~17 meses después de ese día~

1.7K 255 76
                                    

Durante las fiestas, Él estuvo ausente en mi habitación, no apareció durante toda la semana y tampoco daba señales de vida. Luego de Año Nuevo, justo dos días después, continuó viniendo todas las noches a mi casa. Había veces en las que venía a pasar la tarde, mis padres ya lo conocían para ese momento y les cayó de maravilla. Habían dicho que era un buen chico, educado y simpático. Pero esa no era razón para dejar colarse de noche por la ventana de mi habitación ya que con mis padres debíamos seguir actuando como amigos incluso estando a solas en mi habitación, aunque de vez en cuando me besaba, como de costumbre. Después de la escuela me acompañaba a casa, pasaba un rato y luego se despedía de mí para ir a su hogar. Luego me di cuenta que aún no conocía a sus padres y moría por saber qué tipo de personas eran. Si su madre era dulce y carismática, o si su padre era un tipo serio pero amable. Tampoco había ido a su casa y no sabía si era grande o chica, si estaba cerca o lejos de la mía, o si era acogedora. Él jamás me había ofrecido a llevarme a que pueda conocer a su familia y tampoco quería preguntar para no presionarlo.

Los días iban pasando. Mi cumpleaños ya había llegado. Ya tenía dieciséis años recién cumplidos, cuando Él fue algo lejos de nuestra situación y entre besos y besos que nos dábamos sobre mi cama, conmigo sentado sobre sus piernas y Él con la espalda contra la pared, comenzó a masajear mi miembro sobre la ropa. Pero no fue más que eso: un manoseo. No me quejaba, solo gemía en voz baja entre sus labios. Me gustaba, y eso era un hecho que no podía negar. Pero luego de un tiempo, decidió parar. Tampoco me quejé, entendía que Hoseok nos veía muy chicos para hacer algo así. Rodeó mi cintura con sus brazos que había comenzado a ejercitar hace un año. Estaban firmes y bien marcados, aunque a pesar de su fuerza, siempre me trataba como si fuera una delicada mariposa que se quebraría en mil pedazos como un cristal al chocar contra el suelo.

—Eres como un diamante.—susurró rozando nuestros labios.—Tan valioso y tan frágil. Tengo miedo de que te rompas con tan solo tocarte.

Volví a besarlo.

Era totalmente débil a las cosas bonitas que me decía. Tanto, que la única respuesta que podía darle era un insignificante beso. Un beso que decía todo lo que sentía por Shin Hoseok. Y para mí no era suficiente. Quería tocarlo de una manera inapropiada. Quería sentirlo. Quería entregarme a él. Lo quería a Él, y nada más que a Él. No me bastaba con solo besarlo, necesitaba más. Sentir el cielo desde debajo de su cuerpo sudado, entregarme totalmente al chico que amo. Casi dos años de la maravillosa fecha y vivimos tiempos increíbles, tiempos que no podré olvidar nunca. El que entrara a mi vida, fue un gran impacto para mí. Me hizo sentir lo que nadie, me hizo sentir lleno, que valgo la pena. Me hizo sentir algo especial. Y con besos no podía agradecerle todo aquello. Era insuficiente.

—Te quiero.—musité. Dos palabras que para mí lo decían todo, y esperaba que Él haya entendido lo que quise decir.

Lentamente fue separando nuestros labios del otro y me miró a los ojos. Apenas a centímetros de distancia, de nuestras caras, obvio. Nuestras caderas estaban unidas y nuestros pechos solo eran unidos por nuestra ropa. Él me miró unos segundos, con una media sonrisa en sus labios que decían que me amaba, pero con sus ojos tristes, dando a entender que mis palabras dolían.

Me abrazó con fuerza, escondiendo su rostro en mi hombro. No supe cómo reaccionar a tal inesperada acción y no me quedó más remedio que corresponderle al abrazo. Temblaba un poco, a pesar de que su cuerpo estaba cálido. Sentí mi camisa humedecerse, por lo que era obvio que lloraba en silencio.

—Hyung... ¿pasa algo?—pregunté con inseguridad.

—Lo siento...—respondió con la voz quebrada. Sobé su espalda con comprensión, tratando de decirle que todo estaría bien, que no hay nada de qué preocuparse. Escuché una vaga risa de su parte y agregó con un poco más de ánimo:—Por eso digo que eres valioso para mí. Hice bien al enamorarme de ti. Pero creo que la cagaré si estamos en una relación seria.

—¿Por qué piensas eso?—cuestioné.

—Podría lastimarte.—contestó.—No solo eso, puede cagarnos la vida a ambos.

«¿Puede?»

—¿De qué hablas?

—De mi realidad, Hyungwon.—su voz volvió a quebrarse.—Si se entera que estoy contigo, mi fantasía, puede hacer de todo para alejarnos... para evitar que sea feliz. Ya hizo mucho conmigo y tengo miedo que me arrebate la felicidad de nuevo.

—Entonces renuncia a la realidad.—rompí al abrazo y lo miré a los ojos con una pequeña sonrisa para levantarle un poco el ánimo.

—¿Cómo hago eso?—preguntó.

—Un drogadicto lo hace con las drogas y un alcohólico lo hace bebiendo. ¿Tú como lo harías?

—Drogándome con tu dulce perfume y emborrachándome con tus besos.

—Entonces hazlo.—ordené. Y fue más que suficiente para volver a unirnos en un largo y apacionado beso.

Puede que no entienda las palabras con las que me cuenta su vida. Puede que tampoco sepa lo que digo. En realidad, puede ser muchas cosas que tengan que ver con que no lo entiendo a Hoseok. Las únicas veces en las que es directo conmigo, es cuando se trataba de mí, nunca de él. De todas formas, me gusta. Me gusta aquel misterio de ese dulce chico, me gusta todo de Él. Y aunque moría de curiosidad por saberlo todo, por conocer hasta su más oscuros secretos y su más mínimo defecto, me gustaba. Solo eso.

Al día siguiente acompañé a Él a la casa de Changkyun, que estaba a unas cuadras de la escuela. Fuimos caminando, tampoco estaba muy lejos de la mía e íbamos conversando tranquilos por el camino. Cuando llegamos, escuchamos gritos provenientes desde adentro y nos quedamos parados para escuchar con atención.

—¡Eres un idiota!—se escuchó la voz de... ¿Jooheon? Luego se escuchó algo romperse.—¡¿Podrías de una puta vez dejarnos a los chicos y a mí en paz?!

—Hyung... solo quiero que te vayas.—respondió Changkyun tranquilo, pero con el dolor en su voz. Se notaba que aguantaba las ganas de llorar.—Por favor.

—Ojalá que te mueras.—gruñó Jooheon.

Se escucharon unos pasos acercarse a la puerta y esta se vio abierta, mostrando a Jooheon con el enojo en sus ojos. Se quedó parado al vernos y frunció un poco el ceño.

—Llegan a decirle algo a Kihyun y los mato.—amenazó. Dicho eso, pasó por al lado de Él, quién lo agarró de la manga de su camiseta y lo empujó contra la pared, poniendo su ante brazo en su pecho.

—Si tanto te desagrada, ¿por qué no te vas tú del grupo?—escupió Hoseok. Al fin alguien que no sea Kihyun que pudo defender a Changkyun. Él estaba harto del odio de Jooheon, al igual que los demás.—Madura de una puta vez, Jooheon.

El aludido se soltó del agarre del mayor con odio, sin decir nada. Se marchó de aquel lugar y Changkyun apareció por la puerta con algo de miedo. Él y yo volteamos a verlo, tenía un corte en la mejilla derecha, por lo que puede ser que haya sido producto de aquel objeto que de oyó romperse. Forzó una sonrisa y nos saludó a los dos en voz baja.

—¿Estás solo?—le preguntó el mayor de los tres.

—Sí...—le respondió casi en un murmuro.

—¿Por qué dejas que te trate así?—pregunté dirigiéndome al menor.

—No lo sé...—volvió a murmurar.

—Changkyun, debes defenderte.

—Lo sé...

Entramos a su casa y no hicimos más que estudiar inglés. Mejor dicho, Él estudiaba inglés junto a Changkyun que le enseñaba. Yo estaba observándolos a los dos con atención, tomando nota mentalmente de la pequeña clase que el menor de los tres le daba al mayor.

Al terminar la tarde, justo cuando estaba atardeciendo, Él me acompañó de nuevo a casa. No quiso quedarse y me había dicho de que era probable de que no vendría a la noche. Más tarde, minutos después de que se vaya de mi casa, se escucha a alguien tocar la puerta de mi casa. Estaba solo, por lo que tuve que levantarme de la cama para ir a atender. Ni bien abrí la puerta, Jooheon se abalanzó hacia mí abrazándome con fuerza y soltó:

—Hyung... necesito contarte algo.



He [2Won] [Monsta X]Where stories live. Discover now