Recuperación

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Andrew se cayó de su auto, a penas bajó, pero, lo bueno fue que nadie estuvo para verlo, pero si, mucha gente estuvo para verlo cuando él entró corriendo a la escuela, en la hora de la salida, y al ver a Hayden caminando sola, corrió hacia ella y cuando la tuvo entre sus brazos la besó.

Doscientos estudiantes, o tal vez más, presenciaron el momento completamente sorprendidos, anonadados, no todos los días se ve a un profesor correcto y ejemplar y a una estudiante que comenzaba a ser popular, de reputación y moral intachable, besarce, no pasa, no todos los días.

- Lo siento, en realidad lo siento. - Pegó su frente con la mía, y volvió a besarme, desesperado. Sus manos acariciaban suavemente mis mejillas, como si no quisiera dejar que me escapara, pero teniendo en cuenta el tratarme bien.

- ¿Qué siente?

- Siento ser un idiota. - Dijo mientras sonreía, su rostro, como su ropa y su cabello estaban húmedos, por lo que casi confundí una lágrima.

- No es un idiota.

- Claro que lo soy. - De pronto y al parecer, tomó consciencia de la situación y me tomó de la mano, y entonces salimos corriendo, porque él hizo que lo siguiera, jalándome.

Subimos a su auto y arrancó.

En los meses que llevábamos juntos no puedo creer todo lo que me atreví a hacer, fui a una fiesta, Alec, Cassie, Jack, Alexey, Kyle, Wendy y muchas otras personas aparecieron en mi vida, incluyendo a Amber, con quien tuve un giro decisivo en nuestra relación, y a la que no he podido ver,  me volví una persona con la que todo el mundo quería estar, todo gracias a Cassie, quien me había vuelto popular.

Fui capaz de estar completamente desnuda frente a él, frente al que considero el amor de mi vida, al que considero "Mis Buenos Días", al que considero el mejor poema que se pueda leer con un chocolate caliente en un día de lluvia, cosa que siempre había considerado un acto sucio y pecaminoso.

Y me encuentro ahora, en un dilema, mamá llamó ya hace rato, dijo que hoy vendría a casa, y que prepare la mesa, porque llevaría la cena.

Cena que supongo y estoy completamente segura de que estará él, ese hombre al que liberaron bajo las fáciles influencias de mamá.

Él no tiene porque saberlo, no tiene porque molestarse en intentar resolver tus problemas.

- Baje, le invitaré a comer.

Me encontré sentada con él, con un plato lleno con waffles, helado, fruta y crema batida con chocolate encima, ni siquiera sé porque dejé que él ordenara por mi.

- Es demasiado grande... No creo que pueda comerlo... - Dije mirando el plato con preocupación mientras él reía lleno de ternura, a punto de comer lo mismo que yo, pero con helado de chocolate, el mío es de mora.

- La he visto más delgada, me preocupa muchísimo.

- No es algo malo, ¿No? Cassie dice que una mujer delgada es una mujer amada.

- Claro si, si, si es un hombre básico que solo se fije en el físico, yo quiero que esté saludable.

- Y gorda. - Repliqué mientras él sonreía.

- Usted es perfecta tal y como esté. No necesita dietas.

- Yo no hago dietas.

- Bueno, ahora no comer cuenta como una dieta.

- Claro que como.

- Dígaselo a sus costillas.

Abrí mi boca tratando de parecer indignada, y llevé mi mano a mi pecho, me recordé a Alexey haciendo eso.

- ¿Qué es eso? - Me miró serio.

- ¿Qué cosa? - Volteé, me miré, me sacudí y aún no entendía de que hablaba Andrew.

- Esto. - Tomó mi mano rapidamente y miró el anillo en mi dedo. - Esto es de...

Sus alas... - Susurraron sus pensamientos, en sus oídos suavemente y Andy se estremeció, al notar que aquel hombre al que tanto temía estaba allí, en la puerta justo detrás de ellos, buscando como un león busca el momento apropiado para abalanzarse sobre una frágil y bella gacela.

Hayden.

- Hola. - Sonrió parado al frente de nuestra mesa. - No esperaba encontrarlos aquí.

Hablando del Rey de Roma... - Se dijo para si mismo.

- Nosotros... 

- ¿Puedo sentarme? - Dejó su mochila en el suelo y se sentó al lado de Hayden.

- Ya lo hiciste. - Respondió molesto.

- ¿Te pasa algo, Andrew? - Sonrió. 

- No, es sólo que, no has ordenado nada. - Se justificó.

- Entonces... - Lo miró, como con ironía, como si supiera que lo estaba fastidiando. - ¿Puedes ir y pedirme unos Hot Cakes?

- ¿Por qué no vas tu por ellos? - Debió haberlo dicho en vez de idealizarlo todo en su cabeza...

- Yo... - Miró a Hayden, y ella parecía indicarle con la mirada que no lo hiciera. - Vuelvo en seguida.

Se puso de pie y se dirigió hacia la cajera, a la que le pidió una orden de Hot Cakes, y luego se marchó.

- ¿... presente que te di? - Así que ese anillo, ese maldito anillo era realmente de él.

Recordó casi al instante el sueño que había tenido hace tan solo un par de horas, y con él vino a su cabeza un terrible recuerdo.

- Vas a terminar sin ropa un día de estos por estar regalándoselo a cuanta chica conoces. - Llevó un poco de helado a su boca.

- No entiendes el punto de eso, y es porque aún eres un niño burro. - Ambos rieron y Andy lo golpeó en el brazo.

- ¿Para qué es? ¿Podrías instruirme gran sabio Alec? - Replicó sarcásticamente y Alec sonrió.

- Si le das algo a una chica que te gusta, algo que es tuyo, pues, es como si marcaras territorio...

- Déjame ver si entendí...

- Escucho. - Se sentó como si acabara de dar en serio, una buena lección.

- Si una chica lleva algo tuyo es porque ella es tuya, ¿Cierto?

- Cierto. - Sonrió.

- Eres un imbécil y acabas de confirmarlo. - Se acomodó en su asiento mientras reía y Alec estallaba en carcajadas.

- ¿Para qué le darías algo a una chica si no es para marcar territorio?

Sacudió su cabeza con fuerza y volvió a su asiento.

- Ya te los traen.

Miró a Hayden, quien ahora estaba seria, bajo la mirada de Alec.

De pronto, ella comenzó a encogerse, literalmente, encogió los hombros y cruzó los brazos, comenzaba a ponerse nerviosa, y entonces se sonrojó, bajó la mirada y Andrew miró a Alec, que descaradamente estaba volteado con la mirada sobre ella.

- Eres muy hermosa Hayden, ¿Alguien te lo ha dicho?. - Miró a Andrew al instante, sonriendo, cínico.

Maldito idiota.

Y guiñó su estúpido ojo, ese estúpido gesto que hacía cuando sabía que había ganado, ya sea una competencia verbal o física, pero, es una verdadera perra si cree que va a ganar.

No a Andrew Biersack Señores, no con Hayden... Ella no sería un trofeo más para su colección, será la dama de blanco a la que algún día le dará un anillo... Un día que esperara, sea muy cercano, ya que los buitres se estaban acercando, demasiado rápido...

Señorita Inocencia [Andy Biersack y tu] (EDITANDO).Dove le storie prendono vita. Scoprilo ora