—¿¡Qué piensas hacerme!? ¡Apenas te conozco!

Corrí para abrir la puerta pero el par de sus brazos sujetaron mi cintura.

—Por favor—con voz temblorosa y ojos lagrimosos supliqué—No me hagas daño, te lo suplico, por favor, por favor...

—¿Qué? ¿Por qué habría de hacerte daño?

Coloco mis manos en las suyas, quisiera quitarlo o empujarlo pero no puedo, el miedo me domina ¿Por qué? ¿Por qué si ya ha pasado tanto tiempo?

—Clark... No me lastimes...

Clark, Clark, Clark, un nombre que conllevaba una acción traumática en mi vida. Hay un silencio incómodo entre nosotros, me siento avergonzada por el hecho de haber pronunciado ese nombre, el calor de mis mejillas aumenta conforme bajo la mirada.

—Yo no voy a lastimarte—dice él hundiendo su rostro en mi espalda—una rosa se cuida, no se arranca

El rubor en mis mejillas me deja completamente roja asimilándome a un jitomate.

—S-Si dices eso estando semidesnudo y mojado ¿No crees que se mal entendería la situación?

—¿Dudas?

—Y-yo... No lo sé

—No sé...—dice incómodo— No sé qué cruzó por tu mente pero verdaderamente no soy así, si sales y haces un escándalo te expulsarán

—Fuiste tú quien me trajo aquí

—Hay una razón por la que no me harían nada

—Eso suena injusto —reí en voz baja para disimular la vergüenza

Siento como sus pulgares acarician mis manos, trago saliva con dificultad intentando respirar con calma.

—¿Por qué tiemblas?

—¿C-Como? Ja... Eso...

—No voy a soltarte hasta que confíes en mí

—Estoy bien, lo juro

—Muestra una sonrisa sincera

—¿Por qué?

—Porque entonces así sabré que no me tienes miedo

—¿Cómo vas a ver mi sonrisa si yo—siento sus labios presionando mi nuca, al soplar me estremezco a causa de las cosquillas—B-basta —sopla más fuerte reteniendo mis nervios—¡Ja, ja, ja, basta! ¡Para!

En la mayoría de los casos, aquel que empieza haciéndome cosquillas es quien termina con un puñetazo en el cuerpo debido a los nervios que éstas me causan. Además de que una vez me hicieron tantas, que terminé orinándome de la risa, pero era pequeña y aun así fue bochornoso, tanto que preferiría evitar otra situación como esa.

—¡Ja, ja, ja, basta Alexander! —le doy un codazo en el estómago, el pobre pierde aire hincándose y soltando alaridos—¡Lo siento! —exclamo—¡No era mi intención! ¡De verdad lo siento!

—¿Estás bien? —me dice él evitando que me hinque

—¿Yo? Pero si eres tú quien...

—Pero tú estabas asustada, ¿estás bien?

—Yo... Ah, sí... Gracias

—Menos mal—recupera el aire poniéndose en pie—estás en el dormitorio de los chicos, se supone que las chicas no entran aquí, pero si te traje es porque Chris quería que pasara tiempo contigo y tuve que hacerle una promesa, además, porque conociéndome me quedaré dormido si nadie me dice nada. No voy a hacerte daño, así que promete que no vas a gritar ¿de acuerdo?

Amor en notas musicales (#1 Saga Amor entre acordes) EDITANDOWhere stories live. Discover now