡Te quedaste dormido, tonto! ¡Me dejaste sola con el trabajo! —mi voz suena chillona, como queriendo llorar y reclamarle todo.

—¿Sucedió algo? —sus brazos alrededor mío, me reconfortan—. No lo volveré a hacer, Kay.

Niego con la cabeza, y me dice algunas palabras para hacerme sentir en paz.

—Siempre estaré ahí para ti, ¡confía en mí!

Adriana acomoda algunas cosas. Ella ha conseguido trabajo como bailarina. En la noche, los chicos se presentarán en The Roxy. El solo pensar que lo veré, hace que mi estómago resuene como si hubiera una estampida. No sé si son los nervios, o porque en el fondo de mí, percibe ese brillo en sus ojos.

Ella se fija en mí, al verme formar una mueca. Sospecha algo, pero he decidido en no contarle a nadie.

—Dime que te sucede, Holmes. ¡Te lo exijo! ¡Soy tu mejor amiga! —niego levemente. Mi rostro figura una sonrisa rara, y ella se acerca hacia mí. Me mueve, poniendo sus manos sobre mis hombros—. Hazlo, Kayla. ¡Mira cómo estás!

—¿No se lo dirás a nadie? —al ver mi expresión temerosa, ríe.

Me siento ridícula.

—Soy tu amiga, tonta. No se lo diré a nadie, ¡cuántas veces te he guardado un secreto! ¡Escúpelo, Honey!

Tomo un poco de aire, y me dispongo a soltar la verdad que me tortura.

—Axl intentó besarme.

Su expresión sonriente cambia a una sorprendida. Se aleja de mí y camina en círculos.

— ¡Mierda! —susurra, volvió a poner sus ojos sobre mí—. ¡Lo sabía! ¡Sabía que él siente algo por ti!

—¡Estás loca! ¡Él no puede sentir nada por mí! ¡Tiene a Erin! —me exalto. Estoy consternada—. Él no... No quiero perder su amistad... Ni a él —lo último susurro para mí misma, como si tan solo saber que se vaya de mi vida, es catastrófico.

—¿Por qué lo perderías? ¡Si se gustan! —Alza una ceja—. ¿Te gusta, cierto?

No puedo pensar en nada. Aunque, en el fondo, me siento confundida. Solo sé que Axl es como una media naranja a mí, porque nos parecemos tan bien.

En eso, no. No quiero nada con nadie.

—No... —me sincero un tanto dudosa. Dentro de mí, suena esa respuesta como pregunta—. No quiero a nadie. Solo quiero centrarme en mi música, mis estudios y mis horas como profesora. Además, tengo que terminar de escribir mi libro.

—Excusas, y más excusas —la miro mal, y ella me da una expresión nada simpática—. Axl te mueve el piso, pero estás encaprichada con Slash. ¡Eso es lo que es! ¡No lo niegues!

—¡Contigo no se puede hablar a maneras! —camino hacia la salida y ella me sigue.

—Kayla, ¡piénsalo! Axl, a pesar de ser un estúpido e egocéntrico, es muy buena persona. Es detallista y romántico. Erin no es problema, sólo es una mujer manipuladora, piensa que Axl será suyo para toda su vida. No es la dulce que todos dicen, ¡no confíes en ella! ¡Está loca!

Me giro y la miro directamente a los ojos, está siendo sincera.

—No tengo que pensar en nada, porque Axl solo es mi mejor amigo, entiendes. ¡Jamás sería como mi madre!, además tú sabes que no tengo cabeza para nada.

—No quieres hacer nada, porque andas confundida, ¿cierto?

—¡Déjame en paz!

Abro la puerta y salgo del departamento, sin antes escuchar lo último que dijo: "Nos vemos allá en The Roxy."

No tengo pensado en ir, pero he prometido a Duff y Steven que no faltaría. Ellos son realmente buenos amigos. Adriana y yo casi nunca peleamos, y esta última no es una más de sus reprimendas. Su forma de buscarme pareja... pero, no, yo no caería. Tengo planeado muchas cosas y esto no me hará caer.

Falta un par de horas para su presentación, el Sunset se ve iluminado. Cada rincón de la ciudad es una forma tan extravagante de vida.

Un hombre de cabellera negra llama mi atención, está afuera de una de las tiendas de bebidas. Intento pasar desapercibido, pero es tonto hacerlo. Al alzar sus ojos, se encuentran con los míos.

—¿Kayla? —la voz de alguien hace que me detuviera.

Me doy vuelta para verlo, y sonrío un poco, como si fuera una gran sorpresa.

—Sí... ¡Hola!

Él sonríe y mete su cabeza adentro del local.

— ¡Slash! ¡Mira a quién me encontré!

Mis mejillas se tornan rosadas, y Marc al verme de vuelta, se ilumina de manera cómplice.

—Saul, me habla mucho de ti. —su amigo sale y me echa un vistazo por la sorpresa. Después de unos segundos, se alegra que me haga corresponderle el gesto—. Tu querida Kayla, frente a ti. Por lo que veo es cierto, lo tienes loco.

Él lo trata de regañar, mientras su amigo se burla de todo lo sucedido. Me parece tierna y mágica su amistad. Al menos, mi mente se ha relajado un poco.

—Kay, ¡pensé que estabas con Adriana! —escucho su voz y vuelvo a prestarle atención.

—Quería un poco de aire... —necesito escapar, pero es tarde. Canter lo tiene todo planeado.

—Kayla acompáñanos al The Roxy, vamos hacia allá —pienso que será una pregunta, pero es una proposición.

El moreno me muestra una mirada de confianza y apuro, y no puedo negarme. Al igual, tengo que ir hacia allá.

El destino ha decido el lugar de mi verdad.

Destruyéndome más.

Dentro de tus ojos. |Axl Rose, Slash|Where stories live. Discover now