Capítulo 56

815 73 3
                                    

No digo nada, ¿Por qué? ¿Por qué ahora que todo parecía estar tan bien él tiene que hablar y echarme a perder el momento?

—Evangeline... pensé que no podría volver a contactarte, te eché tanto de menos que de alguna manera conseguí tu número, regresé a Londres, quiero verte...

—Yo no...—mi voz se quiebra, el sueño mágico se convierte en una pesadilla—Yo... yo ya no quiero verte

—¿Qué? ¿Por qué?

—Lo siento, yo ya no quiero —no puedo hablar, mi voz es cada vez menos clara—por favor, deja de llamarme...

—No puedo, te necesito... quiero verte... estoy a nada de ir a tu casa

He dejado de escuchar el latido de mi corazón, mis manos están temblorosas y mi respiración se acorta, quiero morirme... no, no, ya no

—No...

—Te buscaré así tenga que romper la puerta—el tono de su voz se ha endurecido al igual que sus palabras— lo sabes perfectamente

—De acuerdo, de acuerdo tú ganas... en el parque del centro, pero no vengas a mi casa, no te acerques

—Entonces te estaré esperando, necesito hablar contigo

Cortó la llamada, trago saliva con dificultad deseando que esto solo sea una pesadilla, que, de verdad, de verdad esto sea una mentira ¿Por qué ahora? ¿Por qué ahora que todo marcha bien? No puedo decirle a nadie, todos harán una locura y no quiero que lastime a Alexander o se meta en problemas por mi culpa, sujeto el celular, deseando aventarlo por la ventana, pero... me armo de valor y me dirijo al comedor.

—¡Evy! Justo a tiempo, mira lo que tú amiga Paola preparó —dice Chris—Oh... se ve tan delicioso, ven, siéntate a comer

Aún estoy en shock, comienzo a actuar torpe... mis piernas tiemblan y no sé qué hacer.

—Yo, ah... —digo nerviosa—Iré... iré a comprar algo a la tienda

—¿Cómo? —dice Sebastián confuso

Reí nerviosa intentando no alterar a nadie y actuar lo más normal posible.

—¡Claro! —finjo emoción—Traeré de ese pan que tanto le gusta a Ian y así podrán probarlo Alexander y Chris, genial ¿no?

—Te acompaño entonces—dice Alexander levantándose de la mesa, pero yo lo detengo

—¡No! —coloco mis manos para retenerlo. —Quiero decir, no tardo, termina de comer y yo llegaré en seguida

—¿Quieres que te lleve? —dice Andrew

—No Andrew, por favor, están en mi casa y no quiero causar molestia alguna a mis invitados, llegaré más rápido que un rayo —le sonrío, pero él parece confundido, demonios, no quiero que se dé cuenta de que algo no marcha bien así que me dirijo a la pequeña barra que está cerca de la cocina, tomo las llaves y comienzo a caminar hacia la salida manteniendo la mirada derecha, sin hacer contacto visual con nadie.

Me detengo en seco debido a la imagen de un objeto que atraviesa mi mente, me regreso de inmediato para buscar ese pequeño objeto y cuando al fin lo tengo entre mis manos, lo sujeto con un agudo dolor en el pecho. Salgo de la casa y comienzo a sentirme miserable otra vez ¿Por qué Collin? ¿Por qué toda la emoción que me provocabas se ha convertido en desdicha y miseria?

No me pondré a llorar, simplemente me armaré de valor y enfrentaré ese miedo que lleva atormentándome desde hace tanto tiempo.

Con las manos temblorosas y después de mil intentos fallidos logro meter la llave y prender el coche, respiró profundamente y salgo con cuidado, el clima es frío... cerebro, reacciona no puedes caer ni en nostalgia ni en ningún recuerdo ni nada, por favor no me traiciones. El semáforo está en rojo y estoy a nada de llegar al parque, mi corazón está acelerado, sigo temblando, pensando en qué haré una vez que tenga a Collin frente a mí.

Amor en notas musicales (#1 Saga Amor entre acordes) EDITANDODär berättelser lever. Upptäck nu