He [2Won] [Monsta X]

~4 años después de ese día~

Oí la puerta abriéndose junto con unos pasos que se adentraban al departamento. Yo lo esperaba ansioso en nuestra cama, con sólo una falda rosa pastel, medias blancas y una camisa del mismo color, con los primeros botones desabrochados, mostrando mis clavículas. Hace cuatro años que nos conocimos, dos que somos pareja. Y poco tiempo desde que nuestra relación cambió un poco. 

La verdad jamás entendí qué sucedió, pero Hoseok llegaba tarde a casa y siempre lo hacía cansado. Me daba solamente un beso y se iba directamente a dormir. Yo lo seguía, lo abrazaba, pero él ya no me envolvía en sus brazos, aferrándome aún más a él. Descansaba muy poco, y la universidad no era una buena excusa ya que siempre supo como manejar sus horarios teniendo el trabajo en el medio. El poco tiempo que pasábamos juntos era bastante ambigua, no sabría decir si me sentía feliz por tenerlo un tiempo junto a mí nuevamente o triste porque me di cuenta lo mucho que estábamos perdiendo en tan poco tiempo. Y quizás, puede ser que así sea como puede que no, nuestro noviazgo se estaba marchitando como una flor. 

Habré esperado cinco minutos, probablemente un poco más, antes de salir de mi cuarto para ver porqué no entraba. Eran al rededor de las ocho de la noche, horario en que él no llegaba nunca, siempre era cerca de las once o doce. Fui hasta el comedor, donde me lo encontré sentado en el sofá, escribiendo en su celular. Sus pulgares se movían con tal velocidad sobre la pantalla y estaba tan concentrado en el mensaje que escribía, que jamás se percató de que yo estaba ahí. La idea era captar su atención, por lo que sin decir nada caminé hacia él y me senté a horcajadas en sus piernas, posando mis manos en sus hombros. Hoseok me miró, sin decir una palabra, dejando su móvil a un lado.

—Te estaba esperando en el cuarto.—susurré para luego comenzar a mover mis caderas lentamente en un vaivén sobre su miembro. 

Hoseok no había respondido nada. Yo besé su cuello mientras seguía moviéndome sobre él y su erección poco a poco iba creciendo. 

—Feliz aniversario.—murmuré ronco, con mi respiración chocando sobre su piel. Tampoco respondió, solamente se tensó y tomó mis caderas con fuerza.

Creí que haríamos algo. Creí que él me pondría debajo de su cuerpo. Creí que nos dejaríamos consumir por el calor y el placer. Creí tantas cosas en ese momento que nunca sucedieron. Hoseok simplemente me tomó de ellas para obligarme a que me ponga de pie. 

Lo miré confundido.

—Me olvidé... lo siento.—musitó bajando la mirada. Ahora fui yo quién no respondió.

Está bien, no tenía problema con eso. Puede pasarle a cualquiera. Además Hoseok estaba muy ocupado y tendría la cabeza tan en cualquier lado que era normal de que podría olvidarse de una simple fecha, de nuestro aniversario. No me molestaba, ni tampoco estaba enojado con él. Dolió un poco en el momento, pero no lo suficiente como para empezar una discusión.

—Feliz aniversario, bebé.—me dijo. Su voz sonaba cansada, pero aún así se sintió algo de ternura en ella. Con una vaga sonrisa, caminó hacia mí y me besó.— De nuevo, lo siento.    

—Está bien.—negué envolviendo mis brazos al rededor de su cuello.— Son cosas que pasan.

—No, no está bien.—espetó.— Es una fecha muy importante para ambos y no hay tiempo para que te lo recompense de alguna manera...

Lo besé antes de que pudiera seguir hablando. 

—Que pases esta noche conmigo es un regalo muy grande.—dije. 

De la nada, todo volvió a ser como era antes en pocos segundos. Hoseok me besaba lenta pero lujuriosamente, pasando sus manos desde mis muslos hasta mi espalda, recorriendo cada centímetro. Terminó subiéndome en sus caderas, donde los besos se volvieron más profundos y salvajes, más desesperados y hambrientos. Luego, me acostó sobre el sofá. Hacía tanto tiempo que no teníamos algo así que ya comenzaba a extrañarlo y esa sensación de tenerlo nuevamente tocándome de una manera indebida, prohibida, me hacía sentir totalmente lleno. Aquel vacío que sentí cuando él no estaba, acabaría.