Mío

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Su rostro, pacífico y sin expresión alguna, cambio, y se llenó de alegría, tanto que una preciosa sonrisa se formó en su rostro.

Entró y la puerta se cerró tras él, caminó hacia mi, y yo me abalancé sobre él, dejando de sentir el suelo bajo mis pies, ya que él me estaba levantando.

- Está aquí. - Toqué su rostro, su cabello, necesitaba saber que él realmente estaba allí, y que no era un sueño.

- Le dije... - Besó mi frente. - Que volvería por usted. - Se agachó, y juntó sus labios con los míos, y los saboreé, como si nunca antes lo hubiera hecho.

- Andy. - Le rodeé el cuello con los brazos, para que no me soltara, y él hizo lo mismo con mi cintura. - Está aquí. - Le di un beso corto. - Al fin está aquí.

Sonrió al instante volvió a devorar mis labios, su aroma, su delicioso aroma, volvía a tenerlo ahí, conmigo, entre mis brazos, y no hay nada que pueda hacerme más feliz.

- Está... - Susurró entre besos. - Está preciosa. - Mordió mi labio inferior, y me estremecí, temblé en sus labios y un jadeo por parte de ambos se escuchó.

Una de sus manos ascendió por mi espalda y me tomó por la nuca, como si fuera algo tan delicado, como antes el me había llamado, una muñeca de porcelana.

- Andy... - Mi respiración estaba agitada, con tan solo un beso de ese hombre, que parecía, me había robado el aliento.

Lo atraje hacia mi, sosteniéndolo por su rostro, y volvimos a besarnos, ladeé mi cabeza y cuando apretó mi cintura, hacia él, gemí, dejando mi boca abierta, dándole a él la bienvenida, puesto que introdujo su lengua, en esta pequeña oportunidad.

Acarició mi lengua con la suya, estoy desesperada, desesperada porque lo quiero y lo necesito, aún más cerca. Quiero más de él.

Le chupé la lengua y él gimió, volvió a apretarme contra si, estaba duro, ahora, estaba duro.

- Hayden... - Susurró.

- Andrew... - Sonreí. - Usted es mío, ¿Lo entiende? - Me miró, atónito, tal vez porque dije algo que él nunca pensó oír de mis labios.

- Me tatuaré "Propiedad de Hayden Hunter" en el pecho. - Me levantó del suelo, por mis piernas, colocando cada una, al rededor de su cintura. - No quiero ser de nadie más. - Dijo mirándome a los ojos, miró mis labios y se lamió los suyos. - Usted va a a enloquecerme.

Mordió mi labio, y gemí, sentí como si cayera y de pronto, una superficie plana y fría se posicionó tras mi espalda, jadeé al contacto, pero, eso, pareció estimular a Andy, quien comenzaba a besarme, a otro nivel. Me había recostado sobre su escritorio, y él, se encontraba entre mis piernas.

Mi corazón bombeaba con fuerza dentro de mi pecho, tanto que creí que él se daría cuenta.

Se separó un momento de mi y se quitó su chaqueta, dejándome ver sus tatuajes, tatuajes que todavía para mi eran un misterio, pero, que consideraba hermosos. La arrojó a la silla del escritorio y volvió a posicionarse entre mis piernas, mordió mi cuello y lo lamió, como nunca lo había hecho antes, le dio un apretón a mis caderas y temblé, de repente sentía que el espacio entre mis piernas se humedecía, cosa que nunca me había pasado, Andy lo estaba causando.

Gruñó. 

Se acercó a mi cuello y aspiró suavemente.

- Su aroma... - Apartó el cabello de mi cuello. - Me enloquece. - Sentí su aliento en mi cuello , ascender, y entonces mordió el lóbulo de mi oreja, una parte al parecer sensible en mi, ya que intenté cerras las piernas, pero, su cuerpo entre ellas no me lo permitió.

Señorita Inocencia [Andy Biersack y tu] (EDITANDO).Where stories live. Discover now