- Bien. - Wendy desapareció de la escena más rápido de lo que canta un gallo.

- Hayden, la he estado buscando para que... ¿Qué le sucedió?

- Se me metió algo en el ojo. - Respondí con la voz entrecortada.

- ¿Qué le pasó? - Miró a Cassie y la sonrisa de sus labios se borró, sus ojos se abrieron como platos, y cuando me di cuenta, estaba empujándonos a Andy y a mi para que nos besáramos.

Y... salió corriendo...

- ¿Me dirá? 

- Me caí.

- ¿Está segura?

- Si.

- Bueno. - Besó mi frente, y entonces, fui yo quien tuvo que evitar que él siga hablando del tema, lo besé, lentamente al principio, y luego él, tomándome por mi cadera me apegó a él y me besó como en las películas, cuando la pareja parece estar encerrada en una burbuja desenfrenada de amor y pasión y todo lo que pase a su alrededor pasa a ser algo secundario, sin sentido o sin importancia.

Dejé de sentir el suelo bajo mis pies, y por un momento pensé que sería por el rato que estábamos pensando, pero luego me di cuenta que Andrew me estaba cargando mientras corría.

- No, no, no, no. - Grité rapidamente. - Andy ¡No! - Grité una vez que el había saltado conmigo entre sus brazos a la piscina.

Salí cuanto antes y me desesperé, por un momento pensé que moriría ahí mismo, hasta que sentí sus brazos rodeándome, y me cargó, haciendo que yo rodee su cintura con mis piernas.

Caminó conmigo en brazos mientras acariciaba mi cabello, de nuevo estaba llorando, y él estaba preocupado, pensando de seguro que debía de ser su culpa.

- Lo siento, no quería... - Me colocó contra la pared de la piscina, con el agua dándome en el pecho.

- No fue su culpa... Es solo que... Nunca he nadado, y no sé hacerlo. - Acarició mis mejillas y me besó.

- Eso es lo de menos amor, siempre hay un día para aprender. 

- Antes... Usted dijo que me estaba buscando.

- Si, es cierto. - Acarició mi cuello con su nariz y me estremecí. - Es que, quería ver... Esto con usted... - Las luces de la ciudad comenzaban a encenderse una por una, mientras que en el cielo los tonos anaranjados de antes se tornaban morados y azules, algo completamente precioso.

- Me encanta la casa de Wendy, aquí los atardeceres son tan mágicos como tocarla, besarla o hacerle el amor...

- Oiga, no diga es... - Me quedé callada, al ver su mirada, se mordía el labio y me miraba los labios y los ojos.

- ¿Que no diga qué? - Sentí su mano en mi espalda y de pronto me sentía mucho más cerca de él, mis manos fueron a su nuca y lo acerqué a mi.

- No diga nada. - Rocé mis labios con los suyos y él se quejó.

- No me haga esto... - Agachó su cabeza. - No aquí...

- ¿Qué estoy haciendo? - Interrogué en casi un susurro.

- Sabe muy bien lo que está haciendo. - Y ahí estaba él, dejándome sentir lo que sin querer había causado bajo su traje de baño.

- ¿En serio? - Le di un casto y corto beso. 

- Usted me pone así, ya lo sabe, es involuntario... - Dijo sin parar de mordisquear su labio. - Lo mejor será que salgamos de aquí.

Miré hacia atrás y no había absolutamente nadie, todas las personas que estaban en la terraza se habían mudado hacia adentro de la casa a causa del frío, que ahora mismo yo no lograba sentir por la fricción de nuestros cuerpos.

- ¿Quiere ir adentro? - Pregunté.

- Es lo mejor.

- ¿Completamente segur... ? - Jadeé, acababa de clavarme su erección en la pelvis.

- No me tiente... Si es necesario la haré mía aquí mismo. - Susurró en mi oído mientras mordía y lamía la piel de mi cuello y mi oreja.

Se acomodó un poco y me subió, entonces sentí su erección contra mi feminidad, estaba frotándose contra mi.

- ¿Aquí? - Susurré mientras mordía su labio y sentía como se endurecía cada vez más.

- Precisamente aquí. - Llevó sus manos hacia mi cintura y comenzó a arremeter su cuerpo contra el mío. - Quiero hacerle el amor aquí.

- ¿Nosotros hacemos el amor?

- No hay nada más que pueda hacerle a usted que eso, y lo sabe.

- Eso supongo. - Miró detrás de mi y tomó mi cabello, enredando su mano entera en él, y de pronto comenzó a besarme como si fuera la primera y última vez que lo hiciera.

Abrí mis ojos instintivamente por un instante, y él miraba algo tras de mi, se dirigió a mi cuello y tuve la oportunidad de voltear, Alec estaba allí, en la puerta de la terraza mirándonos, debe enterarse de una vez por todas, no tiene ni una sola oportunidad.

- Andy... - Gemí una vez que tomó mis pechos entre sus manos con total descaro.

- Usted me provocó, es todo su culpa.

- Y me haré responsable... - Alejó un par de centímetros su rostro del mío. 

- Quiero ver que lo haga...

Señorita Inocencia [Andy Biersack y tu] (EDITANDO).Where stories live. Discover now