Capítulo 4

1.2K 102 9
                                    

Me encuentro en el tráfico, muchas personas caminan a gran velocidad. Estoy desesperada, sé que aún queda mucho por recorrer y solo le grito al conductor.

—¡Apresúrese!

—Lo haría señorita, si el tráfico no fuera tan pesado

Siento un dolor en mi pecho, lágrimas caen una tras otra y el sentimiento de impotencia me hace querer gritar. Quedan pocas cuadras, sin pensarlo salgo del taxi, pago y salgo corriendo a toda velocidad sin importar que las gotas de lluvia arruinen mi panorama. Veo a toda la gente caminando de un lado a otro buscando su línea de vuelo, camino sin saber hacia dónde voy, pero solo llego a la conclusión de que estoy perdida, no me daré por vencida, no puede irse sin decir adiós ¿cierto?

Al fin llego a la línea de avión que tanto buscaba, las personas solo se empujan entre ellas para llegar a su destino, como puedo me libero de toda esa gente y sigo avanzando. Es ahí cuando me doy cuenta de que el avión está a punto de partir. Intento ingresar en el, pero la señorita me prohíbe la entrada.

—¡Tengo que entrar! —grito desesperada

—Lo siento, llega tarde

—¡Debo despedirme!

—Lo lamento, pero reglas son reglas

Ella solo me empuja, no quiero que termine así, no debe terminar así... ¿Por qué?

La impotencia y el dolor hacen una amarga combinación, comienzo a sollozar, me dirijo a la enorme ventana que me permite ver el avión en el que va él, Collin. Se encuentra cerca de una de las ventanillas, su rostro está tan pálido. A pesar de la distancia puedo observar que no luce igual, su rostro no brilla como siempre y sus oídos están cubiertos con audífonos. No puedo evitarlo.

—¡Collin! —grito, ahogada en lágrimas —¡No te vayas! ¡No me dejes!

Pero es un intento en vano, solo veo como el avión comienza a alejarse, nunca había experimentado tanto dolor, incluso el estómago me duele, jamás había estado peor.

—No me abandones ¡Collin! —me rindo, caigo de rodillas y lloro sin parar, sin que me importe lo que los demás digan—Te amo... Pero perdóname—digo en voz baja —De verdad, perdóname...

Resignada, con aflicción y mi mano en pecho, levanto la mirada poco a poco. Alzar los ojos hinchados y rojos tan solo para encontrarme con los suyos. Nuestras miradas se cruzan, sus ojos... sus ojos marrones están puestos en mí, llenos de tristeza, susurrando un último adiós.

Despierto con el corazón acelerado, tengo mis ojos cristalizados y siento gotas desbordándose de ellos.

—¿Qué? —acaricio mis mejillas y veo las lágrimas —Ahora lo recuerdo... —digo amargamente, afligida mientras miro la pulsera —Es por eso que me duele ver aviones... qué ironía que ahora yo esté en uno para irme muy, muy lejos

Sí, así es, llegué tarde, no pude despedirme, no estuve ahí cuando él partió y no pude besarlo por última vez, pero lo hecho, hecho está. Ese había sido el motivo suficiente para ahogarme en lágrimas por más de seis meses, ya casi se hacen dos años desde que se fue y aún duele su recuerdo, me mantuve distraída por un tiempo con los amigos, pero no negaré que de vez en cuando lo recuerdo como si nunca se hubiera ido.

¿Qué si lo pienso? Esa pregunta sigue carcomiéndome el alma. Por supuesto que lo pienso, ¿qué estará haciendo? ¿quién toma su mano?, ¿quién acaricia su cabello?, ¿quién besa sus labios o su piel?, sonrío cuando lo pienso en. El motivo, miles de recuerdos, las caricias, nuestros besos; alguna palabra al aire, alguna canción. Pasa el tiempo y sigo melancólica, es algo que no entiendo, lo único que sé es que es tiempo de ser feliz, de ser libre. Duele, es cierto, pero nací sin él y puedo vivir sin él. Algo que me define demasiado es que, cuando algo me hace daño me alejo. Tardo en irme, pero cuando lo hago no vuelvo nunca. Me esfuerzo por hacerlo hasta conseguirlo y este caso no será la excepción.

Los minutos se vuelven horas y espero con fervor llegar a Rusia. Leo para distraerme, no quiero dormir, no quiero tener otra vez pesadillas o recuerdos. En mi regazo tengo una pequeña libreta para dibujar y escribir, pero no consigo pensar claramente. Gracias Collin, me quitaste incluso la inspiración y la devoción en todo aquello que amaba antes de tu llegada. Solo trazo garabatos y rayones en la hoja de papel, después de inmensas horas de espera al fin escucho el "Bienvenidos a Moscú" o más bien, según en los monitores "Москва".

—Lejos de casa —suspiro nerviosa

El avión desciende, mi corazón casi se sale. Me dan un poco de miedo los aterrizajes, sin embargo, todo sale bien y sinceramente ya deseo comenzar con una nueva vida. Es un internado, es de danza, música, arte en general, no sé si es bueno o malo ya que, según mis profesores soy buena en ello. La realidad es que tengo dos pies izquierdos y no tengo ni idea de qué ven de talentoso en mí, pero bueno, allá ellos y sus alucinaciones.

~*~

Después de muchísimo tiempo en el aeropuerto, de organizar mis cosas y mi pasaporte, salgo y mis pulmones se llenan de la ventisca fría de Rusia. Es más hermoso de lo que pensaba, claro que los anuncios con la escritura no son del todo entendibles, pero son muy coloridos. La tipografía es ancha, redonda y de tonos cálidos, mientras que las luces dan con esplendor hacia las calles. Había muchos rostros alegres y otros serios, dicen que aquí se caracterizan por "ser personas serias" aunque quizá Alison tenga razón y no todos sean iguales.

Tomé el primer taxi que me encontré, sé hablar muy poco ruso así que solo le dije el nombre de la academia, como es de prestigio se ubicó rápidamente, no fue tan difícil. Ante todo, debo pensar que si me voy a un lugar extranjero debo aprender a manejar un poco más el idioma, aunque ya que van bastantes extranjeros supongo que la mayoría o quiero creer, hablan inglés. De cualquier forma, una de mis metas es mejorar lo poco que sé.

En todo el camino sentí inquietud, al prender nuevamente mi celular recibí demasiados mensajes preguntándome si había llegado con bien, entre ellos los de Ian y mis padres. Contesté la mayoría, al fin estaba lista para comenzar en Rusia, no para enamorarme ni mucho menos ¿Cierto?

Después de todo, sería patético correr de un desastre solo para refugiarme en otro.

Amor en notas musicales (#1 Saga Amor entre acordes) EDITANDOWhere stories live. Discover now