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  — ¡EunJae! — Haneul sacudió a la chica por tercera vez. — Tenemos que bajar a desayunar, las clases comienzan en dos horas. Vamos

EunJae miró a su alrededor, aquel sueño había sido demasiado realista, sus manos sudaban y sus labios ardían, pero lo que más la desconcertó fue sentir la gran humedad que había entre sus piernas. Se puso de pie y miró a Haneul. 

  — Creo que primero tomaré una ducha. — Dijo la chica. 

Haneul posó la vista en EunJae y se acercó a ella. 

—¿Te sientes bien? — Preguntó para después tocar su frente con la palma de su mano. 

— Sí. — Respondió EunJae, esbozando una débil sonrisa.  — Estoy bien. 

Haneul asintió y salió de la habitación. EunJae tomó sus cosas para poder ducharse y se dirigió a los baños que se encontraban en su sección. EunJae sabía que el lugar estaría vacío, pues por lo regular las chicas se dirigían al sitio después de desayunar. Comenzó a desnudarse, para después enrollar una toalla púrpura alrededor de su cuerpo. Dobló su pijama  y lo metió en una casilla en el casillero. Tomó su shampoo y su jabón para dirigirse al área de duchas. 

Una vez ahí, abrió la llave de agua caliente y se metió en la regadera en cuanto vió salir un poco de vapor. Estaba a punto de comenzar un nuevo semestre, un sin fin de emociones arremolinaban a su alrededor, de nuevo comenzaban las desveladas y el estrés. EunJae sabía que no tendría la oportunidad de enamorarse, pues al ser solamente una escuela para chicas, la única opción que tenían era ilusionarse con un profesor. Pero ella no era ese tipo de chicas, tan enamoradiza como JeHwa. O por lo menos eso creyó.

Cuando sintió las gotas de agua recorrer su cuerpo el alivio fue instantáneo, cerró los ojos y levantó el rostro. Un incómodo cosquilleo recorrió su nuca, abrió los ojos de golpe y se giró para mirar la puerta de la regadera, estaba semi abierta. EunJae cerró la llave y ladeo la cabeza, estaba segura que había cerrado la puerta correctamente, tomó la toalla y se la enredó en el cuerpo una vez más. Se sentía observada. 

Salió de la regadera, escurriendo, caminó hacia la entrada y miró el pasillo que llevaba a los vestidores, estaba sola. Asustada, corrió hasta los vestidores y a pesar de haberse resbalado a causa de la precipitación,  no se inmutó, abrió el casillero y extrajo la pijama, mierda había olvidado su uniforme. 

Salió del baño resignada, con la toalla alrededor del cuello. Se dirigió a su habitación y cerró la puerta, para enseguida dejarse caer al suelo. Se tocó el pecho y sintió su corazón acelerado ¿Qué mierda había sido eso? 

Se acercó a su cama para sacar su uniforme del baúl, sin embargo, encontró algo que la desconcertó aún más. El oraculo de la ouija se encontraba entre sus cosas, miró el objeto detenidamente y lo arrojó al suelo ¿Tal vez sus compañeras de cuarto le estarían jugando una broma? Puso los ojos en blanco y sacó unas bragas del baúl, para comenzar a ponerselas. Se colocó la camisa y la falda, para después acomodar la corbata. Subió las largas calcetas color azul y se puso los zapatos. Se miró al espejo para comenzar a peinar su cabello, humectó su piel y una vez lista salió de su habitación para bajar a desayunar. 

Sí lograba encontrarse con sus amigas  las haría pagar por el susto que le habían metido. Entró en el gran comedor y miró alrededor hasta encontrarse con HyoNeul y las demás. Se dirigió hacia la mesa y golpeó la superficie con la palma de la mano molesta. 

  — ¡Cómo pudieron hacerme eso! — Exclamó, desconcertando a las chicas. 

— ¿De qué mierda estás hablando? — Dijo Ran Tao. 

Amphitryon.  BTSWhere stories live. Discover now