The M.I.L.F. [Peterick/Frerard/Brallon/Jalex]

72

A pesar de que se les marca cierto final, hay cosas que jamás terminan, a pesar de que se haya perdido todo.

Después de la película fueron a tomar un helado.

—Dijo que no quería venir. No sé.

—Ah, bueno.

—Fui a la casa de la perra culiá...

—Qué mala suerte.

—Ya sé.

—¿Por qué la odias tanto?

Patrick suspiró.

—Es que... hay varias cosas.

—¿Es porque ha sido una perra? Creo que ya está superándolo.

—Es más que eso... es que... —Patrick suspiró—. La perra bastarda es perfecta... es linda, alta, delgada...

—¿Tú la encuentras linda? Yo creo que tiene cara de hombre.

Patrick se rió tapándose la boca.

—¡Alex! No me esperaba eso de ti. Es que no... o sea, sí tiene bastante Botox y se nota que se operó la nariz, pero...

—Su única gracia es que es delgada. Es demasiado delgada...

—Puta, pero... igual. La maldita es perfecta, su voz es linda y tiene culo. Me gustaría ser así...

—Estúpido, la tipa es esquelética y se mata todo el día en el gimnasio, tiene cara de hombre, tiene los ojos y el pelo color caca y a penas sonríe. Agradece lo que tienes, carne, ojos lindos y pelo rubio natural y no oxigenado.

—Eh... ¿gracias?

—A parte de que Pete te prefirió a ti. No sé de qué te quejas. Podrías estar solo, tu vida podría ser una mierda, pero no. Ya deja de mirar al lado, Patrick. El pasto no siempre es más verde del otro lado de la cerca.

—Ya, pero no lo tienes que decir así...

—Ya.

Patrick miró su celular.

—Chucha... ya me voy... Pete tiene la casa sola...

—¿Qué? ¿Me vas a dejar aquí?

—Ay, salimos otro día.

—Ya, gracias, buena. Ándate con la perra lisiada.

—No exageres.

—Chao.

Alex se fue primero porque no le gustaba estar solo en lugares así.

No podía dejar de pensar en su maldita suerte y la maldita suerte de Patrick. Donde fuera le iba mal, con los amigos, en el amor, en todo.

Cada vez que se cambiaba de instituto, esperaba tener una historia de amor o conocer amigos que le duraran para siempre, pero jamás tenía suerte.

Patrick vivió su historia de amor perfecta, tiene un amigo de toda la vida que de hecho no valoraba nada, pero que aún así iba a ser para siempre y se sabía.

No sabía si era envidia, pero Alex lo odiaba un poco por eso.

Pero tenía que aceptar que a algunos les toca más fácil que a otros.