He [2Won] [Monsta X]

~61 meses después de ese día~

Sus manos paseaban por todo mi cuerpo debajo de la ropa, desde el pecho hasta mi entre pierna, en un lío de jadeos producido por ambos donde ansiábamos poder respirar. Pero estábamos tan hambrientos del otro, tan necesitados del tacto de cada uno, que respirar no nos importaba.

Hoseok y yo habíamos vuelto. Eso era lo que realmente importaba.

Meses y meses apartados, actuando como dos desconocidos. Cuando nos encontrábamos gracias a nuestros amigos que nos obligaban a juntarnos en un encuentro, ahí estábamos nosotros, en un ambiente de tensión e incomodidad. Recuerdo la primera vez que nos vimos luego de nuestra primera ruptura, él sonreía, pero aquella sonrisa era forzada. Me destrozaba completamente el corazón verlo de tal manera. Sus ojos eran tristes, brillaban, pero aún así no dejaban de verse oscuros, vacíos. Si hay algo cierto, es que ni siquiera hablábamos. Y es por esa razón por la cuál Hoseok se quedaba un tiempo y se iba, con la excusa que tenía algo importante que hacer.

Bajó sus labios hacia mi cuello simulando embestidas que eran interrumpidas por las prendas que tenía encima. Solté un leve gemido desde mis labios que provocó que él parase y se incorporara para verme con una hermosa sonrisa. Sincera, tierna y brillante. Junto con sus oscuros ojos que por fin habían conseguido mostrarse vivos, transmitiendo esa aura de paz y alegría que siempre mostraba Hoseok.

—Gracias por volver a mí.—dijo en voz baja, volviendo a su tarea de besarme.

Hubiera respondido de no ser porque él mismo no me lo permitió al volver a posar sus manos y labios sobre mi piel. No era el único que estaba agradecido, ambos lo estábamos. Hoseok y yo teníamos un sentimiento mutuo que no debería apagarse nunca. Ya habíamos pasado por un momento feo una vez, no queríamos que volviera a pasar. Por suerte, nos hemos vuelto más unidos que antes. Porque lo que no nos mató, nos hizo más fuerte. No lo digo en el sentido literal, ya sabe. Más bien, porque nos hemos vuelto mucho mas inseparables que antes. No solamente nosotros, nuestros amigos también.

Eso, desde luego, era muy bueno. Las tardes de risa por fin habían vuelto, sin un Minhyuk y un Kihyun peleando y gritándose cosas mientras Hyunwoo hacía lo posible para calmarlos, cuando lo que hacía, en algunos casos, era echarle más leña al fuego. Siete amigos sentado en tres sofás diferentes de un pequeño departamento como lo era el de Hoseok, con cajas de pizza abiertas donde solo habían sobrevivido unas muy pocas porciones, y un vídeo juego que nos turnábamos para poder jugarlo. Jooheon soltaba maldiciones porque no podía ganarle a Minhyuk, quien reía victorioso por su puntaje y las quejas del menor.

— ¡Haz hecho trampa!—exclamó Jooheon poniéndose de pie para excusar la razón por la que había perdido. Todos estallamos de risa.

—Honey, eres lindo cuando te enojas.—comentó el menor de nosotros, Changkyun, limpiándose con un dedo índice una lágrima que salía de sus ojos, riendo. 

Era muy gracioso verlo a Jooheon enojado por no haber ganado. Siempre buscaba tontas explicaciones por las cuales perdió, como que se distrajo o el botón del mando andaba mal. Nunca le gustaba perder, pero a la vez todo aquello lo decía simplemente para divertirnos a nosotros.

El Lee menor se sentó al lado de su novio bufando, pasando su brazo alrededor de los hombros del menor, quien apoyó su cabeza en su pecho. Min pidió por alguien más para que jugara con él, pero todos ya estábamos cansados de andar tocando botones. Entonces, algo desilusionado, se puso de pie y apagó el televisor para tomar su celular.

—Parece que alguien está enamorado.—comentó Kihyun con una móvil. Levantó la mirada hacia el más bajo, borrando un poco su sonrisa y negó, antes de guardar el aparato en el bolsillo de su pantalón.

—Sólo estaba hablando con Jaebum.—explicó. Estaba enamorado, sí, pero no de otra persona que no fuera Yoo Kihyun. Todavía tenía sentimientos por él, y no se le puede culpar de eso, claro. El más bajo era una persona bastante cálida, cariñosa, linda y tierna. Normal que no pudiera superarlo.