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La puerta de la azotea de cerró de un portazo. Brendon se acercó a la baranda para mirar abajo, dándose cuenta de lo alto que estaba. O sea, que si alguien caía de ahí, era probable que se muriera.

Miró a su derecha, una silueta en una banca. Solo alcanzaba a ver el pelo y parte del hombro. Uno de sus pasos, lo hizo percatarse de que Brendon estaba ahí, así que se volteó a verlo.

—¿Qué haces aquí? —le dijo Brendon.

—Qué te interesa.

—No si. Leí lo del Instagram.

—Sí, yo igual. —Dallon volvió a su anterior posición y se cruzó de brazos.

Brendon se sentó al lado de Dallon y se pasó las manos por la cara.

—¿Tú qué haces aquí?

—Lo de siempre, odiando la vida... y más por esa publicación.

—Ajá. ¿Que ya te cansaste de quedar en ridículo?

—Fue la gota que colmó el vaso. El amor es una estupidez.

—Lo que toda persona despechada dice, pero luego se vuelve a enamorar y la vida es hermosa por 45 segundos.

—Espero que eso no sea lo que duras en la cama.

—Por eso Patrick no te quería. Eres un idiota.

—Y qué con Pete.

—Solo habla de sí mismo y lo que a él le interesa. Ahora estoy soltero y sin amigos.

—Estamos iguales.

Se quedaron en silencio bastante rato.

—¿Ya nos comemos o qué?

—No soy gay.

—Mentiroso, se nota desde el espacio.

—De verdad.

—Yo te hago gay.

—Está bien, ahora está de moda meterse con ustedes.

Se acercaron y comenzaron a comerse como si no hubiera un mañana. El beso comenzó con mucha magnitud, fue como si Dallon automáticamente tuviera una pierna nueva y los brazos de Brendon encajaran con el cuello de Dallon como si hubieran salido del mismo molde.

Todo iba de maravilla, la intensidad cada vez subía más, y entonces... un ruido los hizo alejarse como dos imanes del mismo polo. La puerta de la azotea se cerró de golpe y ambos se miraron.

—¿Fantasmas?

—Ojalá...

—Deberíamos salir de aquí.

—Sí...

—Sabes... esto fue raro, pero...

—Ahórratelo. Ya sé, pero es mejor o decirlo. ¿En tu casa o en mi casa?

—La mía. Mis padres llegan tarde.

—Bueno. Que pase lo que deba pasar.

Los dos se levantaron y fueron a direcciones contrarias.

Dallon deambuló por el pasillo hasta encontrarse con Josh.

—Dall... ¿cómo estás?

—Yo... no sé. No quiero hablar de esto.

—Bueno, solo escucha... sabes cómo es Pete...

—Sí, es un egoísta. No me voy a disculpar y no quiero que él se disculpe. Ya, no sé. Me da igual. Por cierto, no voy a ir al entrenamiento hoy. No voy a volver a jugar futbol, ni siquiera me gusta, me cansa.

The M.I.L.F.  [Peterick/Frerard/Brallon/Jalex]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora