Capítulo 43

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Bien, mis padres casi se vuelven locos cuando les dije mi loca decisión y ni hablar de los demás, mi hermano hacía berrinche, pero terminaron por acceder a mi petición puesto que, milagrosamente Andrew consiguió boletos de regreso a Moscú. Estoy decidida a dejar de andar como méndiga y enfrentar las muchas cosas que dejé atrás. Ahora mismo estoy de nuevo en el escandaloso aeropuerto con maletas y cuadro en mano, mi hermano tiene una cara de tremenda frustración, pero no tan adolorido como la primera vez que me marché.

Mismas condiciones, llamar a las horas, comer en mis horas, responder mensajes, etc., etc., etc. Esta vez Andrew me trajo, hablamos la mayor parte del tiempo e hicimos nuestra típica costumbre entre ambos, jurar con el meñique que haría las cosas bien, sin huir, sin temer.

—Me llamas por cualquier cosa, eh—dice él arqueando la ceja

—Lo juro—digo sosteniendo su meñique con el mío

—Excelente... que tengas un buen viaje—me plantó un rápido beso en la mejilla y se despidió con una cálida sonrisa

Entré al avión, otra vez... aquí voy

***

—¿¡Cómo!? —exclama Chris desde el otro lado de la línea telefónica—¿Tan pronto volviste?

—Sí—digo entre risas

—Oh no... esto es malo

—¿Eh?

—Digo... pasaré por ti al aeropuerto, mi hermano si vino así que si me escapo solo un rato mis papás no se enfadarán del todo

—De acuerdo, te esperaré entonces—¿cómo que es malo? Quizá deba ser por ese extraño presentimiento que tuve en Londres

—Nos vemos entonces

Asentí y colgué la llamada. Mi celular vuelve a timbrar con el mismo número extraño de hace semanas. ¿Quién rayos es?

"Hace tanto que quiero verte"

Da miedo, de verdad que da miedo.

"Disculpa, creo que me confundes"

Es lo único que respondo y apago mi celular. Por lo ansiosa que estoy no puedo dejar de caminar en círculos, espero que el cuadro que le hice de verdad le guste, porque de no ser así, no sé qué voy a hacer.

***

—Me sorprendes—dice Chris mientras baja del asiento del copiloto de un auto negro

—Eh... —miré la silueta que se encontraba al frente del volante, un chico de cabellera oscura y ojos azules profundos, muy guapo por cierto, me sonrió amablemente

—Oh, él es mi hermano, Michael Anderson, pero puedes decirle Mike

—Gusto en conocerla, el enano me habla mucho de ti

—¿En serio?

—¡Este no es momento para hablar de mis cosas! ¡Y no me llames enano! —exclama haciendo pucheros

Su hermano estalla en carcajadas.

—Ya, suban

Chris me ayudó con mis cosas, incluyendo el cuadro que estaba cubierto con una manta y en una bolsa de plástico, apenas parecía que hubiera acertado puesto que estaba lloviendo inmensamente.

—Así que... tú eres el hermano de-

—¿El jitomatito? Sí

—¡Qué no me digas así!

—¡Ja, ja, ja! Eso te pasa por ser igual que mamá

—Aish...—se encogió de hombros mirando por fuera de la ventana

Amor en notas musicales (#1 Saga Amor entre acordes) EDITANDOWhere stories live. Discover now