Cap 19. Lo Que Aioria Piensa de Tsume.

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En el tiempo en que Aioria conoció a Tsume se había sentido extraño, le agradaba pasar tiempo con ella, no sabía la razón, se preocupaba por Tsume y siempre la veía.

Como ahora que estaba Tsume sentada en un tronco de madera poniéndose vendas en su cuerpo y murmurando groserías a DeathMask.

— Se ve muy tierna haciendo eso — Pensó Aioria mientras sonrió.

— Ya verá ese maldito Angelo, de mí nadie se burla, ya verá cuando le ponga las manos encima, le pediré la revancha solo por que Shura nos detuvo no cuenta como victoria maldito cangrejo, haré que Aldebaran prepare jaiba de cangrejo muerto así para que sepa que no debe burlarse de mi, cuando sea caballero haré que me respetes maldito Angelo Valentino, ¿¡Capichi!? ¡Eh! — Gruñó enojada ya que tuvo otro enfrentamiento "amistoso" con el caballero de cáncer.

— ¿Que te pasa, Tsume? — Se acercó a Aioria a ella.

— ¡Es DeathMask, es irritante pero ahora le voy a partir la cara! — Tsume se terminó de colocar sus vendas y se levantó del tronco estaba por ir a la casa de cáncer pero Aioria la detuvo.

— Oye Tsume relájate un poco, no le des la oportunidad de que te haga enojar — Dijo Aioria.

— Pero me gusta pelear contra él, es divertido — Admitió Tsume con simpleza.

— ¿Que te parece si vamos a caminar? — Preguntó el rubio.

— Bueno, suena bien, vamos Aioria.

Ambos fueron a un mercado que había en Rodorio, cerca del santuario, Tsume compró dos manzanas una para ella y la otra para Aioria, mientras comían de aquella fruta fueron caminando por el lugar hasta llegar a la orilla del océano.

— Este lugar es maravilloso...— Dijo Tsume mientras admiraba el paisaje.

El océano simplemente era algo que siempre estaba en los ojos de la pelirroja, al sentir esa sensación al tener los pies en el agua, la arena de la orilla y la luz del sol reflejando en el agua junto con el movimiento de las olas.

— Aquí solía venir con mi hermano a entrenar — Dijo Aioria estando en la orilla, sentado en una roca — Parece que disfrutas mucho estar aquí.

Tsume estaba de espaldas pero cuando Aioria le habló se giró para verlo.

— Es que aquí me siento como en casa aunque creo que no debería de acostumbrarme — Salió del agua acercándose a él.

— ¿Por que lo dices, Tsume?

— Olvidas que cuando cumpla catorce debo ir a Oriente con la armadura de Tigre blanco — Dijo tomando asiento junto a Aioria.

— Oh si, tienes razón...lo olvide — Dijo un poco triste pero lo disimuló.

— Pero descuida, volveré al santuario — Le dijo notando que él desvío la mirada — No voy a olvidar el hecho de ser Aquiles y mi deber es proteger a Athena — Tsume dió un suspiro — ¿Acaso vas a extrañarme o algo asi?

Cuando Tsume preguntó aquello el caballero dorado se sobresaltó por lo dicho volviendo a mirar a la pelirroja.

— Bueno yo...— No sabía que decir, empezó a conocerla desde hace un tiempo, se ganó su confianza y amistad, era obvio que la iba a extrañar — Por supuesto que te voy a extrañar si te vas, Tsume.

— ¿Enserio? — Tsume sonrió un poco sorprendida pero estaba feliz.

— Claro que si y creo que no sería el único que te extrañe.

— Creo que solo DeathMask sería el único que quiere que me vaya — Se rió, Tsume casi siempre tenía un comentario divertido en alguna ocasión.

— Pero Mū, Aldebaran, Afrodita, Izumi y yo te vamos a extrañar, creo que Milo también te va a extrañar — Comentó Aioria.

— Jamás creí que yo le importaría a alguien — Sonrió con ternura mirando al océano desde su asiento — Eso me alegra pero ahora debo esforzarme para obtener la armadura para regresar a Japón pero como me dijo el patriarca debo buscar un nuevo destino propio.

— Bueno pero no olvides que nos tienes a nosotros ahora...y a mí — Comentó el caballero dorado.

— Gracias...Aioria — Ella de improviso se lanzó sobre él dándole un cariñoso abrazo. El león dorado se quedó pasmado por tan repentino abrazo, sintió un sentimiento nostálgico al sentir esa calidez.

Después de ese abrazo Tsume solo se mantenía sonriendo pero también pensó en lo que hizo, fue un impulso lo que la hizo cometer esa acción, apenas ciertos recuerdos de Aquiles venían a su mente vagamente pero aún así ella era feliz, era lo único que sentía en esos momentos.

(...)

Ambos habían regresado al santuario, Tsume se dirigía a la casa de Escorpión mientras Aioria la acompañaba mientras estaban llegando a la casa de leo.

— Bueno debo seguir para ir a ver al maestro Milo — Comentó la pelirroja.

— Adiós Tsume — Se despidió.

— Adiós — Tsume siguió su camino a la casa de Escorpión y Aioria se quedó en la casa de leo mientras soltó un suspiro y de pronto apareció alguien en la entrada de su templo en leo.

— Si fuera tu ni me encariñaba con esa niña demonio — Comentó el caballero de cáncer.

— ¿Solo lo dices por que es la única que no le surte efecto tus ataques? — Lo miró de reojo.

— ¡Ja! si claro, ya verás cuando acabaré con ella, su carita de "niña inocente" adornará en mi pared — Sonrió malvadamente, Aioria sabía perfectamente que DeathMask no bromeaba.

— Sabes que no lo permitiré — Se giró para verlo de frente.

— ¡No me importa, yo seré quien le quite esa sonrisa de su pequeño rostro! — Dijo con enojo y maldad.

Aioria estaba enojado, apunto de darle un golpe a DeathMask pero de pronto alguien fue más rápida que él

— ¡Furia Eléctrica! — Tsume le dió un puñetazo eléctrico en la cara a DeathMask causando asombro en Aioria quién no lo veía venir, estampando a DeathMask fuera de la casa de leo hasta la pared de la casa de Cáncer — ¡Por que no vienes y me lo dices en la cara, Angelo! — Gritó desafiante.

— ¡Ven por mí, maldita niña endemoniada! — Gritó luego de separarse del muro.

— ¡Ya les dije que dejen de Pelear! — Apareció Shura en el momento quien escuchó el impacto del golpe.

— T-tsume — La llamó Aioria tratando de tranquilizar a la pelirroja, debía admitir que le agradaba que no se dejara intimidar por alguien como DeathMask.

✰Garras Infinitas✰ {Saint Seiya} Donde viven las historias. Descúbrelo ahora