Capítulo cuatro.

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Axl.

Las luces del nuevo amanecer se dispersan por toda la habitación, y se pueden escuchar los sonidos de los pájaros. Todo se ve tan jodidamente bien, a excepción de mí. La mayor parte de la noche no he podido dormir. Ya que, cada vez que lo pienso, cada vez que pasa un segundo más... No puedo dejar de imaginarme lo que habrá sucedido con Kayla y Slash... ¡Maldición! ¿Qué demonios habrán hecho?

Más aún, cuando aquella mirada no sale de mi cabeza... Es como si hubiera quedada grabado y se repitiera como un disco rayado. Empero, en ese infierno siento paz y felicidad. Sé que ella es única.

Lo sé, lo sé... Debo de dejar de imaginarla, y centrarme en la chica que duerme a mi costado, la que me ha acompañado en las buenas y malas... Erín hace mi vida tan feliz, su dulce rostro y su mirada hace que vea el martirio de mi pasado como una añoranza muy lejana. Yo sé perfectamente que estoy enamorado de ella, y creo que es la única persona con quien quisiera compartir mi vida. Ella sabe entenderme... Hace que mi vida sea un poco más llevadera. Me consuela en cada crisis que tengo, cada vez que recuerdo las torturas que sufrí a manos de mi padrastro. En verdad, mi familia fue y es un puto asco.

«¿Quién soy? ¿Cómo debo sentirme? ¿Cómo debo comportarme? ¿Debería de importarme lo que piensan los demás?» —me pregunto a mí mismo, mientras sobo mi barbilla.

Siempre he sido yo mismo, enfrentándome a miles de personas con mentes cerradas que me ven como un bicho raro. En la escuela, los profesores añoraban que sus alumnos se vuelvan profesionales y así poder ganar dinero. Sin embargo, a mí solo me importaba tener una banda rock y ser feliz con la música que componga... Y justamente, es lo que hago. Aunque, el mundo crea que esté equivocado... Seguiré lo que me apasione hasta el día que deje de respirar.

«Dejar de lamentarse, dejar de vivir en el pasado, dejar de llorar por alguien... Es lo mejor. Aún somos jóvenes para poder sufrir por algún amor. Seré su mejor amigo, estaré para ella... Estaré ahí para cuidarla y protegerla, como hubiera querido que me pasara a mí» —ideo con firmeza, mientras alejo suavemente la manta que me cubre.

Sé que ella es una bomba de tiempo, porque se puede ver en aquellos ojos marrones la tristeza y timidez... Se ve tan frágil. Luego de verla tan callada, y que, de un momento a otro, pase a ser una chica sexy me resulta tan raro... Oculta algo, pero ayudaré a liberarla de todos sus problemas... Eso haré.

Me visto lo más rápido que puedo, doy un beso ligero en la frente a mi novia y salgo volando de la habitación. Agarro un cigarro que está en la mesa de la sala y lo enciendo. Tal acto, me da tanta tranquilidad. Así que, me dispongo a salir cuando escucho pasos detrás de mí. La voz soñolienta de Erin hace que pise la realidad.

—Querido, ¿a dónde vas? —doy un respingo al oírla desde el marco de nuestra habitación.

Un bostezo sale de sus labios, luego de pronunciar la pregunta.

Respiro con calma y me volteo a verla. Algunos mechones cubren su rostro y una sábana esconde su cuerpo desnudo.

—Voy a comprar algo... —digo lo primero que aparece en mi mente—. Algo para el desayuno, ¡quería sorprenderte! —trato de sonar como si hubiera arruinado una sorpresa.

—Oh, ¡mierda! —Se susurra a sí misma, mientras se palmea la frente por su torpeza—. Lo siento, lo siento... Haré como si no vi nada —se adentra lo más rápido en el cuarto—. ¡Sorpréndeme, pelirrojo! —vocifera con entusiasmo.

No sé si es mi estúpida mentira o la reacción de mi dulce, lo que me hace estallar en risa. Esto es de lo más ridículo y chistoso que me ha sucedido en la vida.

—Lo haré, dulce mía —grito lo más fuerte posible, y escucho su risa sonar por nuestro departamento.

Camino hacia la puerta y antes de salir, miro hacia el alrededor.

«¿Qué diablos voy a hacer?»

Cierro los ojos, inhalo un poco de aire y me centro en aquella estupidez que debo cumplir.

Mis pasos son vagos. Más que todo, porque mi cuerpo necesita descansar. Mi determinación hace más pasable este momento, ya que me determina hasta la dirección indicada. El cigarro que aun consumo se va agotando de a pocos, como la paciencia que tengo en las mañanas. Sé que es muy temprano para poder ir a ensayar, pero sé que encontraría a alguien en nuestro pequeño escondite.

Toco varias veces con un poco de dureza, hasta que escucho la voz de nuestro guitarrista.

«¿Él no debería de estar con ella? A menos que ella esté ahí... No creo, ¿o sí?» —me digo a mí mismo.

—¿Qué mierda...? —Su expresión de enojo al verme, no es noticia nueva para mí. Luego de ver que sigo parado sin decir nada, se empieza a tranquilizar—. Axl, ¿qué paso? —se rasca la barbilla, mientras intenta calmarse—. ¿Te botó Erín?

Ríe ante su comentario, como si fuera un buen chiste para iniciar el día.

«Tranquilo, no pasa nada. Respira hondamente»

"Esto no va a funcionar. ¡Al carajo todo!"

—No, idiota —Escupo, el insulto, tan furiosamente—. Solo vine a ver como dejaste el lugar. ¡Ojalá no hayas destruido nada!

Slash suelta una carcajada al escuchar la última frase.

De verdad, piensa que todo esto es una comedia y que tengo cara de payaso.

—¡Ya sé por qué estás aquí! —su rostro cambia y se vuelve más serio. Cruza los brazos, y opta a la vez, por una postura relajada—. Si es por Kay, no está aquí... La dejé en su casa.

—¡Cómo si te fuera a creer! ¡Eres igual que yo! —Sostengo entre dientes—. ¿Cuántas groupies nos hemos follado? ¡Ya no cuento!

Ahora, soy quien se ríe en su cara.

Se ve frustrado. Gira la vista hacia la esquina y nuevamente la trae hacia mí, como si tratara de formular una pregunta que no sea tan ofensiva ni tan suave.

—Mierda, ¿no te lo puedes tomar seriamente?

—No —le resumo su pregunta en una sola palabra, tratando de fastidiarlo—. Ahora, escúpelo.

—En serio, ¡la dejé en su casa! —Me señala con su dedo—. ¡No te debería de importar! Tienes novia, recuérdalo —murmura con fastidio—. Qué ironía, ¿no?

—¿Y tú no lo tienes?

—Terminé con la odiosa de mi ex, hace una semana —Puntualiza con un dejo entre tristeza y rencor—. Todos lo saben, por eso ya no viene —Se toca parte de la nuca, y me mira directamente a los ojos—. Kayla es mi amiga, y me gusta, ¡lo admito! —lo dice sin más, y sin quitarme la vista de encima—. No te la dejaré, Axl. Yo la quiero para algo serio, no dejaré que la lastimes.

—¿Y tú no la lastimarás?

—No —sonríe triunfante—. Ella es especial, entiendes. No quiero que sea más de tú montón —recalca con suficiencia y un cinismo en la cara—. Ella es simplemente dulce y tierna.

—¿Me crees tan bastardo? —mi desprecio aumenta en esa pregunta. Él sólo guarda silencio, como si con ello diera por hecho sus palabras—. Sí que lo crees —mi ego que está en la parte más alta de mi ser se dispone a demostrar su esplendor—, pues este hijo de puta no te lo dejará tan fácilmente.

 Sí que lo crees —mi ego que está en la parte más alta de mi ser se dispone a demostrar su esplendor—, pues este hijo de puta no te lo dejará tan fácilmente

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Multimedia: Foto de Axl y Erin.

Dentro de tus ojos. |Axl Rose, Slash|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora