Epílogo.

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Y sí el rencor ha logrado dominarme, no puedo pedir perdón.

Me enamoré y lo hice justamente, como un humano, como un loco.

Te dañe, me disculpo por eso.

Pero no me arrepiento.

Todo lo que hice fue por el afán de protegerte.

Y de hacerte mía.

Una gran presión recaía sobre sus hombros. EunJae se sentía miserable por ser la única con vida. Todo por lo que había luchado y las amistades que había conseguido, se habían esfumado, en tan poco tiempo e injustamente ¿Odiaba a JungKook? No estaba segura de poder responder a esa pregunta. Al decir verdad, ese hombre le causaba mucha más intriga que dolor. Ni siquiera sabía, si sentía rencor alguno.

Se dirigió a la ventana que se encontraba en su antigua habitación, después de haber terminado sus maletas, lista para irse a casa. Le dolía ver como el colegio en el que había pasado los mejores años de su vida, se caía en pedazos. Un gran grupo de oficiales, reporteros y patrullas, arrestaban al director YoungSuk y al sacerdote SeokJin por haberlas ocultado. Después de enterarse del suicidio de NamJoon, el director comprendió que todo había terminado.

Yoongi y Jimin habían huido no con el afán de traicionarlos. Los oficiales no sabían que el par de muchachos habían regresado para ayudarlos en la batalla, por lo que el Director decidió que sería mejor su desaparición. No quería que más gente sufriera a causa de su osadía.

La nana de EunJae entró en la habitación y palmeo la espalda de su pequeña.

La decrepita anciana, posó la vista en la débil muchacha que tenía enfrente suyo.

— Mi querida niña, es hora de regresar a casa. — Declaró la abuela.

EunJae sorbió por la nariz y asintió. Su nana la había acompañado casi toda su vida. Una anciana americana a la que sus padres habían contratado cuando apenas tenía 3 años. Era como una madre para la chica. La respetaba y la quería.

— Sí nana. En un momento bajo. — Musitó. — Solamente quiero despedirme de este sitio.

La anciana asintió y se alejó de la chica llevándose consigo una maleta.

EunJae cerró la puerta y se recostó sobre su cama, al cerrar los ojos, la imagen de JungKook apareció en sus pensamientos, tan descarada. El joven sonreía y se aproximaba a ella para abrazarla.

EunJae no pudo evitar derramar una lágrima ¿Cómo era que no se había dado cuenta de lo mucho que amaba a JungKook?

Sin darse cuenta, suspiro y pronunció el nombre del muchacho en voz baja.

— Aquí estoy. — Al escuchar la voz del joven desaparecido. EunJae abrió los ojos de golpe y se reclinó sobre la cama para buscarlo por toda la habitación.

Pero no había nadie ¿A caso había sido su imaginación?

Volvió a recostarse con la vista puesta en el techo y sonrió con desgane. Tal vez nunca tendría la oportunidad de volver a ver a JungKook.

De pronto, recordó la historia que había relatado el profesor Park, en donde JungKook era un paciente y ella una enfermera. Las muchas y terribles cosas que le había hecho y de pronto entendió el increíble rencor que sentía Jeon. Extrañaba a sus amigas a cada una de ellas. Pero el anhelo que tenía al querer reencontrarse con JungKook de nuevo, era mucho mayor. Se sentía desgraciada, una traidora. Pero así era el amor, tan desconsiderado y tan extraño.

Amphitryon.  BTSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora