Capítulo cincuenta y dos.

106 24 3
                                    

"Dormí pensando en ti,
Tu sonrisa acompañó mi día,
Pero las noticias vuelan,
Dejando hoyos en mi corazón."

Delirio — Kayla Holmes. [Disco. Poemas insípidos]

Axl.

Las decisiones ya están tomadas. Cada uno de mis movimientos hasta el más mínimo. Me siento más vivo que nunca, desde que no dejo de pensar en aquella tarde. En su sonrisa, en sus ojos... En todo ella. Poco a poco me iré ganando su corazón, como ya lo voy haciendo. Tomados de la mano, podemos salir adelante. Sé que es fuerte... Sólo le falta sanarse de ese vacío que dejó su padre en ella.

No dejo de escribir en mi cuaderno, mientras toco algunas teclas del piano. Izzy me da algunos acordes, mientras que Duff y Slash tratan de reanimar a Steven para que pueda tocar. De verdad, esto ya está llegando al límite. Él había firmado un contrato, donde se implica que no puede llegar de esa forma a los ensayos. Esto retrasa mucho al grupo.

—¡Estoy harto! —me levanto con brusquedad. Izzy me toma del brazo, tratando de que me calmara. Ahora que me pregunto, las clases para controlarme no han servido para nada—. ¡Déjame, Jeffrey!

Me suelto de él, dejándolo con preocupación. Camino hasta llegar al rincón, donde se encuentran. Duff alza la mirada, por lo que veo el temor pasar por sus ojos. Slash me observa con hastío, y Steven sigue con la cabeza gacha.

—¡Qué te dije de venir así, Adler!

Con un poco de esfuerzo, sus ojos se encuentran con los míos. Me mira con irritación y rencor.

—¡Tú no me puedes echar!

—¡Firmaste un contrato, idiota! —Respiro hondo para no dejarme llevar por la frustración—. ¡No hiciste quedar en ridículo! ¡Y retrasas a todo el grupo!

Duff baja la cabeza, después de todo... Ellos son muy amigos. Slash balbucea algunas palabras que no son entendibles.

—¡Déjame en paz, mal amigo! ¡¿O qué?! ¡¿Nadie se da cuenta de que vas a visitar mucho a Kayla?!

Hudson me lanza una mirada de furia, mientras su mandíbula se tensa.

— ¡Por favor, calma! —Mckagan habla finalmente—. Stev, no digas cosas...

—¡No, Michael! ¡Axl se muere por Kayla! —Explota sin más, mientras las lágrimas caen por sus mejillas—. ¡Deja de lado a Erin! ¡Ella no te merece!

Izzy hace un rápido movimiento y me agarra de ambos brazos. Mi mano se ha hecho puño, y está listo para romperle la cara.

—¡¿Quién eres tú?! —lo señalo, y luego suelto una carcajada—. ¡Recuerdas que te perdoné que casi la hayas matado!

—¡Steven tiene razón...! —el rulos no alza el rostro. Se limita a mirar el piso, mientras la frustración la consume—. ¡¿Crees que no me di cuenta cómo mirabas a Kayla, cuando todavía estábamos juntos?! ¡Tú eres el causante de todo!

Hago fuerza para que Izzy me suelte, pero Duff se le suma y es casi imposible.

—¡Lárgate, Adler! ¡Eres un pobre diablo! ¡Estás despedido, perdedor!

—¡Vete al demonio! —se levanta con dificultad.

El guitarrista lo ayuda a que se mueva un poco. Antes de salir por la puerta, se voltea y lanza su último veneno.

—Ah... Casi me olvido. Felicidades, Sr. Rose. ¡Será padre!

Mi rostro se pone pálido. Duff ahora sólo me sostiene, mientras mi mejor amigo trae un poco de agua.

Dentro de tus ojos. |Axl Rose, Slash|Where stories live. Discover now