Olvido

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- Gracias por traerme. - Le sonreí.

- Sabe que hubiera preferido que se quede en mi casa.

- Si, pero... 

- Lo sé, lo entiendo... - Besó mi mano. - Respecto a Boston...

- Andy, no lo sé... Debo pensarlo y... No sé si pueda ir y vivir sola.

- No vivirás sola, estarás conmigo.

- Un profesor universitario tendrá todo el tiempo del mundo para poder desperdiciarlo.

- Hayden.

- Sólo déjeme pensarlo, por favor.

- Eso no es problema. - Me dio un beso y me abrazó.

- Debo irme. - Sonreí.

- Está bien. 

Bajé del auto y como por arte de magia mi celular comenzó a sonar, lo ignoré, no tengo ganas de hablar, con absolutamente nadie.

Entré a casa, y el celular volvió a sonar, miré el número en la pantalla mientras cerraba la puerta.

Robert.

Contesté, casi dejando caer el teléfono.

- ¿Hola? - Un sollozo del otro lado de la línea me desconcertó del todo.

- ¿Hayden?

- ¿Robert, estás bien? - Me preocupé, está llorando.

- ¿Puedo ir a tu casa?

- Claro que si, ven, ¿Estás bien?

- Ya voy.

- Robert. - Colgó.

Tocaron la puerta minutos después, y corrí a abrirla, lo vi ahí, en el umbral de la puerta, con las lágrimas secas en su rostro y varias aún rodando por sus mejillas.

Lo abracé y se soltó a llorar, sollozando, y gimiendo.

- No puede ser... - Se quejó mientras lo ayudaba a sentarse en el sofá. - Hayden...

- ¿Qué sucedió? ¿Qué pasa?

- Ella se fue...

- ¿Quién se fue?

- Se fue... Anne se fue...

- ¿Qué? - Se fue... No sé a donde...

- ¿Estaban saliendo?

- Ella no es la que me importa...

- Robert...

- Se fue y se llevó a mi bebé... No puede hacer eso... Se llevó consigo a mi bebé.

- ¿Ibas a aceptarlo?

- Quería verla nacer, es una niña, ya nos lo habían dicho... Quería estar con ella y verla crecer...

- Robert... Yo... - Me miró con una mueca horrible en el rostro y lloró, y lloró, a más no poder.

Estuve ahí con él hasta que, llorando, se quedó dormido, y con el tiempo, por mi cansancio y mi pena yo caí en un profundo sueño junto a él.

(...)

- ¿Estás bien? - Me quedé en casa, despues de todo, estaba expulsada.

- Eso quiero creer... - Se pasó los dedos por encima de los ojos, estos estaban hinchados y rojos, me duele mucho ver así.

Es como cuando eres un niño y ves un mendigo, pero no tienes nada para ofrecerle, ni comida, ni dinero, ni agua, porque eres un niño...

- Su mamá debe saber...

- Ella intentó abortar y no me lo dijo... No confío en esa perra. Ambas son unas perras mentirosas.

- Robert.

- Sabes que es verdad, Anne no tenía porque descargarse contigo.

- Puede que sea así pero, es la madre de tu hija.

- Hija que al parecer no conoceré.

Sus ojos se llenaron de lágrimas...

- Supongo que no estaba listo para ser padre... - Se mordió el labio y golpeteó la mesa con sus dedos suavemente.

- Rob... Vas a ver que volverá.

- ¿Soy tan poca cosa? Siempre hago que... Que las personas se alejen de mi, siempre se van... ¡¿Soy tan miserable como para que todos me dejen?!

- Rob no digas eso...

- Tu también te fuiste. - Sorbió por la nariz y miró por la ventana, estaba soleado afuera, pero era un mal día para nosotros. - Pero... Creo que yo lo causé, como todo... - Torció la boca.

Esta sería la segunda vez que lo veo así en toda su vida, y la primera fue cuando eramos niños y en absoluto, le daba miedo llorar.

- Hayden... Todo está mal, la vida es una mierda.

- Claro que no, Robert, mírame. - Lo tomé por las mejillas e hice que me mirara.

- Ya no quiero vivir Hayden. Estaba esperanzado en que... Al menos mi hija estaría conmigo, y yo la amaría y ella me amaría más que a nadie en el mundo, pero ahora ya nunca la tendre entre mis brazos... - Apretó la mandíbula con tanta intensidad que creí que en algún momento iba a rompérsele.

- Vamos...

Lo tomé de la mano y lo llevé a mi habitación, entramos al baño y le dije que tomara una ducha, solo para que despejara su mente y se relajara.

- Cálmate, prepararé el desayuno, mientras tú te duchas...

Solo asintió con la cabeza, desganado, como si no le importara y solo lo hiciera por inercia.

Bajé a la cocina y comencé a preparar waffles, a Robert le gustan, en especial si son con frutas. Saqué la leche, y la puse a calentar, espero que al menos esto lo anime.

Quince minutos después él estaba en la mesa, devorando sin ganas los waffles en su plato, tenía hambre y le gustaba, claro que si, solo que no lo demostraba.

- Vamos a visitar a Alexey. - Solté una vez que estuvimos en el sofá y el reloj marcó las 14:30. - Debe de estar en el Breng's, y de paso compramos algo para comer.

- Está bien. - Se puso de pie con lentitud. - Oye, Hayden, me duele la cabeza... ¿Puedo tomar una aspirina de tu baño?

- Claro que si, ve.

Subió las escaleras como si no hubiera comido en años y estuviera débil, esto si que le golpeó fuerte.

Después de un rato bajó, más pálido de lo normal, pero me eijo que estaba bien, que solo era el dolor de cabeza.

Llegamos al Breng's después de caminar, más bien de que Robert no cayera al suelo. Estaba enfermo, eso podía notarlo, era evidente.

- No los había visto hace mucho. - Sonrió Alexey al vernos.

- Lo sé viejo. - Dijo casi en un hilo de voz Robert.

- No te vi en la escuela. - Alexey se refirió a mi.

- Falté por él. - Me excusé.

- ¿Segura? - Levantó una ceja. - No fue lo que nos dijeron.

- Hablaremos de eso luego...

- ¿De qué?

- No es nada de lo que tengas que preocuparte Robert...

- Sabes que siempre debo preocuparme por ti... Eres mi pequeña Ángel...

- Robert... - Lo miré. - ¿Estás bien?

- Estás sudando...

- Robert... - Sus ojos se cerraron y entonces se desvaneció, Alexey lo sostuvo entre sus brazos cuando este cayó.

- Mierda, está hirviendo. - Toqué su frente, estaba ardiendo en fiebre.

- Llama una ambulancia.

Señorita Inocencia [Andy Biersack y tu] (EDITANDO).Where stories live. Discover now