He [2Won] [Monsta X]

~2 años después de ese día~

Nuevamente en mi habitación a oscuras. Esa noche llovía a mares y el olor a tierra mojada inundaba mi habitación. El aire caliente de verano entraba por mi ventana y me sentía muy a gusto, aunque solo. Casi un mes sin volverlo a ver acostado en mi cama mientras yo me recostaba en su pecho y hablábamos sobre nosotros, con besos y caricias de por medio. Me había costumbrado tanto a su calor y a su cariño, que cuando no estaba a su lado me sentía vacío, pero luego llegaba él con su bella sonrisa en el rostro a quitarme esa soledad que sentía. Aunque esa noche, en la que se cumplían dos años, no pasó así. Lo necesitaba de vuelta, conmigo entre sus grandes y fuertes brazos, necesitaba sus besos, y obviamente necesitaba esas hermosas palabras salir de sus labios.

Con los brazos apoyados en el marco de la ventana y la mitad de mi cara escondida entre ellos, miraba las gotas desaparecer en la tierra o en los charcos que la misma lluvia había creado. El aire caliente pronto comenzó a volverse frío y no me quedó otra más que cerrar la ventana e irme a dormir. Los vidrios se empañaron y con mi dedo comencé a dibujar y escribir cosas sin sentido alguno, frases y dibujos sueltos, dispersados por el vidrio de la ventana. No era muy tarde, eran cerca de las doce de la noche, y a pesar de que llevaba un tiempo sin verlo a Él, seguía esperándolo y esperándolo hasta altas horas de la madrugada. Llegué a quedarme hasta el amanecer.

Me metí bajo las mantas de la cama, no importaba qué tanto calor hacía, siempre debía dormir con al menos una sábana cubriendo mi cuerpo. Le di la espalda a la ventana y fui cerrando los ojos poco a poco. Cada noche me iba acostando cada vez más temprano, era como si creía que no volvería a pisar mi habitación. ¿Había un motivo? Bueno, ahora podíamos besarnos libremente delante de nuestros amigos. Aunque llevamos un tiempo siendo solamente seis personas, no hemos vuelto a saber de Changkyun desde la pelea en la salida de la escuela. Le preguntamos a Jooheon lo que había ocurrido, pero se negaba a hablar metiendo la excusa de que era asunto de ellos, no de todos. Tampoco vino hacia mí a hablarme. Y que Changkyun dejó de ir a los últimos días de clases, y comenzó a ausentarse en nuestras salidas a pesar de invitarlo, no nos daba buena sensación. Dejaba más que claro que las cosas salieron totalmente mal. Y Jooheon ya no estaba mucho tiempo con nosotros, se la pasaba solo o encerrado en su habitación jugando vídeo juegos.

No estoy seguro de cuánto tiempo dormí, pero cuando me desperté seguía siendo de noche. Dejó de llover y golpes desesperados con la palma de la mano abierta se escuchaban en la ventana. Perdido por el sueño, miré hacia allí y pude verlo desesperado, con el miedo y la preocupación en sus ojos. Me levanté de la cama y le abrí, las palmas de sus manos quedaron grabadas temporalmente en el vidrio de ventana. Ni bien le di el paso para que entrara, pareció que saltó la pared y entró rápidamente. Sin siquiera darme tiempo a saludarlo, me abraza. Yo era más alto que él, pero me sentía pequeño cuando me abrazaba, cuando envolvía mi delgado cuerpo con sus grandes brazos. Se separa de mí y fuerza una sonrisa llena de tranquilidad. Hoseok estaba aliviado... y estaba llorando. Sus ojos cristalinos, rojos e hinchados no dejaban de dejar caer lágrimas una tras otra, como gotas de lluvia. Acarició cada parte de mi cara con sus delgados dedos y fue bajando hasta llegar a mi cuello, donde me atrajo hacia él y me besó desesperadamente y yo hacía lo posible para seguirle el paso. Fuimos caminando hacia atrás hasta que nos topamos con mi cama, donde caímos, conmigo abajo y Hoseok depositando varios besos largos en mis labios mientras sus lágrimas mojaban mi rostro. También sollozaba y sonreía, no entendía lo que estaba pasando, aunque me di cuenta de que Hoseok era alguien sensible y frágil, que quizás ocultaba toda su mierda en esa brillante y hermosa sonrisa. Cuando estaba por volver a besarme, apoyé mis manos en sus hombros para alejarlo de mí. Abrió los ojos lentamente y al ver mi rostro de preocupación por verlo llorar, salió de arriba mío y se puso a mi lado, dándome la oportunidad de incorporarme.

—¿Pasó algo?—musité comprensivo.

—Creí que te había perdido.—respondió mirando mis labios que los sentía algo hinchados gracias a que cuando me besó, había veces en las que succionaba mis labios.