Tarde

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En un ágil movimiento giró sobre mi, la piel le quemaba y la mía también, estaba envuelta en él, presa de lo que causaba en mi. Se acomodó entre mis piernas y se acercó a mi cuello para besarme, volvió a frotarse contra mi, liberando un sonoro gemido de mi parte.

- Andrew. - Jadeé sobre sus labios. Se apoyó en sus codos sobre la cama y siguió moviéndose contra mi. Su rostro es una obra de arte. ¿Cómo es que un hombre puede lucir así de perfecto? Casi como si alguien lo hubiera esculpido. Soltaba ligeros y breves gemidos, al igual que yo.

Se incorporó levemente y colocó las manos sobre mis piernas, las acarició de arriba a abajo con devoción mientras me miraba, me quitó los zapatos y me besó la zona del tobillo. Su boca ligeramente abierta, sus labios rosados y levemente hinchados, su cabello despeinado y su respiración acelerada gracias a mi. Tenía las pupilas dilatadas y una mirada profunda que me hizo vibrar entera, me examinó y se pasó una mano por la boca, pellizcando suavemente su labio al final de la caricia. 

No lo quiero lejos, no puedo más.

Lo tomé por la fina tela de su camisa y lo acerqué a mi, él sonrió y volvió a besarme. Guio mis manos al cuello de la prenda y me ayudó a quitarle la corbata.

Escuché que las cobijas eran rasguñadas levemente. Abrí los ojos, pensaba que era Andy, pero él estaba tanto o mas desconcertado que yo, volteamos, para descubrir que Hamburguesa era quien causaba el ruido. Andy lo ayudó, subiéndolo con una mano.

- Ay, por Dios. - Dije, sorprendida ante lo que acababa de pasar.

- L-Lo siento. - Logró decir con su rostro mínimamente sonrojado, tartamudeando. Si él está así, no quiero ni imaginar que cara tengo yo. Me miró preocupado al no haber recibido respuesta.

- N-No se pre-preocupe. - Dije, arrastrando las palabras, como si tuviera que pensar letra por letra lo que iba a decir.

- ¿Se encuentra bien? ¿Su cuerpo está bien? - Salió de entre mis piernas para acomodarse a mi lado, era bastante cuidadoso y eso me encantaba. 

- S-si, ¿Hamburguesa ya comió? - Hice el intento de cambiar de tema.

Sonrió, así que funcionó.

- ¿De verdad le pondremos Hamburguesa? - Preguntó, emocionado como un niño pequeño. - ¿No preferiría un nombre más serio?

- Hamburguesa Phillip Biersack. - Su sonrisa se hizo más amplia.

- Hamburguesa Phillip Biersack. - Proclamó Andy, llevando sus manos al aire. - Algún día usted también llevará mi apellido. Será la Señora Biersack. - Me acarició la barbilla con el dedo índice.

La vergüenza me invadió y me obligó a agachar la mirada, me dediqué a acariciar a Hamburguesa, quien había caminado hasta mi regazo y acababa de acostarse. Sonreí al ver Andy acercarse para besar la cabeza del pequeño cachorro, y este reaccionaba cerrando sus pequeños ojos.

Andy se acomodó sentado a mi lado, llevó su mano a su frente, apoyando su codo en su rodilla flexionada. Pareciera un modelo a la espera de que su artista le tome una fotografía.

- ¿Qué quiere hacer? - Rompió el corto silencio que me había permitido divagar. Su suave voz me abrazó con un calor precioso y preciado, que ya conocía y que me encantaba tener.

- No lo sé. - Se puso de pie y se colocó frente al espejo, se acomodó el cabello junto a la camisa. Caminé hacia él y lo abracé por la espalda, acaricié su torso lentamente y cerré mis ojos, dejándome llevar por el aroma de su camisa, respiré hondo.

- Me gusta como se ve despeinado. - Confesé. Él colocó sus manos sobre las mías.

- Sus manos están heladas. 

Señorita Inocencia [Andy Biersack y tu] (EDITANDO).Where stories live. Discover now