~31 meses después de ese día~

1.8K 231 126
                                    

Lo estaba ayudando a bajar las cajas del camión junto con mis padres. Se mudaba a un departamento ubicado en el centro de la ciudad, en un sexto piso. Subir las cajas de su ropa y los muebles que había comprado, era una tortura. Ese mismísimo día, además de que se estaba mudando, era su cumpleaños. Una vez que terminamos de bajar las cosas del transporte y subirlas hasta su apartamento, ayudamos a mi novio a acomodar un poco las cosas y facilitarle el trabajo. El sofá en la sala junto con la mesita ratona y la mesa para dos personas, la heladera y la lavadora en la cocina, la cama en la habitación... En fin, esas cosas. Yo me había quedado a dormir para seguir ayudando a Hoseok para que no se le haga tan pesado acomodarse en su nuevo hogar.

—Muchas gracias.—dijo mi novio dejando la caja vacía que antes tenía ropa junto con otras cajas vacías.

—No hay de qué, Hoseok.—le respondió mi madre con una amable sonrisa.— Si necesitas algo, estaremos para ti.

—De acuerdo.—sonrió el nombrado.— Nos vemos.

Mis padres se despidieron de nosotros luego de decirnos un par de recomendaciones que seguro terminaremos por ignorar. Cerraron la puerta, dejándonos solos y en un breve silencio de unos segundos. Él se dio la vuelta para sentarse en el sofá color marfil que había en medio de la sala frente al televisor. Me senté a su lado, apoyando mi cabeza en su hombro y él envolvió los míos con su brazo. Cruzamos miradas y deposité un beso en sus dulces labios. Él agarra los costados de mis mejillas y me besa de nuevo, pero esta vez más hambriento.

—Sigo esperando mi regalo.—susurró con la voz ronca, enseguida supe a lo que se refería. Sonreí pícaro y me senté a horcajadas sobre su regazo para atacar sus labios.

Fui moviendo mis caderas en un vaivén, frotando las erecciones que comenzaban a crecer de ambos, mientras nuestras lenguas ya peleaban por el dominio de la otra. Nos separamos por la falta de aire, mirándonos a los ojos solo un segundo antes de que Él comience a besar mi cuello. Yo jadeaba, pasando mis brazos por detrás de su cabeza para abrazarlo. Sentí las manos de mi pareja ir bajando desde mi pecho, sacándome escalofríos, hasta mi trasero, donde me levantó y nos llevó a su nueva habitación.

Me acostó en su cama ya con las sábanas puestas, posicionándose entre mis piernas, pasando sus manos por debajo de mi ropa. En ningún momento dejamos de besarnos durante el trayecto desde la sala hasta la cama, salvo para tomar un poco de aire y seguir. Hasta que me quita la camisa y se queda mirándome por un tiempo, observando cada detalle de mi cuerpo.

—Eres tan precioso.—murmuró agitado. Y es que no lo entendía, un flaco escuálido como yo, cuyos brazos parecían dos fideos, no era muy atractivo que digamos. Al contrario de Hoseok, que al quitarle su ropa, pude ver tu cuerpo bien trabajado, con los abdominales marcados y sus brazos firmes, haciendo que me sienta pequeño a comparación de su hermoso cuerpo.

Puso dos dedos al costado de mi pantalón para ir bajándolo lentamente, mientras me besaba para olvidar que en poco tiempo, tendremos nuestra primera vez, perderemos nuestra virginidad. Ya en ropa interior, con una gran erección notoria, él comienza a acariciar mi miembro sobre la tela, sacándome gemidos. Ya estaba comenzando a desesperarme, no soportaba un segundo más de manoseos. Necesitaba tenerlo sí o sí dentro de mí, gritar su nombre, temblar de placer bajo su cuerpo, sentirlo totalmente.

Por fin, me dejó desnudo, con solamente la ropa de Hoseok que nos estorbaba y nos separaba. Se pone de pie y va a buscar un bote de lubricante para ponérselo en las manos. Me mira a los ojos, desabrochándose el pantalón con su mano que no estaba embarrada de la crema para ir bajándolo y luego ponerse otra vez entre mis piernas.

—Va a dolerte un poco, pero intenta no tensarte y evita pensar en el dolor.—dijo. Y sin previo aviso, metió un dedo en mi interior. No sentí nada al principio, pero metió un segundo dedo que hizo que gima y doliera un poco. Sacando y metiendo los dígitos de mi entrada, haciendo tijeras y moviendo en círculos. Por último, entró un tercer dedo. 

Yo gemía mientras Él besaba mi cuello. No estaba tenso, ni tampoco pensaba en el dolor inexistente que sentía. Solo era el principio, solo me estaba dilatando para que cuando introduzca su pene en mí no duela tanto, pero aún así sentía que estaba en el cielo.

He [2Won] [Monsta X]Where stories live. Discover now