Suceso

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- ¿Segura que estará bien? - Estacionó su auto a una cuadra de mi casa.

- Por supuesto que si. - Le sonreí. - Siempre encuentro el modo de estar bien.

- Eso espero. Si necesita algo, lo que sea, puede llamarme, lo sabe ¿Verdad? 

- Por supuesto que lo sé, Se... - Me miró, pidiendo que tenga cuidado con mis palabras. - ¿Andrew? - Sonrió enternecido, para luego depositar un suave beso en mis labios. 

- Andy. - Susurró con toda tranquilidad y volvió a mis labios para darme un beso, un beso en el que yo sentí que no había más mundo que él y que, de salir de aquella burbuja que habíamos creado, podía morir.

Bajé del auto con lentitud, estaba sonrojada y muy nerviosa. Comencé a caminar, sin poder evitarlo volteé, su mirada azul puesta sobre mi, vigilante, estaba cuidándome. Me estremecí al pensar como todo esto había empezado, e inevitablemente pensé también en como todo esto acabaría si alguien se enterara.

Llegué a casa, abrí la puerta y entré, todo está en completo silencio, así que supongo que mamá no está aquí ahora mismo. 

Caminé hasta la sala, no hay papeles, carpetas o sobres sobre la mesa de centro que indiquen que ha estado trabajando aquí, para confirmarlo fui a su habitación, también estaba vacía. Mamá definitivamente no está aquí.

Fui a mi habitación e intenté abrir la puerta. Sonreí, sigue con seguro. Ella no se molestó siquiera en ir a verme. Resignada saqué mis llaves y entré, dejé mi mochila sobre la cama, entonces sentí vibrar a mi celular en mi bolsillo. Lo saqué y leí el número que resplandecía en la pantalla, desconocido. Contesté.

- ¿Hola? - Respondí, aflojando el nudo de mi corbata.

- ¿Hayden Hunter? - Esa voz... Es demasiado familiar.

- Si, soy yo. ¿Qué desea? - Rio de pronto y colgó la llamada, miré la pantalla para confirmarlo.

Yo conozco esa voz, ¿Pero de dónde?

No le di más importancia al asunto y bajé a la cocina por algo de comer, escuché la puerta abrirse, ¿Mamá llegó? Salí de la cocina y lo vi parado en la entrada.

- ¡Heidi! - Exclamó al verme. Se me revolvió el estómago.

- Hayden. - Aclaré nuevamente, me acerqué a la puerta. - ¿Qué hace aquí? Si busca a mi mamá no está. - Dije, tajante. ¿Por qué rayos tiene las llaves de esta casa?

- Lo sé, y es precisamente por lo que vine aquí. - Lo miré, y supongo que mi expresión debió de ser divertida para él porque comenzó a reír roncamente. - Para esperarla y cenar juntos. - Sonrió de lado. 

- No está aquí, llámela y espérela en otra parte. - Hice el amago de cerrar la puerta, pero él lo impidió.

- No seas grosera, nena. - Colocó el pie ante la puerta, evitando que yo la cerrara y seguido de esto la empujó, causando que yo retroceda y me golpee contra la pared. Entró. 

- ¿No le han enseñada modales? - Lo miré todo lo mal que podía.

- Parece que a quién no se los han enseñado es a ti, porque mira, tu mamá estaría furiosa si supiera que me trataste así. - Sonrió, pero no era la clase de sonrisa que se encuentra en todos lados. La piel se me puso de gallina, las esquinas de su boca se curvaron hacia arriba y sus ojos me miraron de una forma que me paralizó. Se acercó. - Tú mamá preferiría que tú y yo nos llevemos muy... - Dio un paso hacia mi. - Muy bien. 

El ambiente se llenó de una tensión que se podía cortar con un cuchillo, yo empecé a temblar y su sonrisa se volvió más amplia.

- Vamos, Hayden. Cálmate, llevemos la fiesta en paz. Mira lo que te he traído. - Me señaló brevemente con su dedo índice.

Señorita Inocencia [Andy Biersack y tu] (EDITANDO).Opowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz