Infancia

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- ¿Te encuentras bien? - Me preguntó Jack una vez que estuve de pie a su lado.

- Nada, solo... - Respiré hondo. - Que no he dormido.

- Está bien... - Me abrazó. - Deberíamos ir a desayunar.

Miró su reloj en su muñeca derecha, que marcaba las 09:15 am.

- ¿A la cafetería?

- Puedo ir a comprar algo afuera, después de todo, Amber ya despertó, al igual que Cassie. - Lo miré y sonreí.

- ¿En serio?

- Tu rostro se iluminó cazadora.

- Estoy feliz Torrance. - Me tomó por los hombros y me sacudió.

- Esto es lo que soy realmente. - Gritó y todo el mundo nos miró.

- Disculpen, pero este es un hospital, si quieren tener esas actitudes pueden retirarse. - Nos dijo una enfermera vestida con un uniforme rosa, según sé, es del departamento de pediatría.

- No, disculpe, es que...

- Estoy feliz porque mi hermana está bien y fuera de peligro.

- Me alegro. - Sonrió. - Pero este no es lugar para gritar. - Se puso seria y se fue.

- ¿Ves lo que causas? - Le dije divertida cuando él estalló en risas.

- Lo siento, pero, bueno...

- ¿Y Kyle?

- Está con Cassie en su habitación, yo me salí porque comenzaban a ponerse melosos.

Se dio la vuelta y pasó sus manos por su cintura y por su cabello.

- Oh Kyle, si mi amor. - Dijo como un jadeo mientras pareciera que alguien lo abrazaba y despeinaba, y se dio la vuelta, bajando las manos. - No podía seguir allí.

- Comprendo. - Reí. - Pues, bueno, ¿En qué piensas?

- ¿Hot Cakes, jugo y galletas?

- ¿Qué tal un cupcake? - Sonreí.

- ¿Te gustan los cupcakes? - Interrogó curioso.

- De mora azul. - Sonrió.

- Pues te traeré uno. Ya regreso. - Me dio su celular con el teclado numérico en la pantalla.

- ¿Qué?

- Tu número. - Me miró como si más obvio no pudiera ser.

- Oh. - Él rió y yo solo sonreí, tecleé suavemente para marcar mi numeto y él lo guardo.

- Ya vuelvo. - Y caminó a través de las puertas, yo, mientras, me dirigí a la habitación de Amber.

Entré y la miré, al igual que ella me miró, con los ojos entrecerrados y una ligera sonrisa en su rostro.

- Hayden. - Susurró. - Hola...

- ¿Cómo estás? - Le tomé la mano y acaricié suavemente su cabello, y su frente.

- Mejor supongo. - Se apoyó sibre sus manos para poder sentarse.

Un silencio incómodo invadió la habitación tan blanca y limpia como las perlas.

- ¿Qué me pasó?

- ¡Ah! Este... Yo... No sé... - En realidad no sé si a ella le haya pasado lo mismo que a Cassie.

- No sabes... - Suspiró aliviada y sonrió. - Está bien.

- ¿Has desayunado ya?

- Si, la enfermera de aquí me trajo un desayuno...

Señorita Inocencia [Andy Biersack y tu] (EDITANDO).Where stories live. Discover now