- Deben de dolerte los ojos. - Rompió el silencio Wendy. - Ya lloraste demasiado y el sol es muy fuerte.
- En unos minutos anochecerá. - Ella suspiró fuertemente me tocó el hombro y me ofreció sus gafas de color azul, me negué, pero, insistió, y no puedes decirle a ella, que fue quién te salvó, que no.
- Gracias. - Dije al fin y las tomé.
- No es nada. Ya casi llegamos.
Era verdad estábamos a un par de calles, y habríamos llegado, Cassie y Kyle despertaron en el asiento trasero y comenzaron a hacerle conversa a Wendy a la que parecía no disgustarle.
- Llegamos.
- Muchísimas gracias de nuevo. - Nos abrazamos y me pidió mi contacto, se lo dí, como dije, no puedo negarle nada.
- Oye nena. - Me dijo.
- ¿Nena?
- Eres menor que yo, eres una nena. - Sonreí. - Discúlpalos... - Y... mi sonrisa duró poco. - Por favor, discúlpalos a ambos, ellos, nunca antes habían peleado.
- Lo sé, se les nota, y es por eso que creo que soy tóxica para la vida de ambos.
- ¿Qué harás?
- Aún no lo sé.
- ¿Me dirás cuándo lo sepas?
- Si es que llego a saberlo, claro que si. - Rió, una risa tan fina y delicada, que parecía de una niña inocente.
- No te alejes de ellos. - Negó con la cabeza mientras sonreía. - Siempre es buena algo de inocencia y bondad.
- Pero... ¿Cómo sabes que soy buena? - Agaché la mirada.
- Porque se distinguir ese tipo de cosas, además, si fueras mala serías como Adrianna.
- ¿La conoces?
- Claro que si, esa mujer intentó atacarme cuando yo no he sido más que la amiga de Andrew. Es una prostituta desquiciada. Una vez viajé con Andrew a Brooklyn, y esa perra maldita nos fue a buscar al hotel, armo un lío y luego se fue con lo que quería, Andrew la llevó a su casa.
- Supongo que él la quiere...
- Claro que no, pero... - Se quedó callada. - Andrew es muy bueno. - Movió su cabeza de adelante hacia atrás. - Demasiado bueno y creo que a veces ingenuo. - Giró el espejo retrovisor hacia ella y se pasó un dedo por los labios. - Creo que él siente que tiene una responsabilidad con ella por, bueno... Él cree que le hizo daño... Y en un pasado realmente lo hizo, pero Adrianna es una zorra maquiavélica que quiere tener a cada hombre que conoce a sus pies.
- Sólo sé que... Ella ama a Andrew...
- Si lo amara lo dejaría en paz...
- Pero...
- No hay escusa "Si amas algo, déjalo ir...", Ella no lo ama, sólo quiere tenerlo, quiere que sea suyo... Hay una enorme diferencia en eso.
Se hizo el silencio y por fin, estacionamos en mi casa.
- Te ayudaré a bajar tu equipaje.
- No es necesario.
- Te ayudaré de todas formas... - Añadió.
- Gracias.
Me ayudó a bajar mi equipaje, luego llevaría a Cassie y a Kyle a su casa.
- Gracias.
- No es nada.
- Por cierto... Tus lentes. - Me los quité y se los extendí.
- Quédatelos, te quedan mucho mejor a ti.
- Gracias. - Volví a ponérmelos, ahora algo tímida bajo su mirada, esa, esa debía ser una mujer hecha y derecha, segura de sí misma.
- ¿Sabes? La mejor amia de Andrew, Parker, le agradaste. - Añadió antes de subirse al auto, sacando una estuche de su bolsillo.
Sacó unos lentes de sol de color negro.
- ¿Cómo lo sabes?
Se los puso como una modelo o actrices de película.
- Pues yo también solía ser su amiga. - Agachó la cabeza, y me dio una última sonrisa antes de subir al auto marchándose.
(...)
Había apagado el celular hace ya varios minutos, ya que no paraba de sonar, y ya me estaba fastidiando, me duché, me vestí y me preparé algo para comer, ya es Domingo, mañana, tendría clases así yo lo quiera o no.
La noche no fue la cosa más hermosa que se pudo haber presentado en mi vida entera, no dormí ni un minuto, de nuevo tenía ojeras, y estaba de mal humor, gran Lunes para empezar la semana.
Me arreglé como pude, realmente no tengo cabeza para nada, bajé las escaleras después de cepillarme los dientes y encontré una carta en la entrada, de mamá, absurdo, ya sé que es, solo lo tomé y seguí caminando, mientras lo guardaba en mi mochila, hasta que choqué con alguien, hasta casi caer.
- Cuidado. - Me tomó por mis brazos suavemente.
- Oh por favor. - Retrocedí y miré al cielo mientras levantaba mis brazos. - ¿En serio? - Lo miré a él. - ¿Y ahora qué quieres?
- Vine por ti, para llevarla a la escuela.
- ¿Ves esto? - Moví mis piernas sacudiendo una mientras en la otra me paraba. - Son piernas, y sirven para caminar, no necesito que me lleve.
- Va a llover.
- No me interesa.
- Hayden por favor.
- ¿Qué? ¿Qué sucede? ¿Me necesitas? ¿Me amas? ¿No puede vivir sin mi? - Solté sin siquiera pensar antes. - ¿Ahora que estúpido invento me dirás?
Su rostro parecía deformarse, pareciera que en cualquier momento caería al suelo, tal como la cera caliente de una escultura.
- Todas y cada una de esas palabras son ciertas Hayden. - Sus ojos se cristalizaron casi al instante.
Definitivamente soy una idiota, me pasé, me pasé de la raya.
- Tal vez lo sean. - Bajé mi mirada, e incluso mi voz bajó su volumen.
- Tal vez no, nada de tal vez, sabes muy bien que todo lo que te he dicho es verdad.
- ¿Y lo del club? - Saqué de repente y pude ver su rostro, como si le hubiera propinado una bofetada.
- Eso fue distinto, fue un error, y lo sé, y no volverá a pasar.
- Claro. - Me acomodé la mochila. - Por supuesto que no. - Me dispuse a caminar pero su mano me enrolló la muñeca y me detuvo. - Alec. - Susurré su nombre en forma de suplica.
- Por favor, dame una oportunidad. - Sentí algo frío en la punta de mi dedo índice.
- ¿Qué es esto? - Me dio una ligera, quebradiza y frágil sonrisa.
- Es uno de mis anillos. - Lo miré, un anillo grueso de plata con una línea única como decoración, ya se lo había visto antes, él suele acariciarlo cuando se concentra o está nervioso.
- No. - Me lo colocó. - No puedo, Alec, tómalo.
- Ya es tuyo. - Retrocedió un paso rápidamente, y escondió sus manos a su espalda.
- Si Andrew ve esto.
- No me interesa Andrew... - Me miró serio. - Me interesas tu Hayden, tú eres la razón por la cual yo haya querido quedarme aquí... Además ya no va a importar.
- ¿Por qué ya no importará?
- ¿No te lo dijo?
- Andrew rechazó oficialmente el empleo en Harvard, creí que cuando se fuera, yo podría estar contigo, porque podrías pensar en alguien que no fuera él... Pero ahora que él va a quedarse, supongo que tengo que pelear por ti...
KAMU SEDANG MEMBACA
Señorita Inocencia [Andy Biersack y tu] (EDITANDO).
Fiksi Penggemar- Hunter... Hayden Hunter... - ¿Eh? ¿Si? - ¿Podría explicarme por qué se sonrojó cuando dije su nombre? - E-es es calor.. Si, eso es. - No lo creo. Señorita Hayden, ahora mismo estamos en Otoño, todos temblamos de frío. - Me maquillé de más. - Usted...