Diferente

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- No puede ser... Cuando lo vi quise gritar. - Exclamó Cassie con fuerza.

- No puedo creer que lo hice, me siento terrible.

- No deberías.

- Tengo sed. - Cambié de tema.

- Ten. - Me ofreció su copa, Wendy.

- No, gracias, yo no bebo.

- Bueno, entonces... - Frunció los labios. - Vamos a la cocina, te prepararé una limonada.

- No te preocupes, voy yo sola. - Caminé esquivando a las muchas personas en el lugar hasta que encontré la cocina.

Hay literalmente cientos de vasos plásticos de color rojo por todos lados, unos vacíos y otros esperando por ser servidos. La gente entraba y salía de la cocina, hasta que la música subió de volumen y todo el mundo comenzó a bailar eufórico.

Encontré los limones y el azúcar y preparé mi limonada, encontré un jarro de vidrio que me pareció interesante y divertido y lo usé, lo tomé y le di un sorbo, entonces caminé hacia la salida, pero la figura alta y de ojos azules de Alec se interpuso.

- Tenemos que hablar. - Dijo con una voz temblorosa, estaba ebrio.

- Alec, tu yo no podemos hablar.

- Vamos, solo quiero hablar. - Dejé mi jarro con limonada sobre el mesón. - Como amigos.

- Es que no lo entiendes Alec, nosotros no podemos hablar más, ni siquiera como amigos, porque esto está arruinando mi relación y...

Tal vez era el sabor del alcohol en sus labios, o la manera tan brusca en que comenzó a besarme, pero me sentí mareada, sentí que en cualquier momento me desvanecería y alguien tendría que sacar mi cuerpo muerto del lugar.

- ¡Alec basta!. - Lo empujé separándolo de mi, lo más fuerte que pude, pero vamos, él es hombre, y tiene mucha más musculatura que yo, obviamente no lo moví más que unos cuantos centímetros.

Me tomó con fuerza por la cintura y volvió a atraerme a su cuerpo, volvió a besarme, y esta vez me colocó contra la pared, empujó la puerta y esta se cerró, pataleé cuanto pude.

- Hayden... - Susurró y volvió a besar mis labios, me tenía completamente bajo su control.

- Por favor, basta... ¡Ayud...! - Intenté gritar pero volvió a besarme, callándome, imposibilitando mis opciones de salir con algo de dignidad e ilesa de la situación.

La puerta se abrió de golpe, y vi su melena azul, me salvó.

- Hayden, ¿Por qué tardas tan...? - Jaló a Alec por su brazo y le plantó una cachetada, de esas que miras y te duelen hasta en el alma, aunque no te la hayan dado a ti. 

Él se tambaleó y cayó al suelo mientras ella me tomaba por mi mano, sacándome del lugar, y mis lágrimas comenzaban a desbordarse.

- ¿Estás bien? ¿Te hizo algo?

- ¿Qué te pasó? - Dijo Cassie saliendo de su conversación y viniendo rápida y automáticamente hacia mi.

- Estoy bien... - Wendy miró detrás de mi.

- Andy viene hacia aquí. - Limpió mis lágrimas con la mayor rapidez y la delicadez posible. - Actúa normal, yo me encargaré de Alec.

Pasé mis dedos suavemente por debajo de mis ojos, evitando arruinar así el trabajo de maquillaje de Cassie.

- ¿Alec lo hizo? - Preguntó Cassie rapidamente.

- Si.

- Ve con él, yo me encargo de persuadir a Andy. - Me miró. - No te preocupes, ya verás que todo sale bien.

Señorita Inocencia [Andy Biersack y tu] (EDITANDO).Where stories live. Discover now