Capítulo 50

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—¡Delicia! —exclama Chris, chupándose la salsa barbecue de los dedos—Es irónico que vengamos de gala a comer aquí ¿no?

—Da igual, yo ya me moría de hambre—dice Dasha sonriendo, estirando la canasta con alitas de pollo—¿Alguien quiere más?

***

Alexander y yo compartimos un agradable momento bajo el piano hasta que Mike tuvo que venir a interrumpir el ambiente porque... tenía hambre. Me despedí de mi chico pelinegro, me dijo que pronto vendría a alcanzarme pero que antes tenía otras cosas que hacer.

Cuando salimos me di cuenta de que Mike no precisamente tenía hambre... sino que le habían quitado el apetito y esos fueron nada más y nada menos que Dasha con su elegante novio francés... antes de que llegáramos a ellos le hice burla, formé un corazón con ambas manos para luego destrozarlo. Frunció el ceño y estuvo a punto de hacerme un gesto grosero con el dedo, pero en lugar de eso se dio la vuelta y estallé en carcajadas.

¿Ya he dicho que me agrada este sujeto? ¡Ja, ja, ja!

***

—No, gracias—Mike da un sorbo a su bebida, desde que llegamos no dejo de molestarlo con gestos de burla al haber perdido a la hermosa morena de mi amiga

—¿Creen que el evento se prolongue más? Quiero decir, por eso de los ancianos y el montón de gente—interfiere Max, evitando que el bocado se escape de sus labios—Alexander me había dicho que el evento sería grande pero no pensé que demasiado

—Pero los periodistas se fueron—dice Chris indiferente

—Lo sé, pero no los ancianos ni el público que tanto lo esperaba...

—Siempre es así, el año pasado cuando estuve en Bielorrusia hubo cientos y cientos de personas—Chris lame sus labios—es peor para él si hablamos de gente rica que quiere ofrecerle contratos de negocios para promocionar sus empresas

—¿De verdad? —digo sorprendida, dando un sorbo a mi bebida—¿Y por qué tu n-

—Oh no, no, no, no, hace mucho que dejé en claro que yo no promocionaría ninguna empresa, especialmente las que no tienen muy buena reputación. A menos de que en verdad me llame mucho la atención lo haré, pero yo toco por pasión y no por darle fama a industrias extranjeras. Además, aquí no me acosan tanto como en Bielorrusia, ya sabes, Moscú es de Alexander como Bielorrusia de Chris—libera una risa traviesa—es lo que la gente dice

De pronto el celular de Chris empieza a timbrar, apenas ve la pantalla de su celular se queda impactado.

—¿Qué sucede? —pregunto

—Es... ¿Eveshka? ¿Por qué me llamaría? —deja a un lado su comida y desliza el dedo sobre la pantalla—¿Bueno?

Me siento un poco inquieta, algo dentro de mí me dice que hay algo extraño.

—Oh... sí, aquí estamos ¿vienen en camino? Ah, okay... aquí los vemos, adiós

—¿Qué pasa? —dice Dasha

—Nada, Gregori y Eveshka vienen para acá

—¿Y Alexander?

—Supongo que viene con ellos, es lógico ja, ja, ja, ¿Quieres algo más Michael?

Dirige su vista hacia su hermano quien suspira pesadamente.

—Tengo sueño, pero pide lo que quieras

—¿Por qué no vas a dormir al coche?

—Sí, buena idea. Solo pídeme un café y me iré

—Pobre, quizá tu trabajo te agobie demasiado—interrumpe Dasha con ternura—ya verás que una buena siesta te compondrá

Amor en notas musicales (#1 Saga Amor entre acordes) EDITANDOWhere stories live. Discover now