Juego

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- Eso no es algo de lo que yo pueda estar seguro Hayden, pero eso no es importante ahora, lo que importa aquí es que estás aquí y pude verte de nuevo, que pudimos vernos de nuevo.

Sacudí mi cabeza para volver al tema principal.

- Aún no te he perdonado.

- Lo sé. - Tomó mis manos entre las suyas con total delicadeza y las besó suavemente. - Pero voy a lograrlo pronto. - Su sonrisa iluminó tanto, que pude haber necesitado unas gafas de sol.

- Espero ver eso, hasta luego Señor Hunter. - Su sonrisa desapareció al instante de una manera cómica y reí.

- Una cosa más.

- ¿Qué? - Le miré.

- ¿Puedes darme tu número, hija?

Sonreí, se sintió extremadamente bien ser llamada así por él.

Lo miré un segundo, dudando si hacerlo o no, y entonces cedí, él anotó emocionado mi número celular, me despedí de él tal y como antes y bajé del auto, se fue, no sin antes despedirse una vez más agitando su mano de lado a lado y enviándome un beso volado.

Me había puesto increíblemente feliz.

Caminé varios pasos hasta que escuché ruidos en la parte trasera de la casa, ¿Se metió alguien? Rayos, me acerqué lentamente para asegurarme si era un ladrón y, si ese era el caso, llamar a la policía de inmediato.

Lo que vi, lejos de quitarme el susto, lo aumentó, era Andrew, quién no dejaba de arrojar piedritas sin nada de fuerza a las ventanas, supongo que esperando que alguien se asome y en ese caso supongo que esperaría que fuera yo.

- ¿Qué se supone que está haciendo aquí? - Caminé con dificultad, puesto que llevo tacones, no tan altos, pero son tacones y se hunden fácilmente entre la tierra húmeda y el pasto.

- Hayden. - En sus ojos hubo una chispa de alegría.

- No son horas para que esté en una propiedad privada.

- Pero es que yo quería saber de usted. - Su voz entrecortada, se acercó a mi tambaleándose, retrocedí al instante debido a que el olor a alcohol y a humo de cigarrillo que llevaba encima era insoportable, tampoco lo quería cerca de mi, no después de lo que le había hecho a Anne, no después de haberse metido nuevamente con Adrianna.

- Sabe que estoy aquí parada y respirando, ahora, por Dios, váyase a su casa.

- No puedo, Adrianna está allí. - Mis ojos se entrecerraron al instante que la ira me invadía y sentía ganas de castrarlo con las tijeras para cortar el césped.

- ¿Y vino para eso? - Abrí la puerta con mis llaves y él me siguió.

- Pero es que, le estoy diciendo la verdad, lo siento, enserio lo siento. - Se dejó caer en el suelo, arrodillándose frente a mi, dejando que el cigarrillo que tenía entre los labios caiga al suelo, lo miró y vio como este, se apagaba. - Rayos. - Dijo con una voz como de película, cuando alguien llegaba más allá de estar ebrio.

Y creo que realmente lo estaba.

Quise ayudarlo, quise realmente hincarme junto a él para ayudarlo a levantarse e invitarlo a pasar, pero no es el momento y no se lo merece. Vino a mi su rostro cuando el primer día se presentó como un ángel para mi, sus palabras "¿Nerviosa Señorita?", "Belleza Poética", "La amo Hayden". Esta última retumbó en mi cabeza como si él estuviera allí repitiéndola para mi una y otra vez.

- Si quiere... - Fuerza Hayden, fuerza. - Si quiere acostarse con cuanta mujer se le venga en gana, pues hágalo, pero no cuente conmigo para eso.

- Pero yo sólo la amo a usted, a usted Hayden. - Una lágrima rodó por su mejilla tan rápido, que a penas me di cuenta.

Señorita Inocencia [Andy Biersack y tu] (EDITANDO).Where stories live. Discover now